Madera para los bergantines y guerreros para el rey: los chalcas frente al sitio de Tenochtitlan

“Vino, pues, el Marqués a salir a la venta que ahora dicen de Tezmeluca, por el monte, a los términos de Chalco, donde los chalcas le tornaron a recibir muy honrosamente, con presentes de muchas joyas y cargas de mantas y con plumas muy ricas y mucha comida. Y allí se confederaron con él y le prometió de gratificar y dijo que él iba a Tezcuco a hacer los bergantines; que les rogaba le ayudasen con gente para labrar la madera, porque quería que aquella obra se acabase presto. Ellos le prometieron de ayudarle con carpinteros y así lo cumplieron”. (Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, t. II, cap. LXXVII)

 

Después de que Hernán Cortés y sus ejércitos de indígenas y españoles, cruzaron por Chalco a principios de noviembre de 1519 con dirección a México (ver “Nuevos aliados de los expedicionarios: la alianza con los chalcas” https://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/1812/1798), no volvieron a tener un encuentro tan importante con los chalcas hasta 1521, cuando el conquistador se dirigía a Tezcoco para organizar la construcción de los bergantines que utilizaría en la conquista de Tenochtitlán. En este texto veremos cómo los chalcas refrendaron su alianza con los españoles, misma que les permitiría ayudarlos en el sitio de Tenochtitlan.

Cuando en 1519 los españoles pasaron por entre los volcanes, los nobles de Amequemeca, Chalco, Tlalmanalco, Acatzingo, Tenango Tepopola y Chimalhuacán se entrevistaron con Cortés. Le comunicaron, por medio de Marina, que los de Tenochtitlan los tenían sometidos y que les causaban “grandes agravios”, por lo cual requerían de su ayuda para liberarse de su dominio. La relación conflictiva entre los chalcas y los mexicas no era nueva para las huestes españolas, ya que, desde su desembarco en Veracruz, tuvieron noticias del poder que ejercían los de Tenochtitlan sobre diversos grupos indígenas de Mesoamérica. En consecuencia, Cortés aprovechó el odio que existía entre estos pueblos hacia los tenochcas para engrandecer su ejército, obtener el quinto real y, lo más importante, obtener recursos materiales y humanos para su empresa conquistadora.

En este primer encuentro, los chalcas obsequiaron a Cortés mantas, oro, mujeres y veinte hombres principales para que fueran en su compañía, diciéndole: “Malinche: recibe estos presentes que te damos y tenemos de aquí adelante por tus amigos” (Díaz del Castillo, Historia Verdadera, cap. LXXXVI). De este modo, los chalcas dieron el primer paso para aliarse con los españoles, pues el ofrecimiento de regalos —de acuerdo con la tradición mesoamericana— marcaba el inicio de relaciones cooperación mutua, aunque esto no fue entendido por los europeos.

Tras la partida de los conquistadores de las tierras chalcas, no se vuelve a mencionar más a este grupo, en las fuentes, hasta enero de 1521 cuando Cortés pasaba de Texmelucan a Tezcoco. Las huestes españolas e indígenas tomaron el camino que atravesaba el monte, bajaron a un valle para después dirigirse a Coatepec (hoy en día la elevación forma parte de la Sierra de Río Frío, en los límites del valle de México y Puebla-Tlaxcala).

En el valle, los europeos fueron recibidos por un grupo de chalcas con nuevos regalos, los cuales incluían mantas, oro, plumas y comida.  Algunos cronistas consideran que este recibimiento por parte de los de Chalco fue el momento en que se dio la alianza con los españoles, como podemos observar en la cita del inicio del texto. Esta unión se basaba en que Cortés y sus tropas ayudarían a los chalcas contra los mexicas, y a cambio de este apoyo Cortés pidió que otorgaran madera y carpinteros para acelerar la construcción de los bergantines que utilizarían durante el sitio a Tenochtitlan. Cabe señalar que, durante los años que la provincia estuvo bajo dominio de los tenochcas, prestaron este tipo de servicios y materiales a los mexicas para la construcción de sus templos, acueductos y edificios, ya que una gran parte de la región estaba cubierta de bosques de pinos.

Sin embargo, hay otros autores que consideran que el momento de la alianza se dio días después, cuando Cortés ya se encontraba establecido en Tezcoco ya que, una vez allí, tuvo noticias de que había una guarnición de mexicas en la provincia de Chalco, la cual les impedía que fueran vasallos del rey de España. Por tanto, decidió enviar a Gonzalo de Sandoval con algunos españoles y aliados indígenas para liberar a los chalcas. Tras dispersar a los mexicas —según refieren las fuentes—, los habitantes del lugar salieron a recibir a los europeos.

