La alianza hispano tlaxcalteca

Existen diferentes posturas sobre la alianza hispano tlaxcalteca. Mientras que en un sector de la sociedad acepta y festeja el 23 de septiembre; en otro, se invita a la revisión de las fuentes históricas para tratar de explicar las circunstancias de la misma y proponen que la alianza se logró en 1520, después de la Noche Triste. Por lo tanto, en la conciencia de Tlaxcala se ha tomado esta fecha como el inicio de un largo proceso histórico que ha marcado a los tlaxcaltecas con el estigma de la traición.

Durante medio milenio, la realidad tlaxcalteca se ha transformado, por ello es necesario explicar cuáles fueron las causas que llevaron a los tlaxcaltecas a ser partícipes de la conquista de México, para mostrar que, si en realidad se llevó a cabo una alianza, ésta se pudo dar cuando ambos grupos ya se conocían y sabían que podían obtener de cada uno. El momento indicado será durante la segunda estancia de Cortés en Tlaxcala.

Tras su huida de México-Tenochtitlan en la llamada Noche Triste, y tras la batalla en Otumba, los españoles -derrotados y maltrechos- continuaron su marcha hacia territorio tlaxcalteca con la incertidumbre de cómo serían recibidos. Llegaron a Hueyotlipan donde se les dio una recepción cordial, fueron aposentados y se les proveyó de alimentos. Después de las condolencias presentadas al capitán Hernán Cortés, Maxixcatzin y Xicohténcatl le ratificaron su amistad y lo invitaron a recuperarse en Ocotelulco.

Durante la convalecencia de Cortés en Tlaxcala, Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, fue elegido nuevo gobernante de los mexicas. Se encargó de reparar los daños que había sufrido la ciudad, así como de mejorar sus defensas, las armas y la disciplina de sus ejércitos. También hizo un llamado a los pueblos de los alrededores a estar prestos para marchar a la capital en su auxilio si era necesario.

La incertidumbre se hizo presente, ya que mientras los más fieles se manifestaron abiertamente a favor de su gobernante, otros, también súbditos de los mexicanos, se mantuvieron neutrales o se negaron a participar y aprovechar el momento para sacudirse el yugo mexica. El llamado también incluía a los pueblos adversarios, por lo que se mandó una embajada a Tlaxcala.

El Huey Tlatoani invitaba a Tlaxcala a olvidar los agravios pasados y a celebrar un tratado en el “que todas las naciones del Anáhuac debían hacer una causa común para defender a su país de la invasión de los hombres blancos.” Les instaban a no permitir que los españoles, heridos como estaban, escaparan de ellos para sacrificarlos a los dioses, cuyos templos habían profanado. A cambio de esto ofrecían la alianza de los mexicas y el gozo de la sal, mantas, oro y demás productos que no estaban a su alcance.

Las propuestas de Cuitláhuac causaron revuelo y diferencias entre los tlaxcaltecas. Mientras Maxixcatzin llamaba a no dejarse engañar por las “melosas y blandas palabras de los mexicanos, pues no pretenden ser ahora nuestros amigos por nuestro provecho, sino por el suyo y aún por dañarnos más […] piden paz como si fueran pocos e siempre hobieran llevado lo peor.” Argumenta porqué no aceptaría la propuesta mexica, ya que, una vez derrotados los españoles, los mexicanos romperían las promesas de paz e irían contra ellos. Concluye: “los cristianos convalecen ya e presto estarán recios y no son tan pocos, que con menos podremos asolar y destruir a México y gozar a su pesar de los bienes y prosperidades suyas. Este es mi parecer y no creo que habrá nadie entre vosotros que sea del contrario, si no es enemigo de los dioses y de su patria.”

Xicohténcatl Axayacatzin se manifestó de acuerdo con acabar con los españoles para tener amistad con los mexicanos, argumentando que eran malos. Siendo contrario a Maxixcatzin, fue objeto del enojo y la ira de éste, quien además de llamarlo cobarde y mujeril, le imputó ser traidor y alevoso, le corrió a empujones rodando por unas gradas abajo. Los embajadores mexicanos fueron despedidos de Tlaxcala sin cumplir el cometido de formar alianza con los tlaxcaltecas para derrotar a los españoles.

Con el paso de los días, la salud de Cortés y sus hombres mejoraba. Una vez recuperados, querían emprender la guerra contra los pueblos vecinos de Tlaxcala que eran súbditos de los mexicas, pues tenía noticias de que en Tepeaca habían muerto algunos españoles.

Hernán Cortés visitó a Maxixcatzin para agradecerle el no haber aceptado la alianza con los mexicanos y la defensa a su favor; le informó el deseo de emprender la campaña contra México-Tenochtitlan. Poco tiempo después, el capitán recibió la visita de Xicohténcatl Axayacatzin, quien le pidió su gracia y amistad; para dar validez a sus intenciones argumentó, como había advertido Maxixcatzin, “y porque lo puedas ver presto, ya sabes que la provincia de Tepeaca, comarcana a la nuestra, sigue el bando y parcialidad de Culhúa y que en ella han sido muertos y maltratados algunos de los tuyos.” Le ofreció sus servicios para tomar venganza y conquistar esta provincia, “y paréceme que primero que vuelvas sobre México, allanemos y aseguremos estas provincias amigas y devotas del imperio y nombre mexicano, así para que nos queden las espaldas seguras, como para ir con más gente, con mayor nombre y más temidos.”

Diego Muñoz Camargo enfatiza la influencia tlaxcalteca para la decisión de Cortés de llevar a cabo un ataque a los señoríos súbditos de los mexicanos y comarcanos a Tlaxcala. Pasada la visita de la embajada mexicana y la reprimenda a Xicohténcatl Axayacatzin, Hernán Cortés, deseoso por continuar con la conquista, visitó a los cuatro señores de Tlaxcala para informarles cómo quería conquistar Tenochtitlan. Para ello requería de su ayuda y favor para tomar venganza de gente tan falsa y traidora. Pedía ir a Cempoala por hombres y pertrechos de guerra para castigar a los mexicas y hacerles la guerra como a sus enemigos capitales; por lo tanto, así como ruega se le ayude en todo lo que necesite, ofrece parte de todo lo conquistado, particularmente de Cholula, Huexotzinco y Tepeyacac.

Cortés comenzó la guerra con su parecer. La respuesta fue que la guerra se diera a su conveniencia, agregando que se emprenda la conquista de Tepeyacac y las demás provincias sujetas a los mexicanos, e que haciendo esto sería desmembrar y cortar las raíces del árbol, ya que, al ganar a los sujetos menos fuertes, quedaría la ciudad de México sola, sin que le pudiese entrar socorro de parte ninguna.

Durante la convalecencia de los españoles en Tlaxcala una fuerte guarnición mexicana se estacionó en aquel señorío, por lo que Maxixcatzin y Xicohténcatl “el viejo”, temiendo un ataque mexicano, invitaron a Hernán Cortés a participar en la campaña de Tepeaca, pues de esta forma atacan al enemigo y al mismo tiempo se defienden de él.

Acordada la estrategia, Cortés emprendió la conquista del Valle de Puebla-Tlaxcala con el apoyo de sus aliados los tlaxcaltecas, a su regreso da inició la campaña para la toma de México-Tenochtitlan. Por su parte, Tlaxcala con las espaldas seguras brinda todo su apoyo al capitán para disfrutar los beneficios de la conquista.

Para citar: Luis Manuel Vázquez Morales, La alianza hispano tlaxcalteca, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2197/2195. Visto el 19/04/2024