¿Moctezuma prisionero o los españoles atrapados?

18 de noviembre de 1519 / día 4-mono, año 1-caña
La prisión de Moctezuma. Códice Florentino, Libro 12, fol. 26 reverso
La prisión de Moctezuma. Códice Florentino, Libro 12, fol. 26 reverso

Según las historias escritas por autores españoles, a mediados de noviembre de 1519, pocos días después de su llegada a México-Tenochtitlan, Hernán Cortés tomó como prisionero a Moctezuma Xocoyotzin, tlatoani de esa ciudad. Según él mismo justificaba al rey de España en su Segunda Carta de Relación, lo hizo tras recibir noticias de una "traición" cometida por uno de sus servidores al atacar a la guarnición española en Veracruz. Bajo pretexto de averiguar más sobre los sucesos y castigar a los culpables, tomó como su rehén al "emperador" indígena. Obligado, lo llevó de su propio palacio, al palacio de Axayácatl donde estaban alojados los españoles, donde permanecería vigilado por ellos.

Como explica el Amoxtli de esta semana de Gibrán Bautista, tomar prisioneros enemigos era una práctica común en el Mediterráneo, particularmente en las guerras entre cristianos y musulmanes.Por medio de esta acción, el capitán español pretendía evitar otros ataques de sus seguidores y a su vez, garantizar que él podría controlar las decisiones del gobierno mexica. Intentaba así ejercer el poder que creía tener sobre el señor nativo que se había entregado como vasallo del rey de España, según él creía.

Sin embargo, la situación en México-Tenochtitlan se puede interpretar de otra manera, leyendo entre líneas. Tal vez eran los expedicionarios españoles quienes estaban a merced de los mexicas. Ellos eran, después de todo, quienes los alimentaban y los mantenían en una vida lujosa y cómoda en el palacio del antiguo tlatoani Axayácatl. Tal vez así los podían controlar y evitar que ejercieran su desmesurada violencia. Tal vez así los estudiaban para conocer sus debilidades y sus puntos débiles. Tal vez así, esperaban satisfacer sus necesidades y sus demandas incesantes de oro y riquezas con la esperanza de que decidieran partir de vuelta al país desconocido del que provenían.

O tal vez, como propone Matthew Restall, los querían cautivar por siempre, como parte de la colección de seres vivientes que constituía los "zoológicos" y "jardines" de los gobernantes mexicas, una colección que pretendía reunir en México-Tenochtitlan, el centro del cosmos, a todos los seres vivientes de los cuatro rumbos de la tierra. En su Amoxtli sobre la captura de prisioneros en Mesoamérica, Stan Declercq nos explica las diversas maneras en que los pueblos indígenas capturaban enemigos y dioses. A veces para sacrificarlos, otras para controlarlos y dominarlos.

Finalmente, el Amoxtli de Andres Ríos crítica una convicción prevalente en el México contemporáneo: la idea de que los mexicanos estamos "traumados" por la conquista española, de que la impotencia de los indígenas ante los españoles y su posterior derrota, han determinado y determinan hasta el presente nuestra visión de nosotros mismos y nuestras actitudes.