Recibimiento de Cortés y sus tropas en Tlaxcala

Texto original con ortografía de la época:

Como los caciques vieron que comenzaba a ir nuestro fardaje camino de su ciudad, luego se fueron adelante para mandar que todo estuviese aparejado para nos recibir y para tener los aposentos muy enramados; e ya que llegábamos a un cuarto de legua de la ciudad, sálennos a recibir los mismos caciques que se habían adelantado, y traen consigo sus hijas y sobrinas y muchos principales, cada parentela y bando y parcialidad por sí; porque en Tlascala había cuatro parcialidades, sin las de Tecapaneca, señor de Topeyanco, que eran cinco; y también vinieron de todos los lugares sus sujetos, y traían sus libreas diferenciadas, que aunque eran de henequén, eran muy primas y de buenas labores y pinturas, porque algodón no lo alcanzaban; y luego vinieron los papas de toda la provincia, que había muchos por los grandes adoratorios que tenían, que ya he dicho que entre ellos se llama cues, que son donde tienen sus ídolos y sacrifican; y traían aquellos papas braseros con brasas, y con sus inciensos zahumando a todos nosotros, y traían vestidos algunos dellos ropas muy largas a manera de sobrepellices, y eran blancas, y traían capillas en ellos, como que querían parecer a las que traen los canónigos, como ya lo tengo dicho, y los cabellos muy largos y enredados, que no se pueden desparcir si no se cortan, y llenos de sangre que les salían de las orejas, que en aquel día se habían sacrificado; y abajaban las cabezas como a manera de humildad cuando nos vieron, y traían las uñas de los dedos de las manos muy largas: e oímos decir que aquellos papas tenían por religiosos y de buena vida; y junto a Cortés se allegaron muchos principales acompañándole; y como entramos en lo poblado no cabían por las calles y azoteas, de tantos indios e indias que nos salían a ver con rostros muy alegres, y trajeron obra de veinte pinas hechas de muchas rosas de la tierra, diferenciadas las colores y de buenos olores, y las dieron a Cortés y a los demás soldados que les parecían capitanes, especial a los de a caballo; y como llegamos a unos buenos patios adonde estaban los aposentos, tomaron luego por la mano a Cortés, Xicotenga "el viejo" y Mase-Escaci, y le meten en los aposentos, y allí tenían aparejado para cada uno de nosotros a su usanza unas camillas de esteras y mantas de henequén; y también se aposentaron los amigos que traíamos de Cempoal y de Zocotlan cerca de nosotros; y mandó Cortés que los mensajeros del gran Montezuma se aposentasen junto con su aposento; y puesto que estábamos en tierra que veíamos claramente que estaban de buenas voluntades y muy de paz, no nos descuidamos de estar muy apercibidos, según teníamos de costumbre; y parece ser que nuestro capitán, a quien cabía el cuarto de poner corredores del campo y espías y velas, dijo a Cortés: "Parece, señor, que están muy de paz, y no habernos menester tanta guardia ni estar tan recatados como solemos". "Mirad, señores, bien veo lo que decís; mas por la buena costumbre hemos de estar apercibidos, que aunque sean muy buenos, no habernos de creer en su paz, sino como si nos quisiesen dar guerra y los viésemos venir a encontrar con nosotros; que muchos capitanes por se confiar y descuidar fueron desbaratados, especialmente nosotros, como somos tan pocos, y habiéndonos enviado a avisar el gran Montezuma, puesto que sea fingido, y no verdad, hemos de estar muy alerta."

Para citar:
Díaz del Castillo, Bernal , Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ciudad de México, Editorial Patria, 1983 [1632], pp. 194-195
Lugar(es):
  • Tlaxcala
Persona(s):
  • Hernando Cortés
  • Xicotencatl
  • Mase-Escaci
Actor(es):
  • cacique(s)
  • Papas