Regresa la embajada de Moctezuma y ofrece regalos y respuesta a Cortés

Texto original con ortografía de la época:

La respuesta llegó en siete días, número en que concuerdan todos, y Teutile vino con ella al cuartel de los españoles. Traía delante de sí un presente de Motezuma, que ocupaba los hombros de cien indios de carga; y antes de dar su embajada, hizo que se tendiesen sobre la tierra unas esteras de palma, que llamaban petates, y que sobre ellas se fuesen acomodando y poniendo, como en aparador, las alhajas de que se componía el presente.

Venían diferentes ropas de algodón tan delgadas y bien tejidas, que necesitaban del tacto para diferenciarse de la seda; cantidad de penachos, y otras curiosidades de pluma, cuya hermosa y natural variedad de colores, buscados en las aves exquisitas que produce aquella tierra, sobreponían y mezclaban con admirable prolijidad, distribuyendo los matices, y sirviéndose del claro y oscuro tan acertadamente, que sin necesitar de los colores artificiales ni valerse del pincel, llegaban a formar pintura, y se atrevían a la imitación del natural. Sacaron después muchas armas, arcos, flechas y rodelas de maderas extraordinarias. Dos láminas muy grandes de hechura circular, la una de oro, que mostraba entre sus relieves la imagen del Sol, y la otra de plata, en que venía figurada la Luna, y últimamente cantidad considerable de joyas y piezas de oro con alguna pedrería, collares, sortijas, y pendientes a su modo, y otros adornos de mayor peso en figuras de aves y animales, tan primorosamente labrados, que a vista del precio se dejaba reparar el artificio.

Luego que Teutile tuvo a la vista de los españoles toda esta riqueza, se volvió a Cortés, y haciendo seña a los intérpretes, le dijo: «que el grande emperador Motezuma le enviaba aquellas alhajas en agradecimiento de su regalo, y en fe de lo que estimaba la amistad de su rey, pero que no tenía por conveniente, ni entonces era posible según el estado presente de sus cosas, el conceder su beneplácito a la permisión que pedía para pasar a su corte». Cuya repulsa procuró Teutile honestar, fingiendo asperezas en el camino, indios indómitos, que tomarían las armas para embarazar el paso, y otras dificultades que traían muy des- [77] cubierta la intención, y daban a entender con algún misterio, que había razón particular, y era ésta la que veremos después, para que Motezuma no se dejase ver de los españoles.

Agradeció Cortés el presente con palabras de toda veneración, y respondió a Teutile: «que no era su intento faltar a la obediencia de Motezuma, pero que tampoco le sería posible retroceder contra el decoro de su rey, ni dejar de persistir en su demanda con todo el empeño a que obligaba la reputación de una corona venerada y atendida entre los mayores príncipes de la Tierra». Discurriendo en este punto con tanta viveza y resolución, que los indios no se atrevieron a replicarle, antes le ofrecieron hacer segunda instancia a Motezuma: y él los despidió con otro regalo como el primero, dándoles a entender que esperaría sin moverse de aquel lugar la respuesta de su rey, pero que sentiría mucho que tardase, y hallarse obligado a solicitarla desde más cerca.

Para citar:
de Solís y Rivadeneyra, Antonio , Historia de la Conquista de Méjico: población y progresos de la América Septentrional conocida por le nombre de Nueva España, Madird, Espasa-Calpe, 1970 [1684], pp. 76-77
Lugar(es):
  • San Juan de Ulúa
Persona(s):
  • Hernando Cortés
  • Moctezuma Xocoyotzin
  • Tendile
Actor(es):
  • mensajero(s)