Los expedicionarios envían una embajada a la Corte de Carlos I

8 de julio de 1519 / día 1-Pedernal, año 1-caña
Planisferio de Cantino (1502)
Planisferio de Cantino (1502)

Alrededor del 10 de julio de 1519 partió de Veracruz una nave enviada por Hernán Cortés y sus capitanes rumbo a sus tierras natales, en Castilla, con una carta del Cabildo de la Villa Rica de la Vera Cruz, así como regalos dirigidos al rey Carlos I. El encargado de entregar la misiva oficial y los presentes era el único miembro noble de la expedición, Alonso Hernández de Portocarrero, quien llevaba además mensajes destinados a los parientes, amigos y aliados de los expedicionarios.

El cometido de esta misión era ganar el favor del rey de España a la empresa de conquista de México iniciada por Cortés y los suyos. Por eso sus cartas contenían descripciones de las riquezas increíbles que habían encontrado y recibido en esa tierra, así como los presentes que la demostraban. Los más vistosos eran los regalos que el propio tlatoani Moctezuma Xocoyotzin de México-Tenochtitlan había enviado a los expedicionarios. La semana entrante describiremos con detalle estos presentes y su fascinante historia.

Al mismo tiempo, la embajada encabezada por Portocarrero era convencer a las autoridades reales de levantar la condena de muerte que pendía sobre los capitanes y sus seguidores, por haber traicionado al gobernador de Cuba, Diego Velázquez, y desobedecido sus órdenes de realizar sólo una expedición de rescate a las tierras recién descubiertas.

Esta misión era, pues, fundamental para el éxito de la expedición encabezada por Hernán Cortés. Sin embargo, todos sabían que habrían de pasar meses antes de que la nave llegara a Europa y otros más para que Portocarrero y sus acompañantes alcanzaran al monarca en la ciudad en que tenía su corte, pues esta no dejaba de moverse en sus vastos dominios en la Península Ibérica, Flandes y Austria. Sabían también que su respuesta, favorable o desfavorable, tardaría en llegar de vuelta a la tierra que habían bautizado ya la Nueva España.

No podían imaginar, sin embargo, que la misión sería un completo fracaso en términos políticos. En primer lugar Diego Velázquez trató de interceptarla a su paso por Cuba. Luego en Castilla, los aliados del gobernador lograron que Portocarrero fuera enviado a prisión, sin poder hablar con el rey, donde moriría poco tiempo después.

Tampoco podían predecir, su éxito inesperado: difundir en Cuba, España y toda Europa las nuevas del esplendor de la tierra que acababan de descubrir y que pretendían conquistar Esta noticia atrajo a centenares de nuevos conquistadores de toda América para unirse a la expedición de Hernán Cortés.