La guerra en Tlatelolco en 1521

Entre julio y agosto de 1521 el asedio de Tenochtitlan por parte de las fuerzas tlaxcaltecas, texcocanas, huexotzincas cholultecas y de otros grupos indígenas aliados con los españoles cambió de manera decisiva. Al menos tres factores influyeron en esta transformación. El primero fue el efecto de la flota de bergantines y canoas, que impidió el despliegue estratégico de las fuerzas imperiales y les fue quitando la iniciativa. El segundo, el primero de agosto, fue la captura del tianguis de Tlatelolco, quizá el ciorazón económico de la Hueitlahtocáyotl Tenochtitlan-Texcoco-Tlacopan (Triple Alianza) y que fue un golpe devastador para las fuerzas imperiales. Por último, la captura del tlahtoani Coanacoch por parte de su hermano Ixtlilxóchitl arrebató a los defensores de Tenochtitlan guerreros imprescindibles. A partir de ese momento, la defensa de la ciudad se volvió desesperada.

 

IMPORTANCIA MILITAR DE LAS BATALLAS EN TLATELOLCO.

La relación entre Tenochtitlán y Tlatelolco tuvo una historia complicada. El origen mítico de ambos grupos étnicos se remonta a la peregrinación desde Aztlán, pero llegados al mismo tiempo a la Cuenca de México se establecieron en islas vecinas. A pesar te mantener serias diferencias políticas, sus lazos étnicos y contigüidad geográfica los hizo terminar siendo compañeros de lucha frente Azcapotzalco, pero paulatinamente compitieron entre sí por los recursos económicos del gran tianguis de Tlatelolco y el control político. En 1473, con el pretexto de que Moquíhuix, el tlahtoani tlatelolca, había despechado a la hermana del tlahtoani tenochca Axayacatl, las fuerzas de este último atacaron y vencieron en la llamada Tlazolyaoyaotlo “guerra sucia”. Ana Garduño considera que la derrota de Tlatelolco fue decisiva y resultó en la absoluta subordinación al control imperial, lo cual aumentó rencores. Los aliados indígena-españoles conocieron Tlatelolco el primero de agosto de 1519, quedando asombrados por las dimensiones, complejidad y variedad de productos del tianguis. Su importancia económica para la Hueitlahtocáyotl Tenochtitlan-Texcoco-Tlacopan no pasó desapercibida y, cuando comenzaron las operaciones de los aliados indígena-españoles contra la sede imperial, Tlatelolco fue parte de los planes de guerra desde un principio.

El 30 de junio de 1521 comenzaron una serie de batallas en las que los tenochcas resultaron victoriosos y que debilitaron la posición de los aliados indígenas-españoles. La posición militar de los atacantes se complicó debido a que los asediados colocaron estacas afiladas en el lecho del lago que impedían el movimiento de sus bergantines al tiempo que tomaban por asalto los cuatro campamentos aliados. Diversos contingentes tlaxcaltecas, huexotzincas, cholultecas y texcocanos abandonaron el frente de combate y obligaron a replantear los planes para el asedio. La situación militar comenzó a restablecerse cuando los aliados descubrieron la forma de destruir las estacas y, con ayuda de la flota de bergantines y canoas, lograron repeler los ataques a los campamentos. Al mismo tiempo, dos ofensivas emprendidas por pueblos aliados imperiales fuera de la Cuenca de México, por parte de Malinalco contra Cuauhnáhuac (Cuernavaca) y de Matlatzinco en la región de Tollocan (Toluca) fueron derrotadas y se fortaleció la alianza indígena-española.

Los defensores, debilitados por las bajas y por la neutralización del abasto de agua y pesca en los lagos, fueron adaptándose tácticamente. Se replegaron a las ciudades y atacaron los flancos de los aliados indígena-españoles desde los edificios y detrás de muros, minimizando su exposición. La respuesta fue comisionar trabajadores de las ciudades aliadas para que destruyeran casas, muros y otros obstáculos conforme avanzaban los ocupantes, impidiendo las emboscadas, que la vanguardia fuera flanqueada y usando el cascajo para cegar los canales. Esto liberó combatientes para la encarnizada lucha por cada recinto y fue eliminando la posible movilización de fuerzas tenochcas usando las canoas que les habían conferido una ventaja estratégica.

