La legitimidad de la conquista española y la merced de Axapusco y Tepeyahualco

La legitimidad de la conquista está en entredicho cuando se habla de Hernán Cortés y Quetzalcóatl. Si fue una empresa que buscaba la expansión del cristianismo y la salvación de más almas, alejando a los indígenas de la idolatría, entonces no pudo argumentar relación alguna con un dios pagano, especialmente si le sirvió para legitimar el deseo español de gobernar por toda la tierra.

Existe un controvertido documento, la Merced y mejora de Hernán Cortés a los caciques de Axapusco y Tepeyahualco, que dice lo contrario, es decir, que el capitán español fue informado muy tempranamente en las playas de Veracruz de la profecía de “un hombre blanco con barbas y vestido como papa”, quien anunció que algún día llegarían a para gobernar la tierra.

La merced ha llamado la atención desde hace mucho tiempo y fue publicada en varias ocasiones. Una edición accesible con sus comentarios se encuentra en el primer volumen de los Documentos cortesianos publicados por José Luis Martínez. Se trata de un documento maltratado, en el cual se dice que Hernán Cortés confirma haber otorgado privilegios a los gobernantes de Axapusco y Tepeyahualco en 1519, cuando todavía estaban en el campamento de la playa, y que posteriormente confirmó el acuerdo ante un escribano público en 1526, en la Ciudad de México. El documento conocido es una mala copia del original, pero sigue siendo interesante.

Los representantes de Axapusco y Tepeyahualco se infiltraron entre los enviados de Moctezuma y lograron interesar a Hernán Cortés en los informes sobre el hombre blanco y barbado. Fueron a su tierra, es decir, regresaron hasta el actual Estado de Hidalgo, reunieron unos códices y volvieron con los españoles al cabo de cierto tiempo.

Los códices eran únicos, incluso en ese tiempo, porque se habían salvado de su destrucción, pues los mexicas se habían esforzado para borrar la evidencia de la profecía. Como sabemos el tlatoani  Itzcóatl hizo arder los viejos libros de la historia de los colhuas y otros toltecas. Sin embargo , estos señores tlacochcalcas de poca importancia y poder parecen haber conservado algunos de sus libros pintados de tradición tolteca. Y pensaron que Cortés y su gente podrían ser la gente aludida en el antiguo relato y que estaban en condiciones de reclamar su derecho a ser reconocidos como gobernantes.

Sin embargo, el documento es bastante polémico. De principio demostraría que Hernán Cortés sabía que existía una leyenda sobre el regreso de un poderoso personaje, muy extendida por el territorio indígena y que su veracidad inquietaba a los pueblos, pero entonces ya no sería el heroico cruzado, que defendiendo la fe cristiana lucharía contra el mal que campeaba, sino una especie de aventurero que utilizaba una leyenda, tal vez del demonio, para engañar a los indígenas y lograr sus objetivos personales, de poder y dinero.

La condición del mismo papel no ayuda a resolver el misterio. Dada la lejanía con Veracruz, la poca importancia de ambos poblados, anacronismos, equivocaciones en cargos y títulos de los personajes, Fernando Ramírez  dio por auténtico el documento, Joaquín García Izcabalceta lo publicó con reservas y Bernardo Couto y José Luis Martínez lo rechazaron. A pesar de lo anterior, fue aceptado en los tribunales de la colonia, lo que abona a su autenticidad.

Aun cuando se autentifique y se pueda atribuir al paso del tiempo y a errores de los copistas los problemas del contenido, está también el problema geográfico: ¿qué hacían en 1519 los gobernantes de dos pueblos del actual Estado de Hidalgo en las costas veracruzanas?

Recientemente ese aspecto del enigma se ha resuelto. Los cempoaltecas no era totonacos. Una parte de sus habitantes llegaron desde Cempoala, Hidalgo, la actual ciudad de Zempoala. Existe buena evidencia, incluso arqueológica, pero la principal es que los cempoaltecas hidalguenses y veracruzanos compartían el gusto por pequeña joya incrustada bajo el labio inferior y que al colgar dejaba los dientes al descubierto, teniéndolo como algo favorable en su estética, aún cuando para otros grupos, como los españoles, les causaba cierta incomodidad. En otros pueblos indígenas como los cholultecas y tlaxcaltecas se identificaban a los cempoaltecas por ese rasgo único.

Más aún, Axapusco ahora se encuentra a unos 23 kilómetros al suroeste de la actual Zempoala, y Santiago Tepeyehualco a unos siete y medio kilómetros al sur en la jurisdicción del municipio de Zempoala, por lo aparentemente es factible suponer que hubo un vínculo previo y muy importante entre ambas Cempoalas, lo que permitiría a los cempoaltecas hidalguenses interceder ante sus parientes veracruzanos para que aceptaran ayudar a los españoles.

Parece que la Merced tiene bases históricas en su contenido. De estar en lo correcto, es otro indicio de que los españoles en realidad no creían tan firmemente, como a veces se dice, que estaban haciendo una guerra por su religión, sino que había otras cuestiones, más terrenales, algo fuera de la moral cristiana.

Para citar: Agustín García Márquez, La legitimidad de la conquista española y la merced de Axapusco y Tepeyahualco, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1600/1589. Visto el 23/04/2024