Dibujando aventuras. Construcciones cartográficas occidentales de las Antillas y del Golfo de México

Ante todo, habría que asumir que los mapas, más allá de su contenido geográfico, deben ser considerados como expresiones de ideas, conocimiento y formas de relacionarse con los espacios. Los mapas transmiten informaciones o proyectos sobre el territorio y se construyen a partir de recorrerlo, imaginarlo, sintetizar datos que de él se adquieren y sobre todo tras un ejercicio de representación del espacio.

Los primeros mapas que desde el siglo XVI se hicieron en Europa sobre el mundo americano son muestra de esos procesos. Y aunque en ese momento existían diversas tradiciones cartográficas (como la musulmana) sobre todo se retomarían los tipos de registros que se habían hecho en la cartografía náutica mediterránea, especialmente en Mallorca, Génova, Venecia y Cataluña. La navegación mediterránea se hacía a partir de estimaciones y señalizaciones sobre rumbos magnéticos que se registraban en las cartas de marear o portulanos. Es decir que esos portulanos (que eran cartas medievales de origen italiano) mostraban las distancias estimadas que separaban a diferentes puertos y las rutas que los pilotos debían seguir para conectarlos. Esas rutas se marcaban con líneas rectas que a su vez se conectaban a partir de nodos o rosas de vientos, con los cuales se intentaba mostrar los rumbos que las embarcaciones debían seguir. Otra característica de esos mapas era que contaban con toponimia (o nombres) de diversos puntos a lo largo de las líneas costeras y que ayudaba a que los pilotos identificaran lugares. Un elemento más eran los detalles decorativos o iconográficos que, además de ser ornamentales, algunos de ellos también mostraron información política o religiosa de los lugares; así por ejemplo se pueden ver banderas, ciudades o fortificaciones, personajes de gobierno o bíblicos, animales característicos de los lugares señalados, etc. (Fig. 1 [Extracto] Abraham Cresques y Jafuda Cresques, Mapamundi: the Catalan Atlas, 1375).

Los primeros mapas hechos sobre los litorales americanos retomaron esas experiencias cartográficas mediterráneas. El Atlántico se volvió la parte central de algunos mapas y en ellos se evidenciaron los registros que sobre los nuevos territorios se obtenían, y en dichos mapas se incluyeron las líneas de rumbos, rosas de vientos, toponimia de las líneas costeras, animales, personajes e incluso (posteriormente) banderas con las que se intentaba mostrar la adjudicación política que asumieron España y Portugal sobre los territorios de ultramar.

En el caso de Castilla, se intentó controlar las relaciones con el Nuevo Mundo a partir de la Casa de Contratación de Sevilla (fundada en 1503) y esta institución además de hacerse cargo del registro de viajes, movimientos migratorios o actividades comerciales, también tuvo bajo su jurisdicción la formación de pilotos y la elaboración de mapas. Para ello se contrató a diversos cosmógrafos y especialistas en cartografía y navegaciones, además se nombró como Piloto Mayor a Américo Vespucio (1508). Por otro lado, se fomentó la formación de pilotos y práctica de navegación astronómica y de cosmografía, a partir del uso e incluso edición de manuales de navegación, cosmografía e instrucción práctica (como la Summa Geografica de Martín Fernández de Enciso publicada en 1519). Se intentó también sintetizar los registros cartográficos obtenidos por los navegantes y pilotos en un mapa general o Padrón Real. Aunque el objetivo fue que el Padrón se convirtiera en la principal compilación del saber marítimo, en realidad nunca fue un producto terminado pues constantemente debía ser actualizado con las distintas articulaciones y nuevos registros que se obtenían. Sin embargo, el cúmulo de informaciones que llegaban de los distintos espacios americanos recorridos y registrados dificultaron su actualización.

En el caso de las Antillas y de las costas americanas, los registros iniciaron desde los viajes colombinos y pronto fueron representados en la cartografía europea. Primero como zonas insulares (incluso muy cerca de las costas asiáticas) y posteriormente como la gran frontera atlántica que se exploraba (Fig. 2 Johannes Schöner, Globo de hemisferio occidental, 1520 y Fig. 3 Juan de la Cosa, El Puerto de Santa María (Cádiz), 1500).

