Los mapas de dos mundos: Europa y Mesoamérica
Durante su estancia en México-Tenochtitlan, entre noviembre de 1519 y julio de 1520, y aun antes de llegar a esa ciudad, los expedicionarios españoles encabezador por Hernán Cortés conocieron los mapas y libros pintados por los pueblos mesoamericanos. Gracias a ellos, por ejemplo, pudieron saber que la capital mexica estaba localizada en una isla rodeada por una laguna. Debido a ellos, Cortés tuvo el cuidado de conservar los aparejos de metal de sus naves cuando les dio través, pues sabía que le serían indispensables para construir algún tipo de navío para surcar esas aguas.
A lo largo de los siguientes meses, los españoles aprendieron mucho sobre las tierras que querían dominar gracias a los mapas que les mostraban o les mandaban hacer sus anfritiones indígenas. Dos de los amoxtli de esta semana, el de Hugo García Capistrán y el de Mariana Favila exploran las formas que tomaban los mapas mesoamericanos.
Por otro lado, Guadalupe Pinzón hace una historia de cómo se elaboraron los mapas europeos que representaban las recientemente “descubiertas” tierras americanas. En esta empresa colaboraron navegantes y geógrafos que adaptaron las tradiciones cartográficas mediterráneas a un territorio nuevo y produjeron las primeras carta de navegación del nuevo continente.