Los Españoles […] comenzaron a marchar hacía Tlascala. En medio del camino los Tlascaltecas principales pusiéronse arrodilladas delante de ellos, y besaron la tierra con mucha reverencia, y habláronles con toda humildad, saludándolos por su buena venida: en esto gastaron buen rato en decir la parola para esto ordenada, por algún Retorico ó orador que para esto venia percibido, y luego pusieron el presente que traían, ordenado delante del Capitán. El Capitán D. H. Cortes oyó de muy buena voluntad su parlamento, y recibió el presente de comida y otras cosas que le dieron: y por sus Interpretes les dio á entender que se habia holgado mucho de su comedimiento, y del buen recibimiento que les hacían, de lo cual no les iria mal, sino muy bien, Luego todos juntos se fueron, a la Ciudad de Tlascala, y los aposentaron en los mejores palacios que ellos tenían: aqui se hablaron largamente del pacifico recibimiento, y firmaron, y establecieron paz para todo el tiempo de adelante, y comieron todos juntos con mucho placer, después de la comida los principales y Senadores, se fueron á sus casas: juntáronse todos en su consistorio, y alli trataron entre si, de dar sus hijas á los Españoles [38] para confirmación de las paces: y luego juntaron cantidad de doncellas hijas de principales y Señores, las cuales bien aderezades y dispuestas, las presentaron a los Españoles, yendo con ellas sus padres y sus madres: El Capitán y los demás Españoles se gozaron mucho con aquel presente, y las dividieron entre si.