La Batalla de Otumba desde la mirada estratégica

La retirada de españoles, tlaxcaltecas y huexotzincas de Tenochtitlan después de la muerte de Motecuhzoma Xocoyotzin fue seguida por su derrota en la Noche Triste. El repliegue estratégico amenazaba convertirse en un desastre militar si los tenochcas conseguían impedir su escape a la seguridad de la cercana Tlaxcala. Pero para llegar allí era necesario recorrer los señoríos que bordeaban el Lago de Texcoco, desde Tlacopan (Tacuba) hasta Otompan (Otumba), la puerta de entrada a los valles poblanos y el camino a Tlaxcala. Los constantes combates en esta ruta permitieron escapar a los aliados y fueron convertidos en episodios heroicos en la narrativa española de la Conquista, especialmente la Batalla de Otumba.

Importancia estratégica de la Batalla de Otumba

La decisión de Hernán Cortés y sus aliados de abandonar Tenochtitlan fue resultado del cambio de las condiciones de su ocupación. Alimentos, pertrechos de guerra, pólvora y agua escaseaban, además de la creciente animadversión tenochca. La muerte de Motecuhzona Xocoyotzin hizo imposible mantenerse en la ciudad sin pelear contra fuerzas que iban en aumento constante y que pronto los encerrarían definitivamente. El plan fue huir en secreto y habiendo oscurecido, pero el resultado fue la derrota de la Noche Triste.

Desde el punto de vista de la estrategia militar, el camino que condujo a la Batalla de Otumba era casi inevitable. La retirada hispano-indígena de Tenochtitlan no podía utilizar la vía lacustre usando canoas por el riesgo de perder todas las armas. De las tres rutas terrestres disponibles, salir por Tlacopan y bordear el lago hacia norte-oriente parecía lo más seguro para llegar al señorío de Otompan, que era el punto de acceso a Tlaxcala desde la Cuenca de México. El señorío tenía una larga y complicada relación con Tenochtitlan, pues su temprana conquista por el tlatoani Chimalpopoca fue seguida de un dominio con altibajos y posibles reconquistas. Su historia de confrontación culminó con la alianza de Otompan y Mízquic con las fuerzas tlaxcaltecas y españolas contra los tenochcas en 1521.

El repliegue desde Tenochtitlan fue sangriento. A los casi mil españoles y muchos más tlaxcaltecas y huexotzincas caídos en la derrota se fueron sumando las bajas sufridas por el acoso incesante de los guerreros tenochcas en pequeñas batallas, escaramuzas, y combates singulares. La red de alianzas que habían articulado permitió seguir por Teocalhueyacan con relativa calma, pero la lucha fue aumentando en intensidad al pasar por Tepotzotlan, Citlaltepec, Xoloc y Zacamolco. Conforme tlaxcaltecas y españoles se aproximaban a la seguridad de las ciudades aliadas de Tlaxcala, las fuerzas de la Triple Alianza aumentaron la presión, aprovechando que los derrotados habían perdido toda la artillería y casi todas las ballestas. Los aliados tuvieron que cambiar de tácticas para cumplir el objetivo estratégico de replegarse en Tlaxcala para retomar la iniciativa.

Los combates siguieron un orden diferente al visto hasta entonces. La columna fue acosada durante toda la retirada, pero sólo cambiaba a formación defensiva cuando los ataques eran inminentes. Los cuadros estáticos de infantería aprovechaban su superioridad de fuego (por su alcance y letalidad) para contener a los tenochcas y permitir que las cargas de caballería rompieran su orden de batalla. El momento de desequilibrio era aprovechado por las reservas tlaxcaltecas, huexotzincas y españolas para derrotarlos, aunque este ciclo se fue repitiendo una y otra vez. Los tenochcas desarrollaron su propia respuesta, tratando de envolver los flancos de los aliados, pero fueron tácticas costosas y no movilizaron las fuerzas necesarias para lograr una victoria decisiva.

El 10 u 11 de julio de 1520 las dos fuerzas se encontraron en Otompan; el ejército de Tenochtitlan y sus aliados les impedía el paso, amenazando convertir la retirada en una carnicería. La victoria de los aliados indígenas y españoles les permitió refugiarse en Tlaxcala. Al mismo tiempo, la Batalla de Otumba pasó a ocupar un lugar central en la narrativa española de la Conquista. Matthew Restall analizó las crónicas y obras de arte que se refieren a la batalla, atestiguando cómo adscriben un papel casi mitológico. Opina que fue idealizada como la última oportunidad de un puñado de sobrevivientes de la Noche Triste en la que el valor de Cortés y sus capitanes cambiaron el curso de la historia. En esta narrativa, los españoles habían sido forzados a abandonar la capital imperial por sus errores y excesos, pero puestos contra las cuerdas, tomaron la iniciativa y arremetieron contra lo más nutrido de las fuerzas enemigas para recuperar la esperanza y derrotar a los tenochcas.

Conclusión

Con la muerte de Motecuhzoma Xocoyotzin los aliados tlaxcaltecas, huexotzincas y españoles se replegaron de Tenochtitlan buscando la seguridad de Tlaxcala. La retirada se volvió catastrófica tras su derrota en la Noche Triste, debiendo combatir en todo el camino al noreste de la actual Ciudad de México. Las fuerzas aliadas lograron escapar por una combinación de factores que incluyó una presión menor de los tenochcas, una consistente estrategia defensiva y nuevas tácticas que permitieron suplir las armas perdidas y aprovechar las disponibles. La Batalla de Otumba fue el punto final de esta humillante retirada y fue transformada en el discurso de los españoles en una epopeya heroica.

 

Para saber más

  • Hernán Cortés, Cartas de relación, 25ª edición, México, Editorial Porrúa, 2018.
  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 2008.
  • Ross Hassig, Mexico and the Spanish Conquest, Norman, University of Oklahoma Press, 2006.
  • Matthew Restall, Seven Myths of the Spanish Conquest, Oxford, Oxford University Press, 2003.

 

 

Para citar: Carlos Brokmann, La Batalla de Otumba desde la mirada estratégica, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2191/2167. Visto el 29/04/2024