5) Religión y conquista por Antonio Rubial García
Desde los primeros contactos con los pueblos americanos, los europeos consideraron su conquista como una guerra contra el demonio y los cultos nativos fueron denominados idolatrías y considerados como actos de veneración al Señor de la Tinieblas. A partir de esta premisa, la conquista armada, la explotación económica y la dominación política sobre los nativos se justificaron como medios para alcanzar la conversión de éstos al cristianismo y con ello su salvación eterna. Por ello, la evangelización de los naturales fue una preocupación constante de autoridades, teólogos y conquistadores, quienes promovieron el paso de los religiosos que se encargarían de realizarla.
Junto como el afán de buscar oro, la salvación de las almas estuvo presente desde un principio entre los conquistadores y, actos religiosos como bautizar a las mujeres que les entregaban como regalo, la imposición de cruces e imágenes de la Virgen sobre los altares paganos o la presencia de santos y apariciones que ayudaban en las hazañas militares son muestra de la importancia que tenía la religión para los conquistadores.
Por el lado indígena, la religión también tenía un papel fundamental en la vida cotidiana, pero a diferencia de la intransigencia religiosa que mostraban los invasores, la multiplicidad religiosa prehispánica y su visión integradora del hombre en el cosmos no exigía la creencia en dogmas y aceptaba muy diversas prácticas. En dichas tradiciones guerra y religión también estaban muy relacionadas y los sacrificios a los dioses formaban parte esencial de las prácticas militares de los pueblos mesoamericanos.