La campaña militar en Chalco y los valles del Estado de Morelos

A principios de febrero de 1521 Cuauhtémoc, hijo de Ahuízotl, fue electo huei tlahtoani de Tenochtitlan, reflejando la necesidad de enfrentar la superioridad numérica de la alianza entre indígenas y españoles con resolución y energía. La ofensiva de los aliados comenzó pronto, atacando al sur para restar apoyos a la Triple Alianza y aprovechando su histórica enemistad con grupos como los chalcas. Desde la marcha de las fuerzas tlaxcalteca-españolas hacia Tenochtitlan en 1519, diversas ciudades en la región al sur de la Cuenca de México habían enviado presentes y quejas contra los mexicas, incluyendo a Chalco, Amecameca, Chimalhuacan y Ayotzinco. Hernán Cortés les había ofrecido apoyo y libertad, considerando que la región de Chalco se localiza estratégicamente en la ruta entre la costa del Golfo de México y la zona lacustre de Tenochtitlan. Los chalcas habían librado una larga xochiyaoyaotl (guerra florida) con Tenochtitlan, que culminó con su sujeción por Motecuhzoma Ilhuicamina en 1465, el exilio de su nobleza, una carga tributaria muy alta y un largo resentimiento. La importancia geográfica de la zona era obvia; los mexicas mantuvieron fuerzas considerables en la región para evitar una posible rebelión o alianza con el ejército de aliados indígenas y españoles, que buscaron controlarla para asegurar el abasto de alimentos, combatientes y equipo, fundamental para el futuro asedio de Tenochtitlan.

 

CAMPAÑA MILITAR EN CHALCO Y LOS VALLES DEL ESTADO DE MORELOS

A mediados de febrero de 1521 los aliados indígena-españoles, al mando de Hernán Cortés, habían emprendido una campaña en la zona norte de los lagos, atacando Xaltocan, Cuauhtitlan, Tenayuca, Azcapotzalco y siendo derrotados en Tlacopan (Tacuba). La ventaja de la posición central de Tenochtitlan fue evidente en los pobres resultados del esfuerzo de los aliados; cada vez que ganaban una batalla en campo abierto y ocupaban algún lugar de importancia, al retirarse sus fuerzas la flota de canoas de los mexicas les permitía recuperarlo y anular los logros militares de sus enemigos. Esto llevó a que comenzaran a implementar una estrategia diferente, combinando la negociación política con la ofensiva militar.

En las negociaciones, la diplomacia tlaxcalteca y texcocana lograron cooptar ciudades que pertenecían al imperio de la Triple Alianza alternando el soborno con las amenazas, al estilo “plata o plomo”. En el plano militar fue cobrando fuerza la idea de eliminar el apoyo de las regiones tributarias al esfuerzo de guerra de Tenochtitlan ocupando las ciudades permanentemente y neutralizando las ventajas que ofrecía su posición central al permitirles un rápido despliegue de guerreros gracias a la flota de canoas y el control de los lagos. La maniobra estratégica militar incluyó ampliar el teatro de operaciones hacia las regiones circundantes, cortando suministros y apoyos de guerra, impidiendo la llegada de tributos y mercancías. El resultado sería el debilitamiento de la estructura imperial.

El primer paso de la campaña fue enviar a Gonzalo de Sandoval para capturar Chalco, derrotar las fuerzas mexicas que lo protegían y consolidar una alianza con la ciudad. Debido al agotamiento después de la campaña al norte de los lagos, la expedición incluyó un contingente tlaxcalteca, otro texcocano y un grupo de españoles de alrededor de 200 infantes y 15-20 de caballería que no habían participado en ella. Los mexicas atacaron la retaguardia tlaxcalteca e infligieron bajas importantes, pero la batalla decisiva fue en campo abierto, donde sus largas lanzas, que habían sido usadas con éxito contra la caballería, no pudieron ser usadas con efectividad y fueron derrotados. La victoria tlaxcalteca-texcocana-española permitió asegurar la ciudad, y trasladar a los dos hijos de tlahtoani anterior a Texcoco, donde Cortés los nombró tlahtoque; al hermano mayor de Chalco y al menor de Tlalmanalco.

El 5 de abril de 1521 iniciaron las operaciones militares para controlar los valles del Estado de Morelos, saliendo desde la base de operaciones establecida en Texcoco. La campaña tuvo dos propósitos estratégicos fundamentales. El primero fue neutralizar el apoyo y movilidad tenochcas los aliados indígena-españoles se habían dado cuenta de su fracaso ante la rapidez de las fuerzas mexicas, que aprovechaban el lago y su flota para desplegarse rápidamente y anular el impacto político-militar de las victorias de los aliados. El segundo fue consolidar el control de la ruta Veracruz-Cuenca de México con miras al asedio prolongado de Tenochtitlan.

