La prisión de Moctezuma (III)

Texto original con ortografía de la época:

[…] y luego le vinieron a ver todos los mayores principales mexicanos y sus sobrinos, a hablar con él y a saber la causa de su prisión y si mandaba que nos diesen guerra; y el Montezuma les respondía que él holgaba de estar algunos días allí con nosotros de buena voluntad, y no por fuerza; y cuando él algo quisiese, que se lo diría, y que no se alborotasen ellos ni la ciudad ni tomasen pesar dello, porque aquesto que ha pasado de estar allí, que su Huichilobos lo tiene por bien, y se lo han dicho ciertos papas que lo saben, que hablaron con su ídolo sobre ello; y desta manera que he dicho fue la prisión del gran Moctezuma; y allí donde estaba tenía su servicio y mujeres y baños en que se bañaba, y siempre a la continua estaban en su compañía veinte grandes señores y consejeros y capitanes, y se hizo a estar preso sin mostrar pasión en ello; y allí venían con pleitos embajadores de lejas tierras y le traían sus tributos, y despachaba negocios de importancia. Acuerdóme que cuando venían ante él grandes caciques de otras tierras sobre términos y pueblos u otras cosas de aquel arte, que por muy gran señor que fuese se quitaba las mantas ricas, y se ponía otras de henequén y de poca valía, y descalzo había de venir; y cuando llegaba a los aposentos no entraba derecho, sino por un lado dellos, y cuando parecían delante del gran Montezuma, los ojos bajos en tierra; y antes que a él llegasen le hacían tres reverencias y le decían: "Señor, mi señor, mi gran señor"; y entonces le traían pintado e dibujado el pleito o negocio sobre que venían, en unos paños o mantas de henequén, y con una varitas muy delgadas y pulidas le señalaban la causa del pleito; y estaban allí junto al Montezuma dos hombres viejos, grandes caciques, y cuando bien habían entendido el pleito aquellos jueces, le decían al Montezuma la justicia que tenían, y con pocas palabras los despachaba y mandaba quién había de llevar las tierras o pueblos; y sin más réplica en ello, se salían los pleiteantes sin volver las espaldas, y con las tres reverencias se salían hasta la sala, y cuando se veían fuera de su presencia del Montezuma se ponían otras mantas ricas y se paseaban por México.

Para citar:
Díaz del Castillo, Bernal , Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ciudad de México, Editorial Patria, 1983 [1632], pp. 274-275
Lugar(es):
  • México-Tenochtitlan
Persona(s):
  • Moctezuma Xocoyotzin
Actor(es):
  • cacique(s)