Segunda embajada mexica: encuentro entre Cortés y los recaudadores de Moctezuma
Volvamos a decir de los prisioneros, que los querían sacrificar por consejo de todos los caciques, porque no se les fuese alguno dellos a dar mandado a México; y como Cortés lo entendió les mandó que no los matasen, que él los quería guardar, y puso de nuestros soldados que los velasen; e a media noche mandó llamar Cortés a los mismos nuestros soldados que los guardaban, y les dijo: "Mirad que soltéis dos dellos, los más diligentes que os parecieren, de manera que no lo sientan los indios destos pueblos"; y que se los llevasen a su aposento; y así hicieron y después que los tuvo delante les preguntó con nuestras lenguas que por qué estaban presos y de qué tierra eran, como haciendo que no los conocía; y respondieron que los caciques de Cempoal y de aquel pueblo con su favor y el nuestro los prendieron; y Cortés respondió que él no sabía nada y que le pesa dello; y les mandó dar de comer y les dijo palabras de muchos halagos, y que se fuesen luego a decir a su señor Montezuma cómo éramos todos sus grandes amigos y servidores; y porque no pasasen más mal les quitó las prisiones, y que riñó con los caciques que los tenían presos, y que todo lo que hubiesen menester para su servicio que lo hará de muy buena voluntad, y que los tres indios sus compañeros que tienen en prisiones que él los mandará soltar y guardar, y que vayan muy presto, no los tornen a prender y los maten; y los dos prisioneros respondieron que se lo tenían en merced, y que habían miedo que los tornarían a las manos, porque por fuerza habían de pasar por sus tierras; y luego mandó Cortés a seis hombres de la mar que esa noche los llevasen en un batel obra de cuatro leguas de allí, hasta sacarlos a tierra segura fuera de los términos de Cempoal.
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