Alianza de Cortés con el cacique de Cempoala

Texto original con ortografía de la época:

[…] vino el señor a ver a Cortés con una honrada compañía […] Le dijo que descansase y tomase placer él y los suyos, que por eso no quería darle pesadumbre ni hablarle de negocios; y así, de esta manera, estuvieron allí quince días, provistos abundantísimamente. Otro día envió Cortés al señor algunas ropas y vestidos de España, y muchas cosillas de res [105] cate, y a rogarle que le dejase ir a su casa a verle y hablar allí […] Respondió que le placía y que se alegraba de ello, y con esto tomó hasta cincuenta españoles con sus armas para que le acompañasen […] Cortés deseaba mucho informarse muy bien de las cosas de aquella tierra y de aquel gran rey Moctezuma, y el señor no era nada necio, aunque gordo, en demandar puntos y preguntas. La suma del razonamiento de Cortés fue darle cuenta y razón de su venida, y de quién y a qué le enviaba, según y como la había dado en Tabasco a Teudilli y a otros. Aquel cacique después de haber oído con atención a Cortés, comenzó muy de raíz una larga plática, diciendo cómo sus antepasados habían vivido en gran quietud, paz y libertad; mas que de algunos años acá estaba aquel pueblo suyo y tierra tiranizado y perdido porque los señores de México Tenuchtitlan, con su gente de Culúa, había usurpado, no solamente aquella ciudad, sino aun toda la tierra, por la fuerza de las armas, sin que nadie se lo hubiese podido estorbar ni defender, mayormente que al principio entraban por vía de religión, con la cual juntaban después las armas. Y así, se apoderaban de todo antes de que se percatasen de ello; y ahora que han caído en tan gran error, no pueden prevalecer contra ellos ni desechar el yugo de su servidumbre y tiranía [106]; mas empero si les contradicen o resisten y toman armas contra ellos, o se rebelan después de sujetos y entregados, los castigan terriblemente, matando muchos y comiéndoselos después de haberlos sacrificado a sus dioses de la guerra Tezcatlipuca y Vitcilopuchtli […] Dijo asimismo cómo Tlaxcallan, Huexocinco y otras provincias de por allí, además de la serranía de los totonaques, eran de opinión contraria a los mexicanos, y tenían ya alguna noticia de lo que había pasado en Tabasco, que si Cortés quería, trataría con ellos una lira de todos que no bastase Moctezuma contra ella. Cortés, alegró de lo que oía, que hacía mucho a su propósito, dijo que sentían aquel ruin tratamiento que se le hacía en sus tierras y súbditos, más que tuviese por cierto que él se lo quitaría y aún se lo vengaría […].

Para citar:
López de Gómara, Francisco , La Conquista de México, Madrid, Dastin Historia, 2000 [1552], pp. 104-106
Lugar(es):
  • Cempoala
Persona(s):
  • Cacique de Cempoala
  • Hernando Cortés