Los españoles se refugian en Tlaxcala tras la Noche Triste

Texto original con ortografía de la época:

los Españoles Estaban ya en Tlascala reposando, y cerrando sus heridas, y llorando sus perdidas y deshonras: sobrevinieron las mugeres Tlascaltecas, y todas puestas de luto, y llorando a donde estaban los Españoles, las unas preguntaban por sus maridos, las otras por sus hijos y hermanos, las otras por sus parientes que habían ido con los Españoles, y quedaban todos alia muertos: no es menos, sino que de este llanto causó gran sentimiento en el corazón del Capitán, y de todos los Españoles, y el procuró lo mejor que pudo consolarlas por medio de sus Interpretes. 

En este medio, los Tlascaltecas, se juntaron para ver, que harían pues los Españoles, habían perdido la empresa que habían tomado, y que la mayor parte de la gente Tlascalteca que con ellos habían ido, había sido muerta y despojada. Comenzaron á hablar en este negocio todos los principales y Señores con profundo acuerdo: después que todos hubieron hablado, los pareceres salieron discordes, unos decían que los matasen, pues que [92] fácilmente lo podían hacer (según que ellos estaban tan caídos) otros dijeron que no era bien hacer tal crueldad y alevosía, con gente tan necesitada, y con quien habían hecho tan solemne amistad; de este parecer fué en Xicontencatl que la principal cabezera de Tlascala: pero otro muy principal que era de la segunda cabezera, contradijo este parecer: y respondióle, el Xicontencatl, con palabras pesadas: poniendo en el las manos, le echó de los estrados abajo, luego otros se levantaron y hicieron paz entre ellos: y concluyeron que los recibiesen y acariciasen, como amigos y hermanos. En este tiempo la pestilencia de las viruelas se ensenorió fuertemente, de los Mejicanos, donde murió el Señor de ellos: á la sazón desembarcó un Capitán Español llamado Francisco Hernandez, y se fué luego á Tlascala con toda su gente y munición de artillería y copia de caballos: de lo cual todos los Españoles que estaban afligidos, recibieron gran consolación y esfuerso, y todos se animaron y juntaron, y determinaron de volver contra sus enemigos los Mexicanos, y luego platicaron con los Tlascaltecas, lo que habían determinado, [93] y que convenia en todo caso hacer unos bergantines, los cuales llevasen a cuestas, hasta ponerlos en Tezcuco á la lengua del agua en madera.

 

Para citar:
Sahagún, Bernardino de , Historia general de las cosas de la Nueva España, , University of Utah, 1989 [1840], pp. 91-93
Lugar(es):
  • Tlaxcala
Persona(s):
  • Hernando Cortés
  • Xicotencatl
  • Francisco Hernández de Cordoba
Actor(es):
  • traductor