Descripción del gran Cu: los patios y habitaciones

Texto original con ortografía de la época:

Dejemos esto, y digamos de los grandes y suntuosos patios que estaban delante del Huichilobos, adonde está ahora el señor Santiago, que se dice el Taltelulco, porque así se solía llamar. Ya he dicho que tenían dos cercas de cal y canto antes de entrar dentro, e que era empedrado de piedras blancas como losas, y muy encalado y bruñido y limpio, y sería de tanto compás y tan ancho como la plaza de Salamanca; y un poco apartado del gran cu estaba una torrecilla que también era casa de ídolos, o puro infierno, porque tenía a la boca de la una puerta una muy espantable boca de las que pintan, que dicen que es como la que está en los infiernos, con la boca abierta y grandes colmillos para tragar las ánimas. E asimismo estaban unos bultos de diablos y cuerpos de sierpes junto a la puerta, y tenían un poco apartado un sacrificadero, y todo ello muy ensangrentado y negro de humo e costras de sangre; y tenían muchas ollas grandes y cántaros e tinajas dentro de la casa llenas de agua, que era allí donde cocinaban la carne de los tristes indios que sacrificaban, que comían los papas, porque también tenían cabe el sacrificadero muchos navajones y unos tajos de madera como en los que cortan carne en las carnicerías. Y asimismo detrás de aquella maldita casa, bien apartado delia, estaban unos grandes rimeros de leña, y no'muy lejos una gran alberca de agua que se henchía y vaciaba, que le venía por su caño encubierto de la que entraba en la ciudad desde Chapultepeque. Yo siempre la llamaba a aquella casa, el infierno. Pasemos adelante del patio y vamos a otro cu, donde era enterramiento de grandes señores mexicanos, que también tenían otros ídolos, y todo lleno de sangre e humo, y tenía otras puertas y figuras de infierno; y luego junto de aquel cu estaba otro lleno de calaveras e zancarrones puestos con gran concierto, que se podían ver, mas no se podían contar, porque eran muchos, y las calaveras por sí, y los zancarrones en otros rimeros; e allí había otros ídolos, y en cada casa o cu y adoratorio, que he dicho, estaban papas con sus vestiduras largas de mantas prietas y las capillas como de dominicos, que también tiraban un poco a las de los canónigos, y el cabello muy largo y hecho, que no se podía desparcir ni desenredar; y todos los más sacrificadas las orejas, y en los mismos cabellos mucha sangre. Pasemos adelante, que había otros cues apartados un poco de donde estaban las calaveras, que tenían otros ídolos y sacrificios de otras malas pinturas; e aquellos decían que eran abogados de los casamientos de los hombres. No quiero detenerme mas en contar de ídolos, sino solamente diré que en torno de aquel gran patio había muchas casas, e no altas, e eran adonde estaban y residían los papas e otros indios que tenían cargo de los ídolos; y también tenían otra muy mayor alberca o estanque de agua y muy limpia a una parte del gran cu, y era dedicada para solamente el servicio de Huichilobos e Tezcatepuca, y entraba el agua en aquella alberca por caños encubiertos que venían de Chalpultepeque; e allí cerca estaban otros grandes aposentos a manera de monasterio, adonde estaban recogidas muchas hijas de vecinos mexicanos, como monjas, hasta que se casaban; y allí estaban dos bultos de ídolos de mujeres, que eran abogadas de los casamientos de las mujeres, y a aquellas sacrificaban y hacían fiestas porque les diesen buenos maridos.

Para citar:
Díaz del Castillo, Bernal , Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ciudad de México, Editorial Patria, 1983 [1632], pp. 263-264
Lugar(es):
  • Tlatelolco