En esta semana, hace 500 años, los mexicas y sus enemigos, indígenas y españoles, estaban enfrascados ya en la guerra por México-Tenochtitlan. El sitio y toma de esta gran ciudad duró más de 90 días, movilizó a centenares de miles de personas yo requirió combates constantes, día tras día.

Este tipo de guerras totales se ganan no sólo por el genio militar de los capitanes y la eficacia de sus estrategías, sino sobre todo por la capacidad que tiene uno u otro bando para alimentar, cuidar y curar a sus tropas. Sólo así logran sostener un ataque prolongado y difícil.

En nuestro Tonalpohualli de esta semana, Noticonquista examina la manera en que funcionaba esta logística de la guerra, coordinada por las decenas de aliados indígenas y los españoles.

Federico Navarrete examina el funcionamiento político de la coalición conquistadora, una liga plural y extensa de pueblos unidos por un sólo objetivo común: vencer a los mexicas. Cada uno de los participantes en esta alianza tenían sus propios objetivos y no todos se subordinaban a los de Hernán Cortés. En cambio, los españoles dependían por completo del apoyo y los alimentos que les daban sus aliados.

Rodrigo Llanes nos describe las dificultades para alimentar a los combatientes, españoles y mesoamericanos, con tortillas, "ciruelas" y otros alimentos. Una movilización de alimentos, y de personas para prepararlos, que requería el apoyo de cada uno de los aliados.

A su vez, Elena Mazzetto nos describe la vida cotidiana en los campamentos españoles y de los aliados. Una vida marcada por el fragor del combate, el cansancio de avanzar palmo a palmo cada día y retroceder cada noche. Nos muestra así el costo pagado por todos los participantes en esta terrible guerra.