Españoles incitan a los tlaxcaltecas al cristianismo: Cortés propone a los tlaxcaltecas que se bauticen

Texto original con ortografía de la época:

[...] habiéndose congregado los cuatro señores de las cuatro cabeceras y demás principales y caciques, procuraron de tratar con Hernando Cortés, con palabras blandas y amorosas de persuasión le rogaron y suplicaron con mucho encarecimiento, diciéndole de esta manera:

"Pedírnoste por merced, valeroso capitán, único señor de los hombres blancos y barbudos, que ya que os tenemos por hermanos y por muy verdaderos amigos y aún por hijos que nos hagáis tanta merced que os declaréis con nosotros en decirnos y declararnos sin doblez ninguna, sino sencillamente y con abierto pecho y claras entrañas¿qué es lo que buscáis y lo que queréis? ¿qué es vuestro designio y principal propósito, y a qué habéis venido a nuestras tierras? porque ya nosotros aquí estamos y aquí nos tenéis en paz y a vuestra voluntad y limpia y en segura amistad, con fe y palabra inviolable de que os tenemos por amigos, con presupuesto de jamás la quebrantar nosotros, ni los nuestros, ni nuestros hijos. Decidnos agora debajo de esto vuestra voluntad y de toda la realidad de la verdad, primeramente si sois verdaderamente hijos de dios y si sois hombres mortales como nosotros, ¿o si tenéis alguna deidad, o si sois dioses y de qué partes del mundo sois venidos y adónde vais que viaje es el que habéis traído y si es cierto que habéis bajado del cielo como se ha imaginado? Desengañadnos de todo punto, porque queremos estar desengañados, seguros y satisfechos, porque sabido vuestro intento, aquí nos tenéis para todo lo que quisiéredes hacer e intentar, nos hallaréis muy prontos y aparejados para todo.

Y si habéis de pasar adelante, os daremos avío y todo lo necesario para el matalotaje; o si traéis intención de vivir entre nosotros, mirad adonde os parece buen sitio para hacer vuestro asiento y dónde estaréis mejor acomodados, porque os daremos tierras aguas y montes y os ayudaremos a hacer vuestras casas para en que podáis vivir a vuestro contento; y cuando esto no sea de todo lo que os preguntamos, decidnos si nos traéis alguna embajada de los altos soberanos dioses a cuya deidad estamos sujetos: decidnos y declaradnos la verdad, que a cualquiera cosa que se nos dijere de parte de ellos, estamos muy prestos para lo cumplir, ansí por guerras como por sacrificios y otro cualquier modo y manera que lo tienen ordenado, según fuere su voluntad, que suyos somos y sus vasallos. Por tanto, valeroso capitán, no nos tengáis ansí suspensos, declaradnos vuestra voluntad, pues la nuestra bien la sabéis y la habéis conocido, que de ilustres y nobles caballeros es declararse con los amigos, y aún con los enemigos".

A las cuales razones que Xicotencatl y Maxixcatzin hubieron hablado, respondió Cortés mediante y por lengua de Malintzin y de Jerónimo de Aguilar, diciendo a los cuatro señores de las cuatro cabeceras:

'Yo os agradezco mucho, generosos señores y amigos míos, vuestra lealtad y amigable voluntad: bien parece vuestro principado ser de mucha alteza, estima y gran valor, y pues ansí es, y queréis saber particularmente de mí y de mis compañeros quién somos, y de dónde y de qué parte venimos, justa razón pedís y es muy bien que se os diga, y estéis desengañados de las dudas en que estáis y de las cosas que ignoráis. Habéis de saber que mis compañeros y yo somos venidos de muy lejanas partes y de tierras muy remotas y apartadas de éstas; y nos llamamos cristianos, porque lo somos por ser hijos del verdadero dios, de aquel que crió el cielo y la tierra y todas las demás cosas que en el mundo hay y se ven, y somos venidos de parte del emperador don Carlos, que es muy gran señor, el cual me ha enviado a visitaros, porque sabe y entiende la necesidad en que estáis, ansí de fe como de fuerzas temporales, y para que también os demos noticia, dándnos a entender cómo no hay más de un solo dios verdadero, porque todos los demás que tenéis y adoráis por dioses son dioses falsos y de mentira llenos de vanidad, obrados y hechos por manos de otros hombres bestiales y torpes, porque al fin son dioses mudos e insensibles que no se mueven.

