Moctezuma recibe de paz a los españoles

Texto original con ortografía de la época:

CAPITULO XVI: ALLÍ SE DICE CÓMO MOCTECUHZOMA CON TODA PAZ Y CALMA FUE A ENCONTRAR A LOS ESPAÑOLES A XOLOCO. EN DONDE HOY DÍA A ESTA SITUADA LA CASA DE ALVARADO, O BIEN EN DONDE DICEN HUITZILLAN

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1. —Así las cosas, llegaron hasta Xoloco. Allí llegan a su término, allí está la meta.
2. —En este tiempo se adereza, se engalana Moctecuhzoma para ir a darles el encuentro. También los demás grandes príncipes, los nobles, sus magnates, sus caballeros. Ya van lodos a dar el encuentro a los que llegan.
3. —En grandes bateas han colocado flores de las finas: la flor del escudo, la del corazón; en medio se yergue la flor de buen aroma, y la amarilla fragante, la valiosa. Son guirnaldas, con travesaños para el pecho.
4. —También van portando collares de oro, collares de cuentas colgantes gruesas, collares de tejido de petatillo.
3.—Pues allí en Huitzillan les sale al encuentro Moctecuhzomatzin. Luego hace dones al capitán, al que rige la gente, y a los que vienen a guerrear. Los regala con dones, les pone flores en el cuello, les da collares de llores y sartales de flores para cruzarse el pecho, les pone en la cabeza guirnaldas de flores.
Pone en seguida delante los collares de oro, todo género de dones, de obsequios de bienvenida.
6. —Cuando él hubo terminado de dar collar a cada uno, dijo Cortés a Moctecuhzoma:
—¿Acaso eres tú? ¿El que ya tú eres? ¿Es verdad que eres tú Moctecuhzoma?
Le dijo Moctecuhzoma:
—SI, yo soy.
7. —Inmediatamente se pone en pie, se para para recibirlo, se acerca a él y se inclina, cuanto puede dobla la cabeza; así lo arenga, le dijo:
—Señor nuestro: te has fatigado, te has dado cansancio: ya a la tierra tú has llegado. Has arribado a tu ciudad: México. Allí has venido a sentarte en tu solo, en tu trono. Oh, por tiempo breve le lo reservaron, te lo conservaron, los que ya se fueron, tus sustitutos.
8. —Los señores reyes, Itcoatzin, Moctecuhzomatzin el Viejo, Axayácac, Tízoc, Ahuítzotl. Oh, que breve tiempo tan sólo guardaron para ti, dominaron la ciudad de México Bajo su espalda, bajo su abrigo estaba metido el pueblo bajo.
¿Han de ver ellos y sabrán acaso de los que dejaron, de sus pósteros?
¡Ojalá uno de ellos estuviera viendo, viera con asombro lo que yo ahora veo venir en mi!
9. —Lo que yo veo ahora: yo el residuo, el superviviente de nuestros señores.
No. no, es que yo sueno, no me levanto del sueño adormilado: no lo veo en sueños, no estoy soñando... ¡Es que ya te lie visto, es que va he puesto mis ojos en tu rostro...!
Ha cinco, ha diez días yo estaba angustiado: tenia fija la mirada en la Región
del Misterio.
Y tú has venido entre nubes, entre nieblas

10.—Como que esto era lo que nos iban dejando dicho los reyes, los que
rigieron, los que gobernaron tu ciudad:
Que habrías de instalarte en tu asiento, en tu sitial, que habrías de venir acá...
Pues ahora, se ha realizado: Ya tú llegaste, con gran fatiga, con afán viniste.
Llega a la tierra: ven y descansa; toma posesión de tus casas reales; da refrigerio a tu cuerpo.
¡Llegad a vuestra tierra, señores nuestros!
11 —Cuando hubo terminado la arenga de Moctecuhzoma: la oyó el Marques, se la tradujo Malintzin, se la dio a entender.
Y cuando hubo percibido el sentido del discurso de Moctecuhzoma, luego le dio respuesta por boca de Malintzin. Le dijo en lengua extraña; le dijo en lengua salvaje:
—Tenga confianza Motctecuhzoma, que nada tema Nosotros mucho lo amamos. Bien satisfecho está hoy nuestro corazón llevemos la cara, lo olmos. Hace ya mucho tiempo que deseábamos verlo.
Y dijo esto más:
—Ya vimos, ya llegamos a su casa en México, de este modo, pues, ya podrá oír nuestras palabras, con toda calma.
12.—Luego lo cogieron de la mano, ton lo que lo fueron acompañando.
Le dan palmadas al dorso, con que le manifiestan su cariño.
En cuanto a los españoles, lo ven, ven cosa por cosa. Apean del caballo, suben de nuevo, bajan otra vez, al ir viendo aquello.
13.—Y éstos son todos los magnates que se hallaron a su lado:
El primero. Cacamatzin, rey de Tetzcuco.
El segundo, Tetlepanquetzanltzin, rey de Tlacopan.
El tercero, Itzquauhtzin, el Tlacochcécatl, rey de Tlalilulco.
El cuarto, Topactemotzin, tesoro que era de Motctecuhzoma en TIalilulco
Éstos estuvieron allí en hilera.
14.—Y éstos son los demás príncipes de Tenochtitlan:
Atlixcaltzin, Tlacatécatl.
Tepeoatzin, Tlacochcálcatl.
Qhetzalaztatzin, Tizozihuácatl.
Totomotzin.
Hecatempatitzin.
Cuappiatzin.
15. —¡Cuando fue preso Moctecuhzoma, no más se escondieron, se ocultaron, lo dejaron en abandono ton toda perfidia...!

Para citar:
Sahagún, Bernardino de , Historia general de las cosas de la Nueva España, México, Porrúa, 1982 [], pp. -