El contingente estaba integrado por la mayoría de las fuerzas disponibles y consistieron en “muchos tlaxcaltecas y amigos de Texcoco” según Bernal Díaz del Castillo (estimados en decenas de miles) y los combatientes españoles, integrados por 300 infantes, 20 de caballería, 20 ballesteros y 15 escopeteros. El mando supremo recayó en Cortés, secundado por Pedro de Alvarado, Andrés de Tapia y Cristóbal de Olid, así como por diversos afamados guerreros de los diferentes grupos que conformaron la alianza militar. Cortés y Díaz del Castillo señalan la constante presencia de fuertes contingentes mexicas en la región, lo que sugiere que Cuauhtémoc los había desplegado específicamente para la defensa porque no existían guarniciones imperiales residentes en la región.

La expedición de los aliados indígena-españoles llegó a Yautepec el 11 de abril, comenzando complicados ataques contra dos cerros fortificados que protegían la ciudad y que estaban tan bien defendidos, que según Bernal Díaz del Castillo resultaron muy sangrientos para atacantes y defensores. Tras dos días de combate los aliados ocuparon un tercer cerro, cercano a los fortificados y desde allí hicieron fuego con la artillería y arcabuces hasta que las fuerzas mexicas se rindieron. El 13 de abril las fuerzas aliadas indígenas y españolas tomaron Cuauhnáuac (Cuernavaca), culminando la destrucción del poderío imperial al sur de la Cuenca de México, incluyendo el control de las rutas hacia la costa del Pacífico y los recursos meridionales de Mesoamérica.

El 16 de abril las fuerzas aliadas indígenas y españolas llegaron a Xochimilco a su regreso desde los valles morelenses, pero pronto vieron que sus victorias al sur no significaban la derrota del imperio. La ciudad, fortificada por sus habitantes y reforzada por contingentes mexicas enviados por Cuauhtémoc se defendió bien y atacaron al amanecer, obligando a los aliados a replegarse y emprender una retirada hacia la base de operaciones en Texcoco. Las fuerzas de la Triple Alianza ejercieron una presión constante sobre la retaguardia de los aliados, con combates diarios en Coyohuacan (Coyoacán), Tlacopan (Tacuba), Azcapotzalco, Tenanyocan (Tenayuca) y Cuauhtitlan (Cuautitlán), siguiendo la misma ruta que la incursión septentrional de febrero. Este descalabro dejó claro que los aliados indígena-españoles debían fortalecer los aspectos logísticos de su estrategia y consolidar su superioridad numérica para poder enfrentar a Tenochtitlán dentro del núcleo de su propio territorio.

 

CONCLUSIÓN

El debilitamiento de la Triple Alianza debido, principalmente, a la epidemia de viruela y factores políticos permitió a los aliados indígenas y españoles ampliar sus redes políticas y emprender una serie de campañas militares dentro de la Cuenca de México.  Las ventajas geográficas de la posición central de Tenochtitlan, junto con su control de los lagos mediante la flota de canoas que permitía un rápido despliegue de guerreros neutralizaron los efectos de las victorias de los aliados en los primeros meses de 1521. A partir de marzo y abril, la alianza se fue ampliando con la consolidación político-militar de Texcoco y la incorporación de otros grupos étnicos, construyendo una base logística para afianzar los resultados obtenidos en combate.

A principios de abril la mayoría de las fuerzas disponibles a los aliados indígena-españoles emprendió una ambiciosa campaña en la región de Chalco y los valles del Estado de Morelos. La captura de Cuauhnáhuac y Huaxtepec, dos provincias tributarias de la Triple Alianza, le arrebató el control del valioso tributo algodonero y el acceso a los recursos al sur del imperio; el cierre de la ruta desde Tenochtitlan cortó el suministro de los tributos necesarios para el esfuerzo de guerra y de los refuerzos militares provenientes de los actuales estados de Oaxaca, Guerrero, Morelos y Chiapas.

Al regresar a la base de operaciones en Texcoco los contingentes indígenas coreaban “Castilla, Castilla; Tlaxcala, Tlaxcala”. Sus triunfos y el debilitamiento logístico de la capacidad defensiva de la Triple Alianza permitirían a la alianza indígena y española comenzar pronto una ofensiva directamente contra Tenochtitlan.

 

Para leer más

  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 2008.
  • Frances F. Berdan y otros autores, Aztec Imperial Strategies, Washington, Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 1996.
  • Hernán Cortés, Cartas de relación, 25ª edición, México, Editorial Porrúa, 2018.
  • Hugh Thomas, Conquest: Montezuma, Cortés, and the Fall of Old Mexico, New York, Simon & Schuster, 1993.
  • Ross Hassig, Mexico and the Spanish Conquest, Norman, University of Oklahoma Press, 2006.
Para citar: Carlos Brokmann, La campaña militar en Chalco y los valles del Estado de Morelos, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/2600/2592. Visto el 16/04/2024