[…] el capitán, dijo a los capitanes que fuesen con él y otros soldados a los palacios donde estaba Moteczuma, el cual, bien acompañado de sus soldados y cercado de sus capitanes, entró donde estaba Moteczuma, y con todo acatamiento rogó el dicho capitán a Moteczuma se fuese con él donde él estaba aposentado con sus españoles, porque no recibiría ningún mal tratamiento; el cual se disculpó y respondió, con mucha desenvoltura y ánimo, diciendo que no tenían por qué llevarle a manera de preso, pues que él les había hecho tan buen recibimiento, y él se había dado por vasallo del rey.

[83] […] Y luego el capitán mandó a Moteczuma se fuese con él a sus aposentos, y así lo hizo, el cual se prendió por temor grande que los españaloes le tuvieron, y sin prisión ninguna lo pusieron en unos aposentos donde él se andaba suelto.