Malinche en el siglo XX: un mural de José Clemente Orozco

La primera vez que se representó a Malinche en el arte del siglo XX fue en el tablero Cortés y Malinche, una pintura mural del artista jalisciense José Clemente Orozco. Esta obra se encuentra en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, un edificio virreinal ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México. Cortés y Malinche fue realizada en 1926, cuando el edificio albergaba a la Escuela Nacional Preparatoria, y forma parte de las obras pictóricas que el filósofo y ministro de Educación José Vasconcelos encargó a un grupo de artistas. El ministro pensaba que el arte plasmado en paredes de edificios oficiales jugaría un papel fundamental en la educación de los mexicanos, del mismo modo que los murales en conventos e iglesias sirvieron a la obra evangelizadora del siglo XVI. Como Vasconcelos, los pintores que iniciaron el muralismo mexicano confiaban en el poder del arte para contribuir a la transformación social, moral y espiritual del pueblo, tras una década de guerra civil. 

Los murales pintados en el Antiguo Colegio de San Ildefonso presentan principalmente dos temas de la historia de México, la Conquista y la Revolución. El tablero Cortés y Malinche integra el conjunto dedicado a la Conquista, que en esos años se confirmó como el hito esencial en la conformación de la identidad nacional mexicana. Sin embargo, no podemos llamar a esta imagen una pintura de historia porque no hay nada en la escena que recree un ambiente del siglo XVI. Los personajes están completamente desnudos y se encuentran en un espacio rocoso que parece una cueva o gruta. Reconocemos al conquistador español Hernán Cortés y a la indígena Malinche porque sus rostros y el color de sus cuerpos sirven como señas de identidad. Pero ¿quién es el joven a los pies de Cortés?  

Orozco concentró la atención y el abanico de significados en la expresión de los cuerpos. El joven es indígena y su cuerpo caído transmite derrota o muerte. Por el contrario, Cortés y Malinche emanan fuerza y vitalidad, con cuerpos tan recios que parecen monumentos de piedra. Él tiene un papel activo, mientras que ella se mantiene pasiva. El conquistador pisa al indígena que se encuentra a sus pies, sujeta con fuerza la mano de su pareja y cruza con determinación su brazo frente al cuerpo femenino. Su mirada es inexpresiva. Por el contrario, Malinche tiene los ojos cerrados y su postura transmite cierta suavidad y sumisión porque asume las acciones de Cortés. El color nos dice que Cortés es frío, Malinche es cálida.  

Esta pintura provoca una sensación de violencia contenida y sutil. Cortés es el personaje dominante porque ejerce poder sobre el indígena y Malinche, sin embargo no es propiamente agresivo. Malinche cierra sus ojos y, con ello, se distancia de la realidad que la rodea. En la escena hay una buena dosis de ambigüedad y misterio. ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre el español y la indígena? ¿Cortés somete o protege a Malinche? ¿Ella sueña o muestra pesadumbre, qué significa su mirada introspectiva? La calidad escultórica de las figuras les confiere un aire de eternidad. Las figuras de Cortés, Malinche y el joven a sus pies no cuentan una historia, sino que expresan una idea. Por ello, este mural debe entenderse como una alegoría, es decir sus imágenes representan una abstracción.

La idea detrás de Cortés y Malinche es el mestizaje. Durante los años revolucionarios, se retomó la añeja noción del mestizaje, consolidándose en el medio oficial como la piedra angular de la identidad cultural de la nación mexicana. Como sus colegas muralistas, José Clemente Orozco contribuyó a través de sus imágenes a la discusión pública de los asuntos más apremiantes del México posrevolucionario. Entre éstos, la conformación de una identidad nacional implicó discusiones apasionadas sobre el carácter indígena o hispano de la cultura mexicana. Desde la trinchera del arte, Orozco dotó de ambigüedad a sus imágenes como un recurso de reflexión crítica. Cortés y Malinche no transmite un juicio sobre los personajes históricos, presenta el hecho del mestizaje y la violencia que acompañó a este proceso.  La reflexión corresponde al espectador. 

Para citar: Itzel Rodríguez Mortellaro, Malinche en el siglo XX: un mural de José Clemente Orozco, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/375/363. Visto el 23/04/2024