Los españoles aceptan mudarse a la ciudad de Tlaxcala y son bienvenidos por la población local

Texto original con ortografía de la época:

[…] dándoles palabra de mudar luego su alojamiento a la ciudad, sin más detención que la necesaria para juntar alguna gente de los lugares vecinos, que condujese la artillería y el bagaje. Aceptaron ellos la palabra, haciéndosela repetir con más afecto que desconfianza, y partieron contentos y asegurados, tomando a su cuenta la diligencia de juntar y remitir los indios de carga que fuesen menester; y apenas rayó la primera luz del día siguiente, cuando se hallaron a la puerta del cuartel quinientos tamenes tan bien industriados, que competían sobre la carga, haciendo pretensión de su mismo trabajo.

Tratóse luego de la marcha, púsose la gente en escuadrón y dando su lugar a la artillería y al bagaje, se fue siguiendo el camino de Tlascala, con toda la buena ordenanza, prevención y [150] cuidado que observaba siempre aquel pequeño ejército, a cuya rigurosa disciplina se debió mucha parte de sus operaciones. Estaba la campaña por ambos lados poblada de innumerables indios que salían de sus pueblos a la novedad, y eran tantos sus gritos y ademanes, que pudieran pasar por clamores o amenazas de las que usaban en la guerra, sino dijera doña Marina que usaban también de aquellos alaridos en sus mayores fiestas, y que celebrando a su modo la dicha que habían conseguido, vitoreaban y bendecían a los nuevos amigos, con cuya noticia se llevó mejor la molestia de las voces, siendo necesaria entonces la paciencia para el aplauso.

Salieron los senadores largo trecho de la ciudad a recibir el ejército con toda la ostentación y pompa de sus funciones públicas, asistidos de los nobles, que hacían vanidad en semejantes casos de autorizar a los ministros de su república. Hicieron al llegar sus reverencias, y sin detenerse caminaron delante, dando a entender con este apresurado rendimiento lo que deseaban adelantar la marcha, o no detener a los que acompañaban.

Al entrar en la ciudad resonaron los Víctores y aclamaciones con mayor estruendo, porque se mezclaba con el grito popular la música disonante de sus flautas, atabalillos y bocinas. Era tanto el concurso de la gente, que trabajaron mucho los ministros del senado en concertar la muchedumbre, para desembarazar las calles. Arrojaban las mujeres diferentes flores sobre los españoles, y las más atrevidas o menos recatadas, se acercaban hasta ponerlas en sus manos. Los sacerdotes, arrastrando las ropas talares de sus sacrificios, salieron al paso con sus braserillos de copal; y sin saber que acertaban, significaron el aplauso con el humo. Dejábase conocer en los semblantes de todos la sinceridad del ánimo; pero con varios afectos, porque andaban la admiración mezclada con el contento: y el alborozo templado con la veneración. El alojamiento que tenían prevenido, con todo lo necesario para la comodidad y el regalo, era la mejor casa de la ciudad, donde había tres o cuatro patios muy espaciosos, con tantos y tan capaces aposentos, que consiguió Cortés sin dificultad la conveniencia de tener unida su gente. Llevó consigo a los embajadores de Motezuma por más que lo resistieron, y los alojó cerca de sí, porque iban asegurados en su respeto, y estaban temerosos de que se les hiciese alguna violencia. Fue la entrada y última reducción de Tlascala en veinte y tres de septiembre del mismo año de mil quinientos diez y nueve, día en que los españoles consiguieron una paz con circunstancias de triunfo, tan durable y de tanta consecuencia para la conquista de Nueva España, que se conservan hoy en aquella provincia diferentes prerrogativas y exenciones, obtenidas en remuneración de aquella primera constancia: honrado monumento de su antigua fidelidad.

Para citar:
de Solís y Rivadeneyra, Antonio , Historia de la Conquista de Méjico: población y progresos de la América Septentrional conocida por le nombre de Nueva España, Madird, Espasa-Calpe, 1970 [1684], pp. 149-150
Lugar(es):
  • Tlaxcala
Persona(s):
  • Hernando Cortés
  • Maxixcatzin
Actor(es):
  • indios tlaxcaltecas