Cempoala en la conquista

Los habitantes de la antigua Cempoala participaron de forma decisiva en la llamada Conquista de México, especialmente entre abril de 1519 y mayo de 1520, periodo de tiempo en el que centraré esta colaboración. Pero antes debo señalar que me apartaré del relato heroico de Hernán Cortés que hasta ahora ha invisibilizado a los pueblos originarios de Mesoamérica, a los africanos y a otros europeos conquistadores; a pesar de que inevitablemente los españoles actuaron en la América indígena en un marco cultural mesoamericano, escribiendo al mismo tiempo sus memorias para lejanos lectores de Europa, contradicción fundamental que permite construir una versión más cercana, revisando los hechos desde la perspectiva cempoalteca, validada con las fuentes de tradición indígena y los hallazgos arqueológicos.

En mi libro Cempoala, un altépetl náhuatl del posclásico veracruzano, establecí que existieron tres tradiciones culturales distintas en el sitio arqueológico: chalchihuites tardío, tolteca cholulteca y maya cholulteca. Más que tres religiones diferentes, la arquitectura religiosa es la evidencia de tres grupos humanos con historias, geografías y culturas muy particulares.

Estos tres grupos nahuas, hacia el año 1200 de nuestra era, participaron en la fundación de Cempoala, por lo cual tenemos un periodo de unos trescientos años en los que casi nada podemos decir de los cempoaltecas, aunque sí se sabe cómo estaban organizados hacia el momento de la llegada de los europeos.

Durante la investigación que hice no apareció evidencia alguna de que los cempoaltecas fueran gente de habla totonaca, es decir, que en algún momento utilizaran las variantes misanteca, papanteca o de la Sierra Norte de Puebla de la familia totonacana.

En nahua toton singular, totonaque plural, originalmente hacía referencia al seguidor del dios Sol, y se aplicaba a huaxtecos, chichimecas, nahuas o a los hablantes de lenguas totonacanas, tal como los europeos de distintos reinos se presentaban como cristianos.

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Tenemos varios relatos de la primera visita de los europeos a Cempoala en mayo de 1519. Tanto los impresionó que la compararon con Sevilla, España; elegí la descripción de Juan de Torquemada, por ser una de las más interesantes:

"Era entonces Cempoalla grandísima población, y de grandes edificios, con buenos maderamientos, y en cada casa había una huerta, con su agua de pie, que parecía todo junto un deleitoso paraíso; pero no solo estaba muy verde, y fresco, sino también cargado de fruta, porque la había de invierno, y de verano, y estaba este pueblo asentado en un llano, entre dos ríos, tierra fértil, con buenos términos, mucha parte llana, con buenos pastos, y caza de todo género: por otra parte tiene algo cerca la sierra. Hacíase cada día mercado de todas las cosas vendibles adonde asistían personas que hacían justicia. Vieron que vivían políticamente, y que todos tenían en mucha veneración a su señor".[1]

En esa visita supuestamente se acordó la participación de Cempoala en una alianza contra el dominio de los mexicas. Los cempoaltecas deseaban participar porque según Hernán Cortés, aquella provincia de Cempoal y toda la sierra comarcana a la Villa Rica de la Veracruz:

"[…] eran súbditos de aquel señor Mutezuma, y según fui informado lo eran por fuerza y de poco tiempo acá. Y como por mí tuvieron noticias de vuestra alteza y de su muy grande y real poder, dijeron que quería ser vasallos de vuestra majestad y mis amigos, y que me rogaban que los defendiese de aquel grande señor que los tenía por fuerza y tiranía, y que les tomaba sus hijos para los matar y sacrificar a sus ídolos".[2]

La relación entre Cempoala y Tenochtitlán tenía características que por ahora no se comprenden completamente, pero no incluían el derecho de conquista o de tributación, como decía Cortés. Entonces, si no era necesario liberarse de la tiranía tenochca, ¿cuál era el objeto de aliarse con los españoles? Tengo en este momento una probable respuesta que aún requiere más investigación. Los cempoaltecas de Hidalgo pensaban que la profecía del hombre blanco con barba debía cumplirse, y que a los hijos del sol les correspondía gobernar el país, pensamientos compartidos por los cempoaltecas veracruzanos, legítimos en el marco cultural mesoamericano. Es posible también que identificaran al hombre barbado con Quetzalcóatl y que consideraran la llegada de los europeos como prueba de la veracidad de su profecía.

Los europeos necesitaban guías que conocieran otros caminos, que fueran aceptados en los pueblos por los que pasaran, cargadores que les auxiliaran con el equipaje, gente para proveer alimentos, y que fueran leales. Además, estaban buscando un lugar donde asentar una base militar, junto a la costa, donde pudieran resguardar los barcos de las tormentas.

El lugar recomendado por los navegantes fue la bahía de Quiahuiztlan, situada en un cerro y rodeado por altas dunas. Los europeos tuvieron que ir a Quiahuiztlan para que les permitieran construir su pequeña fortaleza. Las versiones europeas cuentan que ahí llegaron unos mensajeros tenochcas, capturados por instigación de los españoles, quienes luego los liberaron secretamente engañando a cempoaltecas y quiahuiztecas, de tal forma que pensaran que era el inicio de una rebelión contra los tenochcas, mientras que en Tenochtitlan creían que los españoles no aprobaban la conducta de los rebeldes. Este relato, en el que se destaca la inverosímil astucia de Hernán Cortés, probablemente no fue todo lo que ocurrió.

En la tradición cultural chalchihuites existían oráculos regionales a los que asistían los pueblos de sus alrededores para consultarlos en las decisiones difíciles. En Quiahuiztlan se adoraba a una diosa, esposa del sol, que servía como oráculo atendida por sus sacerdotes. A ese lugar llegaron los dirigentes cempoaltecas y de la Sierra de Chiconquiaco, reunión en la que también se acordó darles permiso a los españoles para establecer su villa, pero fue una autorización comprendida en el marco cultural indígena que exigía cumplir con varios requerimientos rituales.

En agosto de 1519 los españoles ponderaban que habían fundado la Rica Villa de la Veracruz Archidona, con una pequeña fortaleza junto al puerto, en nombre de su majestad el rey, apoyados por una alianza rebelde contra el dominio de Tenochtitlán, y que mantenían engañado a Moctezuma sobre su responsabilidad en la rebelión. En tanto, los cempoaltecas creyentes de la profecía recibieron un grupo de soldados que siguiendo las costumbres indígenas fundó un nuevo altépetl, del cual probablemente pensaban que tenía el derecho a disputarle a los tenochca su vasto dominio territorial, lo cual legitimaba su alianza con los extranjeros recién llegados.

 

[1]   Juan de Torquemada, Monarquía indiana, México, Editorial Porrúa, 1986, I, 396.

[2] Hernán Cortés, Cartas de relación, México, Porrúa, 1992, p. 32.

Para citar: Agustín García Márquez, Cempoala en la conquista, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/945/915. Visto el 26/03/2024