Pero esos mapas generales poco evidenciaban los progresos de la navegación astronómica y los registros más locales que se llevaban a cabo desde las propias Antillas, que más bien se hacían con los avances y reconocimientos paulatinos que generaban informaciones que, si bien eran enviadas a la Casa de Contratación, también eran compartidas entre quienes continuaban dichos avances. Y las crónicas y mapas hechos sobre algunas zonas recorridas dan pauta para pensar en ello, como puede verse con los registros que se hicieron en las incursiones hacia Yucatán y el Golfo de México.

Por ejemplo, se sabe que en las Décadas del Nuevo Mundo (1504) de Pedro Mártir de Anglería se incluyó un mapa elaborado a partir de cuestionar a navegantes y pilotos que volvían a Sevilla del Nuevo Mundo. En ese mapa se registraron las Antillas y una masa de tierra con varios nombres y accidentes geográficos que aún no se recorrían, pero cuya mención ha hecho suponer que era una proyección de los avances que ya estaba en marcha (Fig. 4 Pedro Martir de Anglería, Mediolanensis Opera…, 1511).

Buena parte de los reconocimientos posteriores partieron de la Antillas. Los viajes de Francisco Hernández de Córdoba (1517) y Juan de Grijalva (1518) por el seno mexicano no contaron con registros cartográficos propios pero si con narraciones de viaje que se compartieron entre los expedicionarios, como se ha dejado ver en algunas crónicas y señalamientos de bautismos cartográficos de las zonas recorridas y que incluso llegaron a ser referidas por Bernal Díaz del Castillo, quien participó en la expedición comandada por Hernán Cortés (1519). Es probable que esas informaciones se sintetizaran en el mapa de Alonso Álvarez de Pineda. Este navegante, bajo el servicio de Francisco de Garay, también en 1519 exploró las costas al norte del río Pánuco, y aunque esa expedición fracasó en sus intentos por llevar a cabo un proceso de conquista fue de gran utilidad para registrar la zona. Y del viaje se elaboró en 1521 un mapa que incluyó la forma del golfo, desde Yucatán hasta la Florida (además de las costas del Darién).

Miguel León Portilla consideró muy probable que el mapa de la expedición de Álvarez de Pineda fuera usado en la elaboración del mapa del Golfo de México (que incluía la imagen de Tenochtitlan) que acompañó a la segunda carta de relación de Hernán Cortés (1524), pues tanto el trazo del Seno Mexicano como como algunos elementos geográficos coinciden (Fig 5Alonso Álvarez de Pineda, Mapa de la costa del Golfo, 1519 y Hernán Cortés, 2ª Carta de Relación, 1524).

Así que no obstante la lentitud de las comunicaciones entre España y los nuevos asentamientos americanos, las informaciones sobre las islas y tierras americanas registradas poco a poco enriquecieron las producciones cartográficas europeas. Paulatinamente la margen atlántica contó con más representaciones. Y esto, aunado a los registros hechos por navegantes y cartógrafos portugueses sobre las costas asiáticas, además del viaje de Fernando de Magallanes de 1519, llevaron a que pronto también se hiciera necesario imaginar, explorar y registrar la contracosta americana.

 

Para saber más:

  • García Redondo, José María, Cartografía e Imperio, el Padrón Real y la representación del Nuevo Mundo, Madrid, Ediciones Doce Calles, 2018.
  • León Portilla, Miguel, Hernán Cortés y la Mar del Sur, Madrid, Algaba Ediciones, 2005.
  • Sánchez, Antonio, La espada, la cruz y el Padrón. Soberanía, fe y representación cartográfica en el mundo ibérico bajo la Monarquía Hispánica, 1503-1598, Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2013.

 

Referencias de mapas:

Schöner, Johannes, Globo de hemisferio occidental, 1520 (retomado de Friedrich Wilhlem Ghillany, Geschichte des Seefahrers Ritter Martin Behaim, Nürnberg, Bauer und Raspe, J. Merz, 1853) https://es.wikipedia.org/wiki/Globo_de_Johannes_Sch%C3%B6ner#/media/Archivo:Sch%C3%B6ner_globe_1520_western_hemisphere.jpg

Para citar: Guadalupe Pinzón Ríos, Dibujando aventuras. Construcciones cartográficas occidentales de las Antillas y del Golfo de México, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1983/1970. Visto el 26/03/2024