Cuando Sandoval regresó a Tezcoco los hizo acompañado de los nobles de Chalco y Tlalmanalco, además de otros principales, quienes llevaron más regalos y ciertas piezas de oro. En esta reunión los chalcas “se comenzaron a desculpar por no haber venido a ver, pero que supiesen que le serían leales y verdaderos amigos y que se venían a ofrecer por vasallos del Emperador” (Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, lib. V, cap. LV).

Aunque los chalcas y los españoles se habían reunido ya en dos ocasiones previas al encuentro con Gonzalo de Sandoval, podemos decir que la alianza no se había concretado probablemente por dos factores: el primero, porque los españoles no habían considerado que la reunión de 1519 fuera una forma de entablar relaciones de cooperación, ya que su concepción de alianza era diferente a la mesoamericana. El segundo, porque los chalcas no habían participado tan activamente a lado de los españoles en las empresas militares previas como otros grupos indígenas. Esto debido a que los tenochcas mantenían guarniciones en su territorio y porque, al estar la región tan cerca de Tenochtitlan, se podía sofocar rápidamente cualquier intento de resistencia. Los mexicas no renunciarían a su dominio sobre Chalco tan fácilmente en primera instancia, porque fue un territorio que les había costado trabajo someter después de casi 20 años de guerra (1446-1465). Y  por el otro, como resultado de la posición geográfica de la provincia y los recursos que disponía.

Por consiguiente, después de que la alianza hispano-chalca se reforzara dispersando a las guarniciones mexicas del territorio, entre enero y abril de 1521, los de Tenochtitlan atacaron constantemente el territorio chalca para hacerlos desistir de su pacto con los europeos. No obstante, esta estrategia fracasó, por lo que hubo una serie de batallas entre los mexicas y los chalcas, quienes contaron con el apoyo de los españoles, auxiliados por huexotzincas, quauhquecholtecas y una pequeño grupo de tlaxcaltecas, capitaneados por Gonzalo de Sandoval.

En la penúltima de estas batallas, a finales de marzo de 1521, los chalcas capturaron a cuarenta hombres mexicas, entre ellos un capitán y dos nobles, quienes fueron llevados ante presencia de Cortés, mientras este se encontraba operando y supervisando el armado de los bergantines en Tezcoco. Al llegar los prisioneros, Cortés les dio un mensaje para Cuauhtémoc, en el que pedía se rindieran y fueran vasallos del rey.

Por último, el 6 de abril de 1521, Cortés entabló la última batalla contra los mexicas en territorio chalca. Su ejército estaba formado por chalcas, tlaxcaltecas y tezcocanos. Los enemigos se encontraron guarnecidos en dos montes, desde los cuales les tiraban piedras y flechas, pero al verse sitiados se rindieron y pidieron paz. Luego de este encuentro, los españoles hicieron una expedición hacia los territorios de Guastepec y Cuernava, después regresaron al Valle de México e iniciaron el reconocimiento alrededor de la laguna hasta llegar a Tezcoco.

El 28 de abril de 1521, una vez terminados los bergantines, Cortés decidió armar tres guarniciones que entrarían a Tenochtitlan por tierra. Aprovechando la posición geográfica de Chalco, mandó que se formara una en este lugar, donde se reunirían los chalcas, los de Huejotzinco y Cholula, al mando de Gonzalo de Sandoval. Dicha guarnición partiría hacia Iztapalapa e iniciarían el sitio de Tenochtitlan.

Finalmente, si bien los chalcas no participaron tan activamente como aliados de los españoles desde 1519, como sí lo hicieron los cempoaltecas o los tlaxcaltecas, la participación de los de Chalco en 1521 fue de vital importancia. De acuerdo con las fuentes, ayudaron a terminar de construir los bergantines en Tezcoco y, además de ello, ofrecieron sus guerreros para luchar a lado de huejotzincas y cholultecas, comandados por Gonzalo de Sandoval, y partir rumbo a Iztapalapa, en dirección hacia la capital mexica. Su intervención, en el sitio de Tenochtitlan les daría a los chalcas el reconocimiento de ser aliados de los españoles y los llevaría a participar posteriormente en las conquistas de Guatemala (ver https://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2355/2348 ) y del Mixtón (ver https://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2356/2348 ). Asimismo, los recursos de la región y el trabajo de sus hombres, ayudarían a construir los nuevos edificios de la ciudad de México.

Para leer más:

  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
  • Hernán Cortés, Tercera relación.
  • Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España.

 

Para citar: Tania Ariza Calderón, Madera para los bergantines y guerreros para el rey: los chalcas frente al sitio de Tenochtitlan, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/2598/2592. Visto el 16/04/2024