La encrucijada de Cholula
Tras dos semanas de vivir en Tlaxcala, en casa de sus nuevos aliados, los expedicionarios encabezados por Hernán Cortés decidieron finalmente aceptar la invitación de Moctezuma para mudarse a Cholula.
Cholula era una de las ciudades más grandes e importantes de Mesoamérica. Con un milenio de antigüedad era famosa como un centro de cultura y arte tolteca y como uno de los santuarios más importantes del dios Quetzalcóatl, fundador del gobierno y de la tradición dinástica tolteca, creador de la humanidad y señor del viento. Por ello era un centro de peregrinación y comercio de gran relevancia en todo el centro de México y mucho más allá.
Esta ciudad, aunque a poca distancia física de las cuatro capitales tlaxcaltecas estaba separada de ellas por una larga historia de rivalidades políticas, guerras y traiciones. En 1519, estaba sujeta a la Triple Alianza encabezada por los mexicas y servía a sus nuevos señores para apretar la cuña contra sus enemigos tlaxcaltecas.
Para los españoles ir a esa urbe inmensa y desconocida era un salto al vacío, como había sido entrar al territorio tlaxcalteca un mes atrás. Sus nuevos amigos les advertían contra el carácter traicionero de los cholultecas. A la vez, los embajadores de Moctezuma les repetían que debían desconfiar de sus enemigos y que serían bien recibidos en Cholula.
Cuando descubrieron la auténtica dimensión de la ciudad quedaron a la vez fascinados y horrorizados de encontrarse en un lugar tan grande, rodeados de personas cuyas intenciones no podían conocer y que podrían acabar con ellos con gran facilidad.