La relación entre guerras y epidemias: viejos problemas, nuevos puntos de vista

En una reseña del libro reciente del historiador Frank Snowden, quien aborda los efectos de las epidemias sobre las sociedades humanas, la escritora Laura Spinney, especialista en la ‘gripe española’ de principios del siglo XX, aporta una idea que parece indiscutible: existe una “sinergia entre las guerras y las epidemias” que en ocasiones ha jugado un papel crucial como determinante del curso de la historia. Spinney ejemplifica su afirmación con un ejemplo europeo, ampliamente conocido: el de Napoleón Bonaparte.

Esta autora refiere que las campañas imperiales comandadas por el famoso estratega militar durante el siglo diecinueve “(…) hacia el oeste, a través del Atlántico, fueron detenidas por la fiebre amarilla, a la cual hizo frente su ejército en la colonia francesa caribeña de Santo Domingo (hoy Haití)”, mientras que “sus ambiciones hacia el Este fueron frustradas por la disentería y el tifo”. Después de décadas de investigación biológica y biomédica, con antecedentes múltiples —entre ellos, los descubrimientos de otro célebre francés, Luis Pasteur— hoy sabemos que los flavivirus, algunas especies bacterianas de los géneros Escherichia, Shigella, y Yersinia, y otras del género Rickettsiason los agentes responsables de las tres enfermedades mencionadas respectivamente por Spinney en su recuento. Sin embargo, dichos conocimientos científicos no parecen ser esenciales para formular generalizaciones sobre el modo en que se dan las interacciones entre guerras y epidemias. En realidad, esta información tampoco podría considerarse determinante para apoyar o rechazar una suerte de ‘particularismo histórico’ radical, a la hora de comprender la retroalimentación a la que se refiere Spinney. En la trascendente propuesta de una ‘unificación microbiana del mundo’, introducida hace unos cincuenta años al debate historiográfico por Emmanuel Le Roy Ladurie, no se pasan por alto las dimensiones bélicas que acompañaron a los contactos poblacionales, causantes de ‘cortocircuitos del contagio’ y ‘hemorragias demográficas’. Para el caso específico del ‘genocidio amerindio’, Le Roy Ladurie hacía alusión explícita al “choque exógeno de la conquista”, y lo planteaba canónicamente como una ‘confrontación entre Hernán Cortés y el imperio azteca’. Si la teoría biomédica convencional —por más importante y necesaria que ésta sea para proporcionarnos las vacunas que usamos en 2021, ante las epidemias locales de COVID-19— no puede ayudarnos aquí, ¿debemos utilizar el marco analítico de la ‘causalidad microbiana’ desarrollado por este original historiador (y continuado por sus seguidores) como base de una comprensión monolítica de la posible relación entre epidemias y guerras?

En una contribución previa (https://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2683/2682), he aludido al diálogo académico contemporáneo entre la historia, la antropología, y las ciencias de la vida, que ha proporcionado un notable impulso a los ‘estudios multiespecies’ y otras propuestas teóricas que considero útiles, incluso necesarias, para abrir nuevos campos de investigación e interpretación sobre la conquista de México-Tenochtitlán, y (de manera más amplia) sobre los contextos ecológicos y medioambientales en que se desenvuelven las trayectorias históricas compartidas entre los humanos y los no-humanos. En línea con aquellas sugerencias, aquí me interesa llamar la atención sobre algunas intervenciones de especialistas que se mueven a ambos lados de la frontera entre antropología y medicina, y que en mi opinión contribuyen de manera importante a esta tarea intelectual. Me concentro, en primera instancia, en el concepto de sindemia y sus elaboraciones, para relacionarlo con aquella imagen de ‘sinergia guerras-epidemias’, dibujada por Laura Spinney. Luego, reviso los entendimientos más obvios a los que refiere la frase ‘guerra bacteriológica’ (con la intención de subvertirlos, al menos parcialmente).

‘Sindemia’: una idea útil desde la ‘antropología médica crítica’

En tanto recurso teórico para el análisis, la palabra sindemia —que sugiere “la interacción de enfermedades antiguas y nuevas, agudas y crónicas, con efectos significativos sobre la morbilidad y mortalidad humanas”— fue propuesta inicialmente por el antropólogo médico norteamericano Merrill Singer, en artículos especializados publicados durante la década de 1990. Unos años antes de la introducción formal del término, Singer fue un activo participante en algunos acalorados debates acerca de la necesidad de crear una antropología médica crítica; un poco más tarde, este discurso antropológico fue articulado con mayor detalle, por Singer y algunos de sus colegas, a la sombra de la crisis de salud pública internacional causada por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).

