La prisión de Moctezuma (I)

Texto original con ortografía de la época:

E como teníamos acordado el día antes de prender al Montezuma, toda la noche estuvimos en oración rogando a Dios que fuese de tal modo que redundase para su santo servicio, y otro día de mañana fue acordado de la manera que había de ser. Llevó consigo Cortés cinco capitanes, que fueron Pedro de Alvarado y Gonzalo de Sandoval y Juan Velázquez de León y Francisco de Lugo y Alonso de Avila, y con nuestras lenguas doña Marina y Aguilar; y todos nosotros mandó que estuviésemos muy a punto y los caballos ensillados y enfrenados; […]. Ya puestos a punto todos, envióle nuestro capitán a hacerle saber cómo iba a su palacio, porque así lo tenía por costumbre, y no se alterase viéndole ir de sobresalto; y el Montezuma bien entendió poco más o menos que iba enojado por lo de Almería y no lo tenía en una castaña,y mandó que fuese mucho en buen hora; y como entró Cortés, después de le haber hecho sus acatos acostumbrados, le dijo con nuestras lenguas: "Señor Montezuma, muy maravillado estoy de vos, siendo tan valeroso príncipe y haberos dado por nuestro amigo, mandar a vuestros capitanes que teníais en la costa cerca de Tuzapan que tomasen armas contra mis españoles, y tener atrevimiento de robar los pueblos que están en guarda y amparo de nuestro rey y señor, y demandarles indios e indias para sacrificar y matar un español hermano mío y un caballo"; no le quiso decir del capitán ni de los seis soldados que murieron luego que llegaron a la Villa Rica, porque el Montezuma no lo alcanzó a saber, ni tampoco lo supieron los indios capitanes que les dieron la guerra; y más le dijo Cortés, que teniéndole por tan su amigo, "mandé a mis capitanes que en todo lo que posible fuese os sirviesen y favoreciesen, y vuestra merced, por el contrario, no lo ha hecho. Y asimismo en lo de Cholula tuvieron vuestros capitanes gran copia de guerreros, ordenado por vuestro mandado, que nos matasen; helo disimulado lo de entonces por lo mucho que os quiero; y asimismo ahora vuestros vasallos y capitanes se han desvergonzado, y tienen pláticas secretas que nos queréis mandar matar; por estas causas no querría comenzar guerra ni destruir aquesta ciudad; conviene que para excusarlo todo, que luego callando y sin hacer ningún alboroto os vayáis con nosotros a nuestro aposento, que allí seréis servido y mirado muy bien como en vuestra propia casa"; y que si alboroto o voces daba, "que luego seréis muerto de aquestos mis capitanes, que no los traigo para otro efecto". Y cuando eso oyó el Montezuma, estuvo muy espantado y sin sentido, y respondió que nunca tal mandó que tomasen armas contra nosotros, y que enviaría luego a llamar sus capitanes y sabría la verdad y los castigaría; y luego en aquel instante quitó de su brazo y muñeca el sello y señal de Huichilobos, que aquello era cuando mandaba alguna cosa grave e de peso para que se cumpliese, e luego se cumplía; y en lo de ir preso y salir de sus palacios contra su voluntad, que no era persona la suya para que tal le mandasen, e que no era su voluntad salir; y Cortés le replicó muy buenas razones, y el Montezuma le respondía muy mejores y que no había de salir de sus casas: por manera que estuvieron más de media hora en estas pláticas […].

 

Para citar:
Díaz del Castillo, Bernal , Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ciudad de México, Editorial Patria, 1983 [1632], pp. 272-273
Lugar(es):
  • México-Tenochtitlan
Persona(s):
  • Hernando Cortés
  • Moctezuma Xocoyotzin
  • Marina
  • Jerónimo de Aguilar
  • Pedro de Alvarado
  • Francisco de Lugo
  • Gonzalo de Sandoval