

A mediados de septiembre de 1519, los tlaxcaltecas cesaron las hostilidades con los españoles y se presentaron ante ellos como sus nuevos amigos y aliados. Tras dos semanas de enfrentamientos militares intermitentes, al parecer sus élites gobernantes habían llegado al acuerdo de que no podían vencer a los expedicionarios y que el costo de sus incursiones militares contra la población civil era cada vez más alto.
El saldo de estas incursiones se puede resumir en las siguientes cifras, de acuerdo a la información proporcionada por el propio Hernán Cortés y por Francisco López de Gómara, su secretario:
Como describen los artículos Amoxtli de esta semana, los alimentos fueron una parte fundamental de los intercambios entre los tlaxcaltecas y los expedicionarios: primero, los usaron para determinar la naturaleza de los recién llegados, luego los emplearon para sellar su amistad con ellos.
Una vez decidido el acercamiento, los tlaxcaltecas invitaron a los expedicionarios y sus aliados indígenas a visitar los principales señoríos. Sin embargo, por desconfianza, ellos tardaron varios días en responder a su invitación y permanecieron en su real, recuperándose de sus heridas y quebrantos.