Moctezuma y los conquistadores se dirigen al santuario de Huichilobos
Como había ya cuatro días que estábamos en México, y no salía el capitán ni ninguno de nosotros de los aposentos, excepto a las casas y huertas, nos dijo Cortés que sería bien ir a la plaza mayor a ver el gran adoratorio de su Huichilobos, y que quería enviarle a decir al gran Montezuma que lo tuviese por bien; y para ello envió por mensajero a Jerónimo de Aguilar y a doña Marina, e con ellos a un pajecillo de nuestro capitán, que entendía ya algo de la lengua, que se decía Orteguilla; y el Montezuma, como lo supo, envió a decir que fuésemos mucho en buena hora, y por otra parte temió no le fuésemos a hacer algún deshonor a sus ídolos, y acordó de ir él en persona con muchos de sus principales, y en sus ricas andas salió de sus palacios hasta la mitad del camino, y cabe unos adoratorios se apeó de las andas, porque tenía por gran deshonor de sus ídolos ir hasta su casa e adoratorio de aquella manera, y no ir a pie, y llevábanle del brazo grandes principales, e iban delante del Montezuma señores de vasallos, y llevaban dos bastones como cetros alzados en alto, que era señal que iba allí el gran Montezuma; y cuando iba en las andas llevaba una varita, la media de oro y media de palo, levantada como vara de justicia; y así se fue y subió en su gran cu, acompañado de muchos papas, y comenzó a sahumar y hacer otras ceremonias al Huichilobos.
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