A finales de julio los aliados indígena-españoles ocuparon de manera definitiva algunas partes de la ciudad y los tenochcas se replegaron hacia Tlatelolco, aprovechando que sus calzadas seguían en buen estado. Estas vías de comunicación permitieron concentrar fácilmente sus fuerzas contra los puntos débiles, además de que el mismo factor neutralizó los efectos de los ataques de los bergantines y canoas de los aliados contra guerreros sin protección. Pero el cerco continuaba apretándose y la flota de los aliados comenzó a llevar a cabo ataques anfibios desembarcando grupos de soldados de armas combinadas, lo cual fue impidiendo las actividades defensivas, debilitó las incursiones tenochcas y terminó por arrebatarles la iniciativa estratégica.

El primero de agosto de 1521 las fuerzas aliadas, incluyendo a la caballería española, penetraron sorpresivamente en el recinto del gran tianguis de Tlatelolco. En el campo abierto de la explanada las fuerzas tenochcas fueron alanceadas y no pudieron resistir las cargas, abandonando el lugar para resistir desde los edificios vecinos. Recurrieron a horadar túneles y huecos para atacar a sus perseguidores, que cesaron el ataque debido a la feroz resistencia de los guerreros imperiales. Consiguieron contener la ofensiva de momento, usando el cascajo de las demoliciones para cerrar los accesos e impedir que los aliados pudieran aprovechar el terreno abierto, pero ahora solamente podían responder a los ataques del enemigo y ya no podrían recuperar la iniciativa.

El efecto estratégico de la captura del tianguis fue devastador. Ixtlilxóchitl, líder de las fuerzas texcocanas aliadas con tlaxcaltecas, cholultecas, huexotzincas y españoles, logró vencer y capturar a su hermano Coanacoch. El cautiverio del tlahtoani de Texcoco leal a la Hueitlahtocáyotl rompió estos lazos políticos y la mayoría de las fuerzas acolhuas pasaron al mando de Ixtlilxóchitl, reforzando la alianza indígena-española en el momento decisivo. En unos días, los aliados concentraron sus fuerzas en el área del tianguis de Tlatelolco y con ello controlaron la inmensa mayoría del área urbana. A partir de ese momento los tenochcas se batieron con valor y bizarría, defendiendo cada palmo de terreno pero reducidos cada vez más a la defensa desesperada de los últimos restos de Tenochtitlan-Tlatelolco.

 

CONCLUSIÓN

A finales de julio de 1521 el asedio de Tenochtitlan cambió de carácter de manera decisiva. El efecto de la flota de bergantines y canoa fue devastador, permitiendo a los aliados indígena-españoles neutralizar la defensa activa de la ciudad mediante su artillería y desembarcos anfibios. Al mismo tiempo, el tianguis de Tlatelolco, corazón económico de la Hueitlahtocáyotl Tenochtitlan-Texcoco-Tlacopan, fue capturado por sorpresa y con esto se resquebrajaron los planes defensivos del tlahtoani Cuauhtémoc.  Los tenochcas perdieron su capacidad ofensiva y, perdiendo la iniciativa, tuvieron que responder a un asedio cada vez más cerrado con tácticas de defensa urbana que los fueron dejando aislados y con menos opciones.

Para saber más

  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 2008.
  • C. Harvey Gardiner, Naval Power in the Conquest of Mexico, Austin, University of Texas Press, 1956.
  • Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, Madrid, Editorial Atlas, 1971.
  • Hernán Cortés, Cartas de relación, 25ª edición, México, Editorial Porrúa, 2018.
  • Ross Hassig, Mexico and the Spanish Conquest, Norman, University of Oklahoma Press, 2006.
  • Ana Garduño, Conflictos y alianzas entre Tlatelolco y Tenochtitlán: siglos XII a XV, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997.

 

Para citar: Carlos Brokmann, La guerra en Tlatelolco en 1521, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2755/2750. Visto el 04/05/2024