Dioses y religiones en la conquista
Desde 1519 hasta la fecha, la llamada conquista de México ha sido asociada con la llegada del catolicismo y sus figuras sagradas a estas tierras. Para los propios expedicionarios españoles traer la que consideraban la única y verdadera religión a los paganos era la base de su derecho de dominarlos y una parte esencial de sus deberes como soldados del rey y como cristianos.
Por su parte, los mesoamericanos, acostumbrados a conocer y aceptar a las deidades de pueblos extranjeros, vieron con interés a las deidades que acompañaban a los españoles y comenzaron a relacionarse con ellas.
Los amoxtli de esta semana abordan estos primeros momentos de una de las grandes transformaciones que acompañaron a la conquista.
Martín Ríos analiza con detalle la manera en que los reyes de Castilla intentaron convertir al catolicismo a sus súbditos musulmanes recién conquistados en Granada en 1492, y luego cómo unos años después los obligaron a abandonar el Islam y a cristianizarse. Muestra así como las necesidades de gobierno, la identificación entre el catolicismo y el poder real castellano y la resistencia islámica produjeron un conflicto religioso que duraría más de 100 años, hasta la expulsión definitiva de los moriscos.
Antonio Rubial describe a los diferentes religiosos que acompañaron a los expedicionarios, empezando por el más famoso de todos, el mercedario fray Bartolomé de Olmedo. Nos muestra que estos sacerdotes venían para dar servicios religiosos a los expedicionarios, para participar en su empresa y beneficiarse de ella, pero no para convertir a los indios. Su texto nos muestra como la religión y los religiosos estaban entretejidos con cada aspecto de la vida social de los expedicionarios.
Edith Llamas y Federico Navarrete abordan la manera en que los nativos de estas tierras se relacionaron con las deidades traídas por los españoles y comenzaron a hablar con ellas y buscar su protección, desde 1519 hasta el presente. Esta capacidad de comunicación directa entre los indígenas y las deidades cristianas, sin la participación de españoles o de la Iglesia, pone en cuestión la visión que tenemos de la cristianización como una empresa dirigida y controlada por los españoles y permite imaginar una historia diferente de las relaciones entre seres humanos y dioses en los últimos 500 años.