En años recientes, el concepto de Singer y su propia versión de la antropología médica crítica han adquirido madurez, al encontrar acomodo adicional en reflexiones sobre el calentamiento atmosférico de la Tierra. En 2010, cuando Singer propuso el concepto de ecosindemia, para hacer alusión a procesos globales relacionados con los desajustes planetarios del clima y los ecosistemas —los cuales, a su vez, pueden identificarse como factores causales de las epidemias y las pestes— revisó la caracterización del concepto original, de la manera siguiente:

El término sindemia apunta más allá de la biología interactiva, hasta llegar a los papeles que juegan las condiciones sociales y la estructura de las relaciones sociales en el desarrollo de las concentraciones de enfermedad, la frecuencia de las interacciones entre las enfermedades, y los resultados que tienen las interacciones sinergísticas entre las enfermedades sobre la salud.

Como tal, esta definición no hace referencia a ‘la guerra’, entendida de manera genérica como ‘cualquier conflicto que rompe la paz’ entre grupos humanos opuestos, y que está usualmente acompañado de un componente militar. Sin embargo, en el mismo texto Singer añade:

En las sindemias, la interfaz entre las enfermedades u otros problemas relacionados con la salud comúnmente refleja una configuración de factores sociales adversos (por ejemplo, pobreza, estigmatización, disparidades en el cuidado de la salud) que colocan a individuos y grupos subyugados en un riesgo mayor de exposición a la enfermedad, mientras que limita su acceso a la prevención y el tratamiento.

Esta esquematización de la desigualdad humana se expresa con un lenguaje claramente asociado a configuraciones socioculturales contemporáneas: esto se ve con claridad cuando Singer añade como factor de inequidad a la discriminación racial, e identifica al estado de los sistemas inmunológicos individuales como aspectos adicionales del riesgo. Sin embargo, las estratificaciones sociales del pasado, como las que tuvieron lugar en Mesoamérica, antes y al momento de la conquista, son susceptibles de comprenderse aún mejor de lo que ya las entendemos, con ayuda de estos elementos.

Aun así, ¿no es tenue la relación que guarda esta visión antropológico-médica con la guerra? Estrictamente hablando, sí. Pero en el capítulo introductorio de un texto coordinado con su colega Derrick Hodge, dedicado explícitamente a estudiar las conexiones entre lo que llaman ‘máquina de guerra’ (war machine) y la salud global contemporánea, Singer no titubea al defender que “la herramienta analítica de la antropología médica crítica apoya nuestra habilidad para identificar conexiones entre la salud, la guerra, y la economía política”. Si seguimos este hilo de argumentación, nuevamente podemos regresar en el tiempo y contemplar, en numerosas décadas posteriores a 1521, el deterioro en la salud debido a la adversidad cotidiana en la que se encontraron muchas de las poblaciones que habrían de conformar la ‘Nueva España’. Recordando el tratamiento clásico de Eric Wolf, también podríamos incorporar este ángulo de la antropología médica crítica en la reconstrucción de los ciclos complejos de interacciones culturales y sociales ligadas a procesos de extracción material y generación de riqueza y valor, fundamentales para la constitución del capitalismo a lo largo de su inexorable marcha sustitutiva de otros ‘modos de producción’.

La ‘metáfora obvia’ de la ‘guerra bacteriológica’ y una ‘antropología (multiespecies) de las epidemias’

