Sobre lo útiles que resultaron Marina y Jerónimo de Aguilar para los españoles

Texto original con ortografía de la época:

Estando en este cautiverio, acaeció que por aquellas tierras había dado a la costa y arribado un navío de los que habían venido a descubrir estas tierras, que en otros tiempos llamaban deYucatán, por mandado de Diego Velázquez, gobernador de la isla de Cuba, y de estas naos quedaron cautivos o de las de Francisco Hernández de Córdoba, entre los indios, algunos de sus soldados, de los cuales fueron uno que se llamó García del Pilar y otro Jerónimo de Aguilar, españoles, a los cuales conoció después. Habiendo pues quedado Jerónimo de Aguilar cautivo en aquella tierra, procuró de servir y agradar en gran manera a su amo ansí en pesquerías que le hacía como en otros servicios que lo sabía bien hacer, que le vino tanto a ganarle la voluntad, que le dio por mujer a Malintzin, y como el Jerónimo de Aguilar fuese tan hábil, tomó la lengua de aquella tierra tan bien y en tan breve tiempo, que los propios indios se admiraban del ver cómo la hablaba.

Y fue en tanta manera convertido en indio, que se horadó las orejas y narices, y se labró y rayó la cara y carnes como los propios indios: compelido dela pura necesidad se puso a todo, aunque siempre y a la continua observó su cristiandad y fue cristiano, y guardó el conocimiento de la ley de dios; y Malintzin, compelida de la misma necesidad, tomó la lengua de aquella tierra tan bien y tan enteramente, que marido y mujer se entendían y la hablaban como la suya propia. Y por este artificio, el Jerónimo de Aguilar supo y entendió grandes secretos de toda esta tierra y del señorío del gran Motecuhzomatzin.

Y ansí como Cortés llegó con su armada a esta costa, por voluntad divina fue hallado este Jerónimo de Aguilar, el cual salió con gran muchedumbre de canoas al armada de los cristianos, con acuerdo y mando de su amo y de los otros caciques de aquella tierra, con una cruz de caña y una banderilla alta, dando grandes voces y diciendo al de la capitana ¡Cruz! ¡Cruz! ¡Cristiano! ¡Cristiano! ¡Sevilla, Sevilla! a las cuales voces puso gran admiración a los de la armada; mas llegados al fin de este negocio se llegaron a las naos, tomando ante todas cosas la fe de Cortés que no enojaría a los de aquella tierra, antes los trataría como amigos, porque lo principal que aquellas gentes trataron con Jerónimo de Aguilar, fue que a sus hermanos no los enojasen, lo cual se hizo ansí y se cumplió.

Tornando a nuestro fin y principal intento, hallada Malintzin para instrumento de tanto bien, Hernando Cortés la recibió y trató como a cosa que tanto le importaba, que la sirvió y regaló tanto cuanto humanamente se pudo hacer; y para que fuese bien tratada, la dio Hernando Cortés en guarda a Juan Pérez de Arteaga un soldado muy noble de la compañía, que después fue llamado Juan Pérez Malintzin, a diferencia de otros de este nombre de Juan Pérez: y como la Malintzin no sabía más lengua de la mexicana y la de Olotla y Cozumel, hablábala con Aguilar, y el Aguilar la declaraba en la lengua castellana; de suerte que para interpretar la lengua mexicana, se había de interpretar por la lengua de Olotla o de Acozamilco con Aguilar y Aguilar la había de convertir en la nuestra, hasta que la Malintzin vino hablar la nuestra.

Para citar:
Muñoz Camargo, Diego , Historia de Tlaxcala, Tlaxcala, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social; Universidad Autónoma de Tlaxcala, 2013 [1998], pp. 167-168
Persona(s):
  • Jerónimo de Aguilar
  • Marina
  • Hernando Cortés