La prisión de Moctezuma (IV)

Texto original con ortografía de la época:

[…] digamos cómo los mensajeros que envió el Montezuma con su señal y sello a llamar sus capitanes que mataron nuestros soldados, los trajeron ante él presos, y lo que con ellos habló yo no lo sé; mas que se los envió a Cortés para que hiciese justicia dellos; y tomada su confesión sin estar el Montezuma delante, confesaron ser verdad lo atrás ya por mí dicho, e que su señor se lo había mandado que diesen guerra y cobrasen los tributos, y si algunos teules fuesen en su defensa, que también les diesen guerra o matasen. E vista esta confesión por Cortés, envióselo a decir al Montezuma cerno le condenaban en aquella cosa, y él se disculpó cuanto pudo, y nuestro capitán lo envió a decir que él así lo creía; que puesto que merecía castigo, conforme a lo que nuestro rey manda, que la persona que manda matar a otros sin culpa o con culpa que muera por ello; mas que le quiere tanto y le desea todo bien, que ya que aquella culpa tuviese, que antes la pagaría el Cortés por su persona que vérsela pasar al Montezuma; y con todo esto que le envió a decir estaba temeroso; y sin más gastar razones, Cortés sentenció a aquellos capitanes a muerte e que fuesen quemados delante de los palacios de Montezuma, e así se ejecutó luego la sentencia; y porque no hubiese algún impedimento, entre tanto que se quemaban mandó echar unos grillos al mismo Montezuma; y cuando se los echaron él hacía bramuras, y si de antes estaba temeroso, entonces estuvo mucho más; y después de quemados, fue nuestro Cortés con cinco de nuestros capitanes a su aposento, y él mismo le quitó los grillos, y tales palabras le dijo, que no solamente lo tenía por hermano, sino en mucho más, e que como es señor y rey de tantos pueblos y provincias, que si él podía, el tiempo andando le haría que fuese señor de más tierras de las que no ha podido conquistar ni le obedecían; y que si quiere ir a sus palacios, que le da licencia para ello; y decírselo Cortés con nuestras lenguas, y cuando se lo estaba diciendo Cortés, parecía se le saltaban las lágrimas de los ojos al Montezuma; y respondió con gran cortesía que se lo tenía en merced, porque bien entendió Montezuma que todo eran palabras las de Cortés; e que ahora al presente que convenía estar allí preso, porque por ventura, como sus principales son muchos; y sus sobrinos e parientes le vienen cada día a decir que será bien darnos guerra y sacarlo de prisión, que cuando lo vean fuera que le atraerán a ello, e que no quería ver en su ciudad revueltas, e que si no hace su voluntad, por ventura querrán alzar a otro señor; y que él les quitaba de aquellos pensamientos con decirles que su dios Huichilobos se lo ha enviado a decir que esté preso. E a lo que entendimos e lo más cierto, Cortés había dicho a Aguilar, la lengua, que le dijese de secreto que aunque Malinche le mandase salir de la prisión, que los capitanes nuestros, e soldados, no querríamos. Y como aquello le oyó, el Cortés le echó los brazos encima, y le abrazó y dijo: "No en balde, señor Montezuma, os quiero tanto como a mí mismo"; y luego el Montezuma demandó a Cortés un paje español que le servía, que sabía ya la lengua, que se decía Orteguilla, y fue harto provechoso así para el Montezuma como para nosotros, porque de aquel paje inquiría y sabía murhas cosas de las de Castilla el Montezuma, y nosotros de lo que decían sus capitanes; y verdaderamente le era tan buen servicial, que lo quería mucho el Montezuma.

Para citar:
Díaz del Castillo, Bernal , Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ciudad de México, Editorial Patria, 1983 [1632], pp. 275-276
Lugar(es):
  • México-Tenochtitlan
Persona(s):
  • Hernando Cortés
  • Moctezuma Xocoyotzin
Actor(es):
  • mensajero(s)