Asedio a México-Tenochtitlan: Indígenas intentan intimidar a los españoles con las armas de Huitzilopochtli

Texto original con ortografía de la época:

Los Españoles con intención de matar con un trabuco o a muchos o a todos cuantos estaban retraídos en su fuerte: armaron un trabuco, sobre el Cu que llamaban Mumuztli: Y de que le hubieron aparejado a su voluntad soltáronle para que hiciese tiro y cayese una lluvia de piedras, sobre los Mejicanos, que estaban acorralados en el barrio de Tetenamitl cabe la Concepción: y no le acertaron, ni le nivelaron tan diestramente que hiciese su tiro conforme a su propósito, y así las piedras fueron a caer a otra parte, y no cayeron sobre la gente, que estaba recogida en aquel lugar de Tetenamitl.

Y de esto quedaron los Españoles muy despechados, y dsecontentos, por haber errado el tiro y dieron al diablo el trabuco, y a los que lo habían inventado, y gastado en el mucho tiempo, y madera y herramienta, y sogas, y maromas, y propusieron de no curar mas de aquel armadixo. Determinaron luego, a fuerza de brazos y con ardides de guerra, peleando hacer su negocio: El cual tenían ya casi acabado: y de esta manera se ordenaron para darles guerra, hasta rendirlos [131]  matarlos a todos: así comenzaron a darles combates espesamente de noche y de día y por agua y por tierra. Estaban los tristes Mejicanos, hombres y mugeres, niños y niñas, viejos y viejas, heridos y enfermos, en un lugar bien estrecho, y bien apretados los unos con los otros, y con grandísima falta de bastimentos, y al calor del Sol y al frió de la noche, y cada hora esperando la muerte, no tenían agua dulce para beber, ni pan de ninguna manera de comer, bebían del agua salada y hedionda, comían ratones y lagartijas, y cortezas de arboles, y otras cosas no comestibles: y de esta causa enfermaron muchos, y murieron muchos, y de los niños, no quedó nadie, que las mismas madres y padres los comían (que era gran lastima de ver, y mayormente de sufrir). Peleando de noche y de día, donde hubo muchos encuentros y celadas, y murieron muchos de ambas partes, así Indios como Españoles.

Finalmente como los Mejicanos entendieron que su partido, iba muy cuesta bajo, convertieronse a buscar los misterios  secretos que los antiguos les habían dejado para si se viesen una tal necesidad como estaban, ayudarse de ellos. De este propósito [132] un principal Capitán de los que entonces eran valientes, de la parte de los Mejicanos (que se llamaba Cacacoatlilacotezi [Cihuacoatliacotzin] habló a los mejicanos diciéndoles): Señores mejicanos y tlaltilulcanos, que estáis presentes en este tan gran conflicto en que estamos: ya veis que todas nuestras fuerzas, y todo nuestro poder; no es nada para podernos escapar; de las manos de los españoles, y de todos nuestros enemigos que los ayudan; pareceme que será cosa bien acordada, que acudamos al favor de nuestros Dioses (en especial de nuestro Señor Uitziliputztli) fundador de la república Mejicana, y los consejos que nos dejaron nuestros antiguos, para que de ellos nos ayudásemos, en semejante necesidad como ahora estamos; porque me acuerdo haber oido a los viejos: que nuestro Dios Uitziliputzli, usaba de dos cosas, para contra sus enemigos, para aterrarlos, y ahuyentarlos: la una se llama Xiuhcoatl, y la otra se llama Mamalhoaztli: Ayudémonos ahora de estas dos cosas, que nuestro Dios Uitzilipuztli nos dejó para nuestro favor, y nuestros antiguos han tenido fe, y confianza [133] en ellas, y por ventura nos aprovechara, en este tan gran peligro que estamos.

Oido esto, los demás convinieron en hacer un sacrificio solemne á su Dios Uitzilupuchtli cuya imagen tenían consigo, y el tenia por cetro real en la mano una culebra hecha de mosaico que llamaban Xuihcoatl, no derecha sino tortuosa ó combada (y aquella siendo vivo, como nigromántico, en las batallas, como gran serpiente viva la echaba sobre los enemigos con que los espantaba y hacia huir): este embuste demandaban ellos que se hiciese sobre los Españoles, y sus enemigos los indios para espantarlos y ahuyentarlos. Tenían también un búho (hecho de plumages ricos y espantable) que también tenían por cosa de portento, para espantar a sus enemigos en las guerras: y con este se vistió uno de aquellos principales Capitanes, y subióse sobre una azotea alta donde le pudiesen ver todos sus contrarios, para que se espantasen y huyesen todos sus enemigos. No les aprovechó nada de esto, porque [134] de ahí a tres días se rindieron a propósito de este Xiuhcoatl que le usaba antiguamente por vía de portento [...] 

Para citar:
Sahagún, Bernardino de , Historia general de las cosas de la Nueva España, , University of Utah, 1989 [1840], pp. 130-134
Lugar(es):
  • Tlatelolco
  • México-Tenochtitlan
Actor(es):
  • Xiuhcoatl