[…] y otro día de mañana saltó a tierra el dicho capitán con mucha parte de la gente de su armada, y halló allí dos principales de los indios, a los cuales dio ciertas preseas de vestir de su persona, les habló con los intérpretes y lenguas que llevábamos, dándoles a entender como él venía a estas parte por mandado de vuestras reales altesas a les hablar y decir lo que habían de hacer que a su servicio convenía, y que para esto les rogaba que luego fuesen a su pueblo y que llamasen al dicho cacique o caciques que allí hibiesen para que les viniese a hablar; y porque viniesen seguros les dió para los caciques dos camisas, cintas de oro y dos jubones, uno de raso y otro de terciopelo, y sendas gorras y sendos pares de zadagüelles, y así se fueron con estas joyas a los dichos caciques.