La frase ‘guerra bacteriológica’ tiene también, por supuesto, un carácter metafórico cuyos alcances siempre deberíamos vigilar con cuidado. (¿Hubo cálculo, por parte de Cortés y sus heterogéneos aliados, para esparcir los elementos causantes de la enfermedad durante la conquista? ¿Un cálculo similar al que se presume en tantos otros oscuros episodios históricos posteriores de siembra deliberada de patógenos, para los cuales las especialistas sí tienen evidencia inobjetable?) En tanto metáfora, la conceptualización del enfrentamiento ‘bélico’ con peligrosos seres invisibles también está ligada al modo en que los microorganismos patógenos y sus vectores zoonóticos —entre los cuales las bacterias, virus, y animales que ahora ocupan los titulares de la prensa internacional son apenas una pequeña muestra— constituirían el ‘último enemigo a vencer’, en esta etapa geológica antropocénica que está atada no sólo a la crisis ambiental global, sino también a la amenaza de una ‘próxima pandemia’. En el sentido de la reflexión interdisciplinaria actual pertinente al tema, los estudiosos que han conformado el fascinante campo emergente de la ‘antropología de las epidemias’ también hunden sus raíces en la antropología médica de orientación fuertemente teórica. Algunos de ellos —de manera sobresaliente, Christos Lynteris y sus colegas, así como el grupo internacional coordinado por Eben Kirksey que reflexiona sobre los ‘ensamblajes multiespecies’ que acompañan la vida (y la muerte) humanas en estos tiempos— desarrollan recursos de gran ayuda para desestabilizar la constante preocupación por la patogenicidad de las formas de vida no-humanas, y convertirla en una construcción deliberada de imaginarios de coexistencia generativa, desde la inescapable colectividad de las especies. (Y ‘en resistencia contra la sinergia destructiva de las ecosindemias’, podríamos añadir, para terminar de desentrañar las implicaciones de la imagen de Spinney.)

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Aún no sabemos la identidad exacta —biomédicamente definida, esto es— de todos los agentes patógenos que circularon a través del Atlántico hace aproximadamente 500 años, ni de los que ya se movían en las otras configuraciones continentales, siglos o milenios atrás. Tampoco está clara la ‘historia de origen’ ecológico-evolutivo, o más bien biosocial, del coronavirus SARS-CoV-2 y sus potenciales reservorios animales, reportados desde Wuhan (China) hacia finales de 2019. Pero el estudio de los procesos de causalidad, del involucramiento de las agencias humanas y más-que-humanas entrelazadas en todas estas trayectorias históricas, no dejará de estar en la mira de públicos cada vez más amplios —‘indígenas’ y de todos los demás tipos, por igual. Y lo que aprendamos de cada estudio de caso, proveniente del pasado arqueológico o inmediato, también podría iluminar caminos en el incierto futuro de nuestra coexistencia presente con la diversidad simpoiética que sostiene el planeta, aún.

 

Para saber más

  • Coronavirus Multispecies Reading Group (Eben Kirksey, coordinador). https://adi.deakin.edu.au/coronavirus-multispecies-reading-group
  • De Waal, Alex. 2021. New Pandemics, Old Politics. Two Hundred Years of War on Disease and its Alternatives. Polity.
  • Kelly, Ann H., Frédéric Keck y Christos Lynteris (editores). 2019. The Anthropology of Epidemics. Routledge.
  • Le Roy Ladurie, Emmanuel. 1973. Un concept: l’unification microbienne du monde (XVIe-XVIIe siècles). Revue suisse d’histoire 23: 627-696. (Existe traducción al español.)
  • Lynteris, Christos. 2020. Human Extinction and the Pandemic Imaginary. Routledge.
  • Singer, Merrill. 2010. Ecosyndemics. Global warming and the coming plagues of the twenty-first century. En Herring, D. Ann y Alan C. Swedlund (editores), Plagues and Epidemics. Infected Spaces Past and Present. Berg.
  • Singer, Merrill. 2014. Zoonotic ecosyndemics and multispecies ethnography. Anthropological Quarterly 87: 1279-1310.
  • Singer, Merrill y G. Derrick Hodge (editores). 2010. The War Machine and Global Health. A Critical Medical Anthropological Examination of the Human Costs of Armed Conflict and the International Violence Industry. Altamira Press.
  • Snowden, Frank. 2019. Epidemics and Society: From the Black Death to the Present. Yale University Press.
  • Spinney, Laura. 2018. Pale Rider. The Spanish Flu of 1918 and How it Changed the World. Cape.
  • Spinney, Laura. 2019. How pandemics shape social evolution. Nature 574: 324-326.
  • Wolf, Eric. 1982 (2010). Europe and the People Without History. University of California Press. (Existe traducción al español.)
Para citar: Francisco Vergara Silva, La relación entre guerras y epidemias: viejos problemas, nuevos puntos de vista, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2761/2761. Visto el 12/05/2024