Y ansí su ser es que vivís y habéis estado, y atraeros y daros otra ley mejor que la vuestra, porque es la del verdadero dios, limpia y clara sin ningún género de engaño ni duda, fuera de tanta burlería de sacrificios crueles y abominables, como son los que usáis en vuestros ritos; y ansí mismo os vengo a declarar y a decir cómo después de esta vida hay otra que es eterna y sin fin, cuya claridad os será mostrada y enseñada por los ministros de dios, para que estéis enterados en las cosas de nuestra santa fe católica, que para ello el gran señor de cuya parte soy venido os enviará muy en breve tiempo. Y ansí os ruego y amonesto que tengáis por bien, sin recibir pesadumbre alguna, pues tanta amistad me tenéis, de que quiero derribar estos vuestros ídolos, a questos que tenéis y adoráis por dioses, que os tienen ciegos y engañados.

Que esta ha sido mi principal venida, y después de esto vengo a ayudaros y a dar muy cruda guerra a Motecuhzoma vuestro capital enemigo, y vengar vuestras injurias, en cuya venganza y castigo veréis que mi amistad es firme y muy verdadera, para que después de vengados de vuestros crueles adversarios y enemigos, vivir con descanso entre vosotros, sin jamás desampararos. Quería sacar de esto, genero sos señores que os persuadiésedes a querer seguir ante todas cosas, mi sacra religión, santísima ley y fe verdadera, que es la del verdadero dios Jesucristo nuestro señor, unigénito hijo de dios y salvador del mundo, y que os bautizásedes con el agua del Espíritu Santo, para que quedásedes lavados y limpios de todas vuestras culpas, mancillas y pecados, y con esto tendré por cierto que me queréis bien, y con este vínculo de amor quedará confirmada nuestra amistad para siempre jamás.

Y llamaros héis cristianos, como yo me llamo y se llaman y apellidan todos mis compañeros, que es el más alto blasón, renombre, y apellido que podemos tener, porque es derivado y tomado del santísimo nombre del hijo de dios verdadero, Jesucristo nuestro señor y redentor del género humano; y que con esto, cesasen los crueles y horrendos sacrificios y endemoniados ritos que tenéis, y que con esto diésedes de mano al demonio que os tiene ciegos y engañados, dando al través con todas estas cosas que el enemigo del género humano con sus malicias y astucias os ha incitado, que no viviésedes más en el engaño que vosotros y vuestros antepasados vivían y hasta agora habéis vivido.

Olvidad y desarraigad de vuestros corazones tan gran engaño y torpeza y error, destruyendo totalmente el nombre que tenéis de idólatras, sacrificadores y comedores de carne humana y de vuestras propias carnes y sangre; cuyos nefandos y aborrecibles pecados e infernales hechos son reprobados entre hombres de razón y de ley de naturaleza, porque un crimen tan atroz y uso tan crudelísimo y aborrecible entre todas las generaciones del mundo, pésimo y detestable y de tan horrenda abominación, jamás se ha visto, ni oído, ni hallado en todas las naciones del universo, que los fieros mímales aborrecen comerse unos a otros, siendo gobernados tan solamente por instinto natural, como más largamente os podría decir y traer otros muchos más ejemplos con urgentísimas razones, las cuales dejo de explicaros y por dar fin a mi respuesta.

Por tanto, generosos señores y amigos míos, pues me habéis pedido razón de mi venida yo os he querido satisfacer, yo os la he dado muy por extenso sin haberos ocultado cosa alguna, sino que clara y abiertamente os he descubierto mi pecho, y ansí lo podéis decir e informar a todas vuestras gentes, y a aquellos que quisieren seguir mi amistad y venirse de paz y tornarse cristianos y ser del gremio de la Santa Madre Iglesia de Roma, y recibir el verdadero bautismo, serán libres del demonio y seremos todos unos e incorporados en un gremio. Y en lo que toca a decir que si somos dioses, o si somos hombres sabed y tened por cierto que no somos dioses sino hombres humanos y mortales como vosotros, pero la ventaja que tenemos de los otros hombres sólo es en ser como somos cristianos por servir como servirnos a un sólo dios verdadero; y la diferencia que hay entre nosotros y vosotros es, que vosotros servís a las estatuas e ídolos semejanzas del demonio y nosotros servimos a dios que crió el cielo y la tierra, como os lo tengo significado desde el principio de mi plática" .

Para citar:
Muñoz Camargo, Diego , Historia de Tlaxcala, Tlaxcala, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social; Universidad Autónoma de Tlaxcala, 2013 [1998], pp. 175-178
Persona(s):
  • Jerónimo de Aguilar
  • Hernando Cortés
  • Maxixcatzin
  • Marina
  • Xicotencatl