La guerra continúa, traiciones, defensas, reinvenciones

21 de junio de 1521 / Día 13-césped año 3-casa
C. Florentino, Libro 12, fol. G3v.
C. Florentino, Libro 12, fol. G3v.

En junio de 1520, el Valle de México estaba sumergido en una guerra de inmensas dimensiones que afectaba no sólo a los mexicas y sus numerosos atacantes (99% indígenas), sino también a las demás poblaciones y altépetl de la región. Estas eran involucradas en el conflicto por razones estratégicas, por viejas amistades y enemistades, y por razones logísticas: alimentar a los dos bandos en combate.

Los amoxtli de esta semana nos muestran algunos aspectos militares y humanos de esta guerra terrible, desde perspectivas poco conocidas.

León García Garagazga nos describe la participación de los chinampanecas, la gente de las chinampas, habitantes de Xochimilco, Cuitláhuac (Tláhuac), Mixquic, Iztapalapa y otras comunidades ribereñas del lago. Ellos eran viejos aliados y parientes de los mexicas, pero en junio de 1520, tras la violenta conquista de Xochimilco por los aliados indo-españoles en abril, decidieron unirse al asedio enemigo. Su traición fue tal, que atacaron a los mexicas bajo la pretensión de venir a ayudarlos. La pérdida de estos aliados claves debilitó aún más a los asediados.

Marco Cervera Obregón nos describe con detalle las tácticas militares de resistencia mexica: el combate anfibio con canoas y guerreros en tierra; el constante hostigamiento a los campamentos indo-españoles y a sus líneas de abastecimiento; la resistencia feroz en el combate terrestres. Nos explica que la ideología militarista mexica preparaba a su ejército y su pueblo para esta batalla y los predisponía a pelearla hasta las últimas consecuencias.

Finalmente, Alejandro Fujigaki nos presenta una reflexión sobre lo que significaba la destrucción y la guerra para los mesoamericanos: no sólo una manera de hacer vivir, de reproducir a sus comunidades, capturando e incorporando enemigos. Era también una manera de destruir para poder crear. Así podemos entender la terrible batalla de México-Tenochtitlan no sólo como el fin del mundo mexica, sino como el alumbramiento dramático de nuevos mundos, de nuevas posibilidades de ser.