Xicoténcatl sella su alianza con Cortés
[…] entró en el campamento Xicotencatl, capitán general de aquella guerra, con cincuenta personas principales y honradas que le acompañaban. Llegó a Cortés, y saludáronse cada uno a estilo de su tierra; y ya sentados, le dijo que venía de su parte y de la de Maxixca, que es el otro señor más principal de toda aquella provincia, Y de otros muchos que nombró, y en fin, por toda la república de Tlaxcallan, a rogarle los admitiese a su amistad, y a darse a su rey, y que les perdonase por haber tomado armas y peleado contra él y sus compañeros, no sabiendo quiénes eran ni qué buscaban en sus tierras; y que si le habían prohibido la entrada, era como a extranjeros y hombres de otra facción muy diferente de la suya, y tal, que jamás vieron su igual; y temiendo no fuesen de Moctezuma, antiguo y perpetuo enemigo suyo, puesto que venían con él sus criados y vasallos; o fuesen personas que quisiesen enojarlos y usurparles su libertad, que desde tiempo inmemorial tenían y conservaban; y que por conservarla, como habían hecho todos sus antepasados, tenían derramada mucha sangre, perdida mucha gente y hacienda, y padecido muchos males y desventuras […] [147]
Por tanto, puesto que su suerte era tal, querían antes estar sujetos a ellos que a otro ninguno; porque, según les decían los de Cempoallan, eran buenos, poderosos, y no venían a hacer mal; y segúndios habían visto, en la guerra y batallas eran valerosísimos y venturosos. Y por estas dos razones confiaban de ellos que su libertad seríá menos quebrada; sus personas, sus mujeres, más miradas, y no destruidas sus casas ni labranzas; y si alguno los quisiese ofender, defendidos. […]
No se podría decir cuánto se alegró Cortés con tal embajador y embajada; porque, además de tan a honra como venir a su tienda tan gran capitán y señor a humillarse, era grandísimo negocio para su empresa tener amiga y sujeta aquella ciudad y provincia, y haber acabado la guerra con mucho contento de los suyos, y con gran fama y reputación para con los indios. Así es que le respondió alegre y graciosamente[…] [148] Admitió el ofrecimiento que le hizo al servicio y sujeción del Emperador. Y le despidio diciendole que pronto estaría con él en Tlaxcallan, y que no tba entonces por motivo de aquellos criados de Moctezuma.
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