La elaboración histórica de Tetzcoco en el siglo XVI, apuntes sobre este proceso

Aunque Tetzcoco parece representar, casi de manera unívoca, a toda la región conocida como Acolhuacan, en este amplio territorio existieron varios asentamientos prehispánicos con población multiétnica a la que genéricamente se le denominó acolhua. Entre los principales lugares que integraron esta región oriental de la cuenca de México, y que tuvieron una tradición histórica particular, se encuentran Coatlinchan, Huexotla, Tepepulco, Otompan, Teotihuacan y Tepechpan.

            El papel que Tetzcoco desempeñó como aliado de los españoles, favoreció para que pudiera mantener cierto poder después de la caída de Tenochtitlan. Sin embargo, esta situación no evitó el saqueo de la ciudad, la destrucción de sus templos y el paulatino desplazamiento de la elite tetzcocana en los cargos políticos más importantes, esto último se acentuó hacia finales del siglo XVI, época en la que surgieron versiones sobre el proceso de reconstrucción del pasado mesoamericano, escritas por descendientes de la nobleza indígena que propusieron, entre varios temas, otras maneras de explicar un hecho que cambió para siempre la manera de ver y concebir el mundo anterior a la llegada de los europeos. Al respecto, no debe perderse de perspectiva que muchos de estos autores fueron mestizos cristianizados, por lo que su mirada no estuvo exenta de intenciones, valoraciones y juicios acerca de la religiosidad prehispánica. Otra cosa que no debe olvidarse es que estas elaboraciones históricas emergieron de un sustrato de información oral y pictográfica antigua, es decir, no inauguraron una tradición histórica sino que retomaron muchos de los elementos preexistentes para continuar y dotar de un nuevo sentido a sus historias locales.

Anterior a estas obras, algunos conquistadores europeos ya habían escrito sobre el “Nuevo Mundo”, pero sus intenciones se resumieron en describir, testimoniar, reunir evidencia para solicitar dádivas en pago por pacificar y poblar el nuevo territorio conquistado. Por su parte, los frailes mendicantes hicieron lo propio cuando se establecieron en Tetzcoco, lugar donde aprendieron la lengua de los naturales y en el que fundaron un espacio para evangelizar a los hijos de los principales. Debido a esto, muchas de las obras realizadas por frailes tuvieron como finalidad la extirpación de idolatrías.

Para el caso específico de Tetzcoco, dos autores se distinguieron de entre otros más que escribieron sobre este centro prehispánico y que, lamentablemente, quedaron en el anonimato, me refiero a Fernando de Alva Ixtlilxóchitl y Juan Bautista Pomar, ambos consultaron información contenida en pinturas, historias, memoriales, cantos y relatos orales de ancianos principales que hablaron sobre la ciudad de sus antepasados. Por ejemplo, en la redacción de su obra, Alva Ixtlilxóchitl concedió mayor importancia a los documentos que se afiliaron a su relato base y desechó a los que no lo hicieron. Mientras que Juan Bautista Pomar, explicó los límites de la indagación que emprendió, debido a la destrucción de las pinturas que contenían la historia de Tetzcoco. Al respecto, se podría decir que estos autores, como otros, pulieron, editaron y adaptaron su obra, omitiendo información que les pareció irrelevante o demandando la falta de ella. 

En relación con la historia base de Alva Ixtlilxóchitl es muy probable que se haya tratado del Códice Xólotl, documento pictográfico que se produjo en el seno de la tradición histórica tetzcocana a partir de pictografías más antiguas. Así, en este documento pictográfico se proyectó a Tetzcoco como el más importante en el Acolhuacan, incluso antes de serlo. Y es que, al tratarse de una versión de Tetzcoco, es evidente que dicho sitio haya ocupado un lugar preponderante en este relato, pero lo cierto es que su importancia devino con la derrota de Azcapotzalco en 1428, antes de esta fecha fue Coatlinchan quien detentó la figura de poder en el Acolhuacan, misma que en esta versión aparece eclipsada y sustituida por Tetzcoco. La misma línea de exaltación de Tetzcoco es la que seguirá Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, pero agregará nuevos elementos interpretativos a la lectura de este códice. 

En relación con la “versión tetzcocana”, que deviene de documentos pictográficos estrechamente relacionados entre sí: el Códice Xólotl, el Mapa Quinatzin  y el Mapa Tlotzin, por mencionar algunos de ellos, y que aparentemente perpetuaron una mirada homogénea de Tetzcoco, cabe observar que, contrario a lo que podría pensarse, dicha versión contiene significativas diferencias, por lo que estamos ante una reformulación histórica plagada de matices. Sin lugar a dudas, parte de las complejidades para analizar la tradición histórica de Tetzcoco son las discrepancias en las voces que la integran. Sobre ello me pregunto, ¿acaso esto no deviene, entre otras razones, de la propia estructura de facciones al interior del propio Tetzcoco?

Mención aparte la ocupan las voces silenciadas, las historias perdidas, sólo conocidas por información indirecta, englobadas en una gran versión como la tetzcocana. En resumen, podría decirse que estamos ante elaboraciones y reelaboraciones históricas, en donde la lucha por visibilizar la importancia de una ciudad fue el leitmotiv de todas. Por ello, los cronistas descendientes de Tetzcoco reconstruyeron su pasado, aprovechando el lugar de aliados que tuvieron, la ignorancia de los españoles en cuanto a los nuevos territorios conquistados y la ausencia de información e incomprensión de la misma, apostando con ello a la pervivencia histórica de Tetzcoco.

 

Para leer más:

                     

  • Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, Obras históricas, 2 v., edición, estudio introductorio y apéndice documental de Edmundo O’ Gorman, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1975.
  • Códice Xólotl, prólogo, estudio y apéndice de Charles E. Dibble, prefacio de Rafael García Granados, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, University of Utah, 1951, 166 p.
  • Lesbre, Patrick, La construcción del pasado indígena de Tezcoco. De Nezahualcóyotl a Alva Ixtlilxóchitl, trad. de Mario Zamudio Vega, Zamora, Michoacán, El Colegio de Michoacán, INAH, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 2016, 537 p.
  • Navarrete, Federico, Los orígenes de los pueblos indígenas del valle de México. Los altépetl y sus historias, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2011, 546 p.
  • Pastrana Flores, Miguel,  “Del castigo divino a la interculturalidad. Reflexiones sobre los nahuas coloniales del centro de México en la historiografía mexicana”, en Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva (ed.), Visiones del pasado. Reflexiones para escribir la historia de los pueblos indígenas de América, México, UNAM, Centro de Estudios Mayas, p. 115-152.
  • Pomar, Juan Bautista, Relación de Tezcoco, ed. facsimilar de la de 1891 con la advertencia preliminar y notas de Joaquín García Icazbalceta, México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, 1975, 69 p.

 

Para citar: Maribel Aguilar Aguilar, La elaboración histórica de Tetzcoco en el siglo XVI, apuntes sobre este proceso, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2830/2822. Visto el 25/04/2024