Carlos I y los Comuneros o la conquista de los conquistadores

La consolidación de Isabel I en el trono castellano y la de Fernando II en el trono aragonés abrió un período de expansión con importantes consecuencias en diversos niveles. A partir de 1486, el esfuerzo conjunto de los reinos peninsulares se orientó a la conquista del reino nazarí de Granada. Así, la frontera que hasta entonces era territorial, se transformaba ahora en marítima, expulsando al otro lado del Mediterráneo a la población de religión musulmana.

Al mismo tiempo, el proceso de expansión alcanzaba dimensiones extra-peninsulares: mientras Aragón se volcó al Mediterráneo y a las Italias, Castilla se proyectó sobre el Atlántico alcanzando primero las Islas Canarias y luego, de mano de Cristóbal Colón, las Indias.

La muerte de la Reina Católica el 26 de noviembre de 1504, marcó el inicio de una importante crisis que se desarrolló en diversos escenarios. Quizás marcada por su propia experiencia, Isabel dejó establecida la sucesión del reino en favor de su hija Juana en varios momentos y a través de varios mecanismos que iban desde su propio testamento hasta su juramento en Cortes. Sin embargo y pese a los recaudos tomados, su deceso evidenció el conflicto entre Fernando de Aragón y Felipe de Habsburgo por el trono castellano, que implicó la anulación de la figura de la reina heredera.

La temprana muerte de Felipe (1506) y diez años después la de Fernando (1516) precipitaron el desenlace del problema. En este punto, todas las miradas estaban puestas sobre el nieto de los Reyes Católicos y heredero del trono, Carlos I. Como señala Joseph Pérez, su coronación desde Bruselas fue tomada en Castilla como un “verdadero golpe de Estado”. Esta maniobra política se insertaba, a su vez, dentro de un plan mayor que respondía a los intereses del emperador Maximiliano de Habsburgo, abuelo paterno de Carlos, quien veía en su nieto al heredero idóneo para la corona imperial; más idóneo aún si ya era rey de Castilla y Aragón. En esta instancia es importante recordar que Carlos oficiaba como rey regente de su madre, Juana I, quien vivió recluida en Tordesillas hasta 1555, un año antes de la abdicación de Carlos al trono.

Castilla recibió a Carlos por primera vez en octubre de 1517. En él estaban puestas las esperanzas de restablecer el orden y la concordia, aunque muy tempranamente se vieron frustradas. El nuevo rey resultaba distante, no hablaba español, y su corte estaba compuesta mayoritariamente por flamencos. Rápidamente, los principales cargos de gobierno y los beneficios eclesiásticos fueron repartidos entre los integrantes de la nueva corte. Como destacan varios historiadores, ante el nuevo panorama político Castilla se sentía como reino conquistado por las formas, usos y ceremoniales borgoñones y Carlos era percibido más como un conquistador que como un gobernante.

La muerte del Emperador Maximiliano en 1519 agravó aún más la coyuntura, ya que todos los recursos y los esfuerzos de Castilla fueron orientados por Carlos I a ganar la corona imperial, provocando con ello el descontento de varios sectores políticos de la corona castellana, como las ciudades y algunos grupos eclesiásticos. El nombramiento de Adriano de Utrech como regente del reino (1520) fue la chispa que prendió polvorín de las Comunidades.

El desarrollo y desenlace de estos sucesos son bien conocidos. Entre junio y agosto de aquel año el levantamiento sufrió varios reveses debido a la baja adhesión de las ciudades y el incendio de la ciudad de Medina del Campo producto del asedio de la villa por parte del ejército real. Como consecuencia, Tordesillas se convirtió tanto en el centro político de operaciones como en un centro simbólico, por ser la ciudad donde residía Juana I. Sin embargo, para septiembre del mismo año, parece cambiar la suerte del movimiento: trece de las dieciocho ciudades con voto en Cortes ya se habían sumado al reclamo de que no se les cobraran altos impuestos para sufragar las pretensiones de Carlos a la corona imperial y ello se tradujo en la separación de sus cargos respectivos de los funcionarios regios procedentes de las oligarquías urbanas. La nobleza, por su parte, también sufrió las consecuencias de los levantamientos: muchos de sus vasallos comenzaron a rebelarse contra el yugo señorial, armándose y extendiendo el movimiento a ámbito rural. La renuncia del rey a los impuestos extraordinarios y su alianza con los Grandes de Castilla marcaron el final del conflicto, y aunque las revueltas no cesaron completamente, el movimiento fue aplacado.

Mientras Castilla sufría diversas agitaciones políticas, al otro lado del Atlántico se realizaban las exploraciones al mando de Francisco Hernández de Córdoba, Juan de Grijalva y Hernando Cortés. Esta última, partió de la isla de Cuba y tras atravesar varios parajes arribaron al puerto de San Juan de Ulúa. Estando allí, como relata Bernal Díaz del Castillo, comenzaron a distinguirse entre los soldados dos parcialidades: aquellos que reconocían la autoridad de Diego Velázquez e insistían en regresar con la expedición a la isla; y quienes reconocían el liderazgo de Hernando Cortés y abogaban por poblar nuevos territorios.

Tras varios episodios relatados detalladamente en la Historia Verdadera se impuso el último grupo y se alzó a Cortés como Capitán general y Justicia mayor; acto seguido se ordenó la fundación de una villa que se nombró Villa Rica de la Vera Cruz; se nombraron cada uno de los cargos que conforman un cabildo; se construyó una picota en la plaza y en las afueras de la ciudad se puso una horca.

En conclusión, podemos observar como en ambas orillas del Atlántico se desarrollan diversas formas de representación del poder local ante el rey y mientras las ciudades de Castilla se levantaban en armas contra el “rey/conquistador” que imponía nuevos usos y costumbres desconociendo la tradición existente, en las Indias Cortés realizaba alianzas con los pueblos de la región para enfrentar Moctezuma en nombre de Carlos I. 

Para citar: Lucía Beraldi, Carlos I y los Comuneros o la conquista de los conquistadores, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/714/690. Visto el 28/03/2024