Legada a la fortaleza de Tlaxcala. Enfrentamiento

Texto original con ortografía de la época:

Y desta manera caminamos obra de dos leguas, y hallamos una fuerza bien fuerte hecha de cal y canto y de otro betún tan recio, que con picos de hierro era forzoso deshacerla, y hecha de tal manera, que para defensa era harto recia de tomar; y detuvímonos a mirar en ella, y preguntó Cortés a los indios de Zocotlan que a qué fin tenían aquella fuerza hecha de aquella manera; y dijeron que, como entre su señor Montezuma y los de Tlascala tenían guerras a la continua, que los tlascaltecas para defender mejor sus pueblos la habían hecho tan fuerte, porque ya aquella es su tierra; y reparamos un rato, y nos dio bien que pensar en ello y en la fortaleza. Y Cortés dijo: "Señores, sigamos nuestra bandera, que es la señal de la santa cruz, que con ella venceremos". Y todos a una le respondimos que vamos mucho en buen hora, que Dios es fuerza verdadera; y así, comenzamos a caminar con el concierto que he dicho, y no muy lejos vieron nuestros corredores del campo hasta obra de treinta indios que estaban por espías, y tenían espadas de dos manos, rodelas, lanzas y penachos, y las espadas son de pedernales, que cortan más que navajas, puestas de arte que no se pueden quebrar ni quitar las navajas, y son largas como montantes, y tenían sus divisas y penachos; y como nuestros corredores del campo los vieron, volvieron a dar mandado. Y Cortés mandó a los mismos de a caballo que corriesen tras ellos y que procurasen tomar algunos sin heridas; y luego envió otros cinco de a caballo, porque si hubiese alguna celada, para que se ayudasen; y con todo nuestro ejército dimos priesa y el paso largo, y con gran concierto, porque los amigos que teníamos nos dijeron que ciertamente traían gran copia de guerreros en celadas; y desque los treinta indios que estaban por espías vieron que los de a caballo iban hacia ellos y los llamaban con la mano, no quisieron aguardar, hasta que los alcanzaron y quisieron tomar a algunos dellos; mas defendiéronse muy bien, que con los montantes y sus lanzas hirieron los caballos; y cuando los nuestros vieron tan bravosamente pelear, y sus caballos heridos, procuraron de hacer lo que eran obligados, y mataron cinco dellos; y estando en esto, viene muy de presto y con gran furia un escuadrón de tlascaltecas, que estaba en celada, de mas de tres mil dellos, y comenzaron a flechar en todos los nuestros de a caballo, que ya estaban juntos todos, y dan una refriega; y en este instante llegamos con nuestra artillería, escopetas y ballestas, y poco a poco comenzaron a volver las espaldas, puesto que se detuvieron buen rato peleando con buen concierto; y en aquel encuentro hirieron a cuatro de los nuestros, y paréceme que desde allí a pocos días murió el uno de las heridas; y como era tarde, se fueron los tlascaltecas recogiendo, y no los seguimos; y quedaron muertos hasta diez y siete dellos, sin muchos heridos; y desde aquellas sierras pasamos adelante, y era llano y había muchas casas de labranza de maíz y magüeyales, que es de lo que hacen el vino; y dormimos cabe un arroyo, y con el unto de un indio gordo que allí matamos, que se abrió, se curaron los heridos; que aceite no lo había ; y tuvimos muy bien de cenar de unos perrillos que ellos crían, puesto que estaban todas las casas despobladas, y alzado el hato, y aunque los perrillos llevaban consigo, de noche se volvían a sus casas, y allí los apañábamos, que era harto buen mantenimiento; y estuvimos toda la noche muy a punto con escuchas y buenas rondas y corredores del campo, y los caballos ensillados y enfrenados, por temor no diesen sobre nosotros. Y quedarse ha aquí, y diré las guerras que nos dieron.

Para citar:
Díaz del Castillo, Bernal , Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ciudad de México, Editorial Patria, 1983 [1632], pp. 159-160
Lugar(es):
  • Tlaxcala
Persona(s):
  • Hernando Cortés
Actor(es):
  • indios tlaxcaltecas
  • Soldados
  • la cruz