Situación militar de Cortés en vísperas de la expedición de Pánfilo de Narváez

La situación en México-Tenochtitlan del ejército compuesto por una gran cantidad de tropas indígenas y algunos centenares de expedicionarios españoles encabezados por Hernán Cortés fue haciéndose cada vez más complicada a  partir de su llegada en noviembre de 1519 y principios del año siguiente. Aunque los europeos ocupaban los palacios en la capital mexica, la mayoría de los guerreros indígenas estaban afuera. Dependían por completo de los tenochcas para su subsistencia y las alianzas que habían construido comenzaron a debilitarse.

 

Situación militar de Cortés

Hernán Cortés parece haber creído que la  entrada en Tenochtitlan de las fuerzas indígenas y españolas bajo  su mando sería el principio de la sumisión pacífica de los mexicas. Es probable que pensara que las descripciones de Tenochtitlan que le habían hecho sus informantes eran exageradas. Pero al llegar a la ciudad se encontró en una situación militar complicada. Por una parte había sido bien recibido por Moctezuma, sus fuerzas se habían asentado en sus palacios y había logrado controlar una parte del poder imperial. Por otro lado, sus soldados españoles eran tan pocos que dependían completamente de sus aliados en lo militar y de los mexicas como proveedores de la comida y abastecimientos que necesitaban. La mayor parte de los guerreros tlaxcaltecas y otros aliados indígenas habían acampado afuera. Quedarse en una isla fortificada sin accesos fácilmente controlables se convertía en una trampa potencial. Para un comandante europeo tradicional, la estrategia lógica habría sido retirarse hacia la costa para reunir mayores fuerzas, particularmente entre los indígenas enemigos de los mexicas. Sin embargo, esta retirada habría debilitado la posición política y la imagen que Cortés quería proyectar, razón por la cual se mantuvo en la capital del imperio.

La supervivencia de los españoles dependía de los mexicas. Los ejércitos de la Monarquía dominaban Europa, pero sus triunfos se debían a formaciones como los tercios, así como a un armamento que combinaba arcabuces, picas, rodelas, caballería pesada y una artillería cada vez más refinada. Los acompañantes de Cortés eran unos cientos de rodeleros armados con espada, escudo redondo, coraza y capacete. Su caballería, armas de fuego y artillería eran escasas para tener efecto decisivo en combate.

La señal de alarma para la posición del ejército de españoles e indígenas en Tenochtitlan llegó desde la costa de Veracruz. En octubre de 1519, quizá por consejo de Malintzin, sus aliados totonacos habían rehusado pagar tributo a los mexicas, quienes los amenazaron en Nauhtlan (actual Nautla). La guarnición de Vera Cruz envió a Juan de Escalante en su apoyo con un contingente integrado por ocho a diez mil totonacos y 40-50 españoles con un par de caballos, cañones, arcabuces y ballestas. Escalante capturó a los calpixqui (recaudadores de tributos) y chocó con las fuerzas mexicas al mando de Cuauhpopoca,. La batalla de Nauhtlan fue un desastre para los totonacos y sus aliados españoles. Se enfrentaron en un llano entre los ríos Nautla y Misantla y en campo abierto la disciplina militar mexica fue decisiva, haciendo huir a los totonacos y obligando a los españoles a retirarse a su guarnición tras morir 7 hombres y un caballo. Cuauhpopoca hizo sacrificar al único prisionero español y mandó su cabeza a Moctezuma para demostrar que podían ser derrotados, según Bernal Díaz del Castillo.

Hernán Cortés recibió las malas noticias en Tenochtitlan y decidió actuar de inmediato para prevenir una derrota segura. El 14 de noviembre de 1519 rompió los acuerdos con Moctezuma y las leyes europeas de la guerra, irrumpió de manera violenta en su palacio y lo hizo prisionero. Esta prisión fue un catalizador vital para el proceso de conquista. Moctezuma mandó capturar a Cuauhpopoca. Cuando llegó con su hijo y 15 nobles mexicas, el huei tlahtoani tenochca dejó su juicio en manos de Cortés, quien los sentenció a morir quemados vivos en 17 postes colocados en el actual Zócalo capitalino. Algunos de los torturados dijeron que la orden de atacar Nautla había sido instrucción de Moctezuma, acusación que aprovechó Cortés para ponerle grilletes (semejantes a las esposas actuales) al monarca. La medida restableció la logística de su ejército en Tenochtitlan y Vera Cruz, sirviendo también para fortalecer la confianza de los grupos indígenas aliados. Sin embargo, la humillación al huei tlahtoani catalizó la oposición a las fuerzas invasoras indígenas y españolas, haciendo inevitable la guerra contra el pequeño ejército que había violado toda consideración jurídica y cultural.

Para leer más:

  • Cortés, Hernán: Cartas de relación, 25ª edición, México, Editorial Porrúa, 2018.
  • Hassig, Ross: Mexico and the Spanish Conquest, Norman, University of Oklahoma Press, 1994.
  • Navarrete, Federico: ¿Quién conquistó México?, México, Editorial Debate, 2019.
Para citar: Carlos Brokmann, Situación militar de Cortés en vísperas de la expedición de Pánfilo de Narváez, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2026/2018. Visto el 13/04/2024