Asedio a la ciudad de México-Tenochtitlan

Texto original con ortografía de la época:

Desque el Capitán D. H. Cortes, hubo acabado de hablar a los Mejicanos, y ellos aceptaron la guerra confiando en la victoria pasada; luego se volvió a su gente, y tocaron los atambores y pífanos, y desplegaron las banderas para comenzar la batalla, y ir muy poco a poco hacia la ciudad. Entonces todas las canoas de pelea de los Mejicanos movieron contra los Bergantines, y comenzaron a pelear los unos contra los otros: y en breve tiempo desbarataron todas las Canoas, y muchas de ellas se anegaron, y se ahogaron en ellas muchos de los Mejicanos, otros huyeron, y no osaron hacer mas guerra a los Bergantines. Viendo los Españoles, que ya no había que hacer por el agua contra las Canoas, fuéronse derechos a tierra, para combatir las casas y los caminos, donde había gran muchedumbre de gente de los Mejicanos, guardando los caminos, y defendiendo las albarradas que habían hecho: a los cuales los de los Bergantines, con la artillería ojearon [103] y mataron muchos de ellos, y derrocaron las albarradasViendo los Mejicanos el daño que hacían en ellos con la artillería, muchos se escondieron detrás de las albarradas, y no osaban parecer; y otros huyan de manera, que quedaron los caminos todos barridos de gente. Como la gente popular que estaba a la mira, vieron el daño que hicieron los Bergantines, por mar y por tierra; comenzaron a huir para salvar a sus personas y a sus hijos y mugeres, sin llevar ninguna cosa de sus haciendas: Los Indios amigos de los Españoles, comenzaron a robar por todas aquellas casas. Así como vieron los Mejicanos el daño que se hacia con los Bergantines por el agua, comenzaron con gran priesa a cerrar los caminos del agua, para que no pudiesen entrar por entre las casas. Los Españoles como vieron cerrados los caminos, y allanada la tierra, comenzó a entrar la gente de á caballo, por la Ciudad, y la gente de a pie iba derrocando las Casas, y haciendo camino a los de á Caballo y los Mexicanos comenzaron a huir a lo interior de la Ciudad. Algunos de los Tlaltelucanos se acogieron a las Casas de Moctezuma, que se llamaban [104] Quauhquiaoac: tenia este nombre aquella casa, porque delante de la portada de la casa estaban dos águilas grandes labradas de piedra: y así se llamaba la casa de las Águilas. De alli salieron contra los de a caballo, y uno de á caballo dio una lanzada a un Tlatilulcano, que le pasó de parte a parte, y sacó la lanza: En esto pasó el Caballo y el alargó la lanza hacia atrás, porque no la pudo sacar de presto: en esto arremetieron otros Tlaltelulcanos, y asieron de la lanza, y el por no dejar la lanza, salto del Cavallo, y cayó en tierra, y allí le achocaron los Tlaltilulcanos. Visto esto, los Españoles arremetieron de presto a favorecer a aquel que había caído del Caballo, á la puerta de aquella casa, que se llamaba Quauhquiaoac, de donde habían salido los Tlatilulcanos, y allí se escondieron tras unas columnas que allí estaban levantadas, para algún edificio, que se hacia; estaban estas columnas cuatro de una parte, y otras cuatro de la otra; de manera que eran ocho: y como vieron a los Españoles, huyeron, y también los que estaban, sobre los tlapancos, dieron a huir. Los Españoles sacaron de los Bergantines, una pieza gruesa de artillería, y pusiéronla en un Carretón para aprovecharse de [105] ella contra los enemigos. Estaban algunos Mejicanos sobre el Cu de Uitziliputztli como quien está en una torre fortalecidos y tocando su atambor o teponatztli: subieron luego dos Españoles, y comenzaron a herir en ellos, y echaron los del Cu abajo, y no quedó nadie. En este tiempo llegaron las Canoas, y los que en ellas venían (que eran valientes Soldados) y otros hombres valientes que ellos llaman Quaquachicti, dejaron las canoas a los remeros y acudieron a pelear contra los Españoles: los que iban viendo delante de los Españoles dieron voces a los que venían de refresco, por detrás de los Españoles, llamándoles que se diesen priesa: como vieron los Españoles que por detrás les daban guerra, y los de adelante volvían contra ellos, halláronse en medio de los enemigos, acosados por atrás y por adelante: y así los Españoles de a Caballo volvieron la rienda, y rompieron por la parte de atrás, y pasaron huyendo por medio de los enemigos: ellos alanceaban a los que por delante se les ofrecían, y los enemigos de una parte y de otra del camino, les echaban dardos y saetas, y piedras: así huyendo se recogieron los Españoles, a donde tenían asentado su Real, que se llama Xolloc, que es cabe el matadero, y cabe las Casas de Alvarado: [106] y los de los Bergantines, se tornaron a donde tenían su real, que se llama Acachinanco: perdieron entonces los Españoles el tiro grueso que habían sacado de los Bergantines, porque se lo tomaron los enemigos al tiempo que huían.

 

Para citar:
Sahagún, Bernardino de , Historia general de las cosas de la Nueva España, , University of Utah, 1989 [1840], pp. 102-106
Lugar(es):
  • México-Tenochtitlan
  • Xoloco
Persona(s):
  • Hernando Cortés