El Tonalpohualli de esta semana cuenta de la llegada a Veracruz de la embajada enviada por Moctezuma cargada de ricos regalos y de mensajes complejos.

La imagen, una pintura anónima producida en la Nueva España en el siglo XVIII, presenta la visión española de este evento, o más bien la versión que construyeron del mismo con el paso del tiempo. Los indios tienen una actitud servil que muy probablemente no mostraron. La majestad de los españoles seguramente no era así, tras un mes de mal comer y padecer la fiebre amarilla en su campamento. Además falta la figura de Marina, quien seguramente fue traductora en este encuentro.

Los europeos tenían su propia tradición diplomática. Tenían embajadas, muchas portadoras de opulentos regalos y tentadoras ofertas, así como veladas amenazas. También tenían mensajeros. Los mismos expedicionarios se presentaban como representantes, emisarios del rey de Castilla y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos I o V.

Por eso interpretaron la embajada mexica como un intento de comunicación entre dos reyes, Moctezuma del imperio de Culúa y el soberano de su país. 

Así interpretaron los intentos de los embajadores mexicas por alejarlos de México-Tenochtitlan vistos como muestras de debilidad y miedo que solo los convencieron de que les convenía avanzar hacia México-Tenochtitlan. 

De los trajes de las deidades aceptaron y admiraron los escudos y tocados, joyas y adornos de más valor monetario o artístico, pero no los vistieron, por lo que los mexicas no pudieron confirmar si eran unos de ellos..

El oro y la plata de los obsequios no hicieron más que aumentar la ambición de los expedicionarios por llegar hasta la capital mexica y apoderarse de sus riquezas, por las buenas o por las malas.

Además, como veremos en el Tonalpohualli del 15 de julio, muchos de los presentes fueron enviados al rey Carlos I en Europa, donde causaron sensación y también despertaron el interés de la Corona española por dominar el remoto reino de Culúa, como lo llamaban los españoles entonces.