La "conquista de México" vista por la historiografía anglosajona (II)

Ya se ha mencionado aquí la relevancia de la obra de William H. Prescott para la historiografía cortesiana, la primera de gran envergadura de la conquista de México escrita en los Estados Unidos. Prescott se percató de que el capitán español era un digno personaje para una saga fantástica, digna del Romanticismo. Contaba él la anécdota de que el famoso escritor y novelista Washington Irving (1783-1859), autor de una popular historia de la vida y los viajes de Cristóbal Colón, le había caballerosamente cedido a él la primacía de escribir sobre el conquistador extremeño en aras de que lo retratara Prescott con rigor de historiador. El novelista hispanófilo cedió así el paso al académico "científico" para lograr un retrato del multifacético Cortés con la mayor "objetividad" posible, libre tal vez de la emotividad propia de la literatura. Esto al final no resultó así del todo: las más de  las veces Prescott caracterizó a su protagonista, a quien consideró el líder indiscutible de la empresa conquistadora, de manera idealizada,  como se muestra en esta hiperbólica descripción:

en sus maneras [Cortés era] franco y marcial, y escondía un muy frío y calculador espíritu. Con su alegre humor se mezclaba un sensible aire de resolución, que causaba en quienes se le acercaban un sentimiento de obediencia, que infundía  asombro y apego en sus más devotos seguidores. Tal combinación, en que el amor era temperado por la autoridad, era quizá mejor calculada para inspirar devoción entre los ásperos y turbulentos espíritus con los que se iba a echar su suerte ... tal es el retrato que nos han dejado de este hombre extraordinario sus contemporáneos; el instrumento elegido por la Providencia para esparcir el terror entre los bárbaros monarcas del mundo occidental,  para dejar sus imperios en el polvo (Esta traducción y las que siguen son mías).

Desde el principio del relato, no es difícil percibir hacia dónde se inclinaban las simpatías y antipatías prescottianas. El historiador de la Nueva Inglaterra sabía que no podía atribuir el triunfo de la empresa solamente a los españoles, pues muy claramente "el Imperio indio había sido de un modo conquistado por indios". En otras palabras, "la monarquía azteca cayó por las manos de sus propios súbditos, bajo la dirección de la sagacidad y la ciencia europeas". No era de la competencia de Prescott el "rescate" antropológico de los indígenas mexicanos, mismo que tomaría un rumbo "científico" unas cuántas décadas después, con las obras del profesor y viajero inglés Edward B. Tylor (1832-1917), pero sus juicios sobre los naturales de América fueron más que severos y, según la perspectiva de nuestro propio tiempo, injustos, pero explicables - que no justificables - por la mentalidad de la Ilustración, filosofía campeante de la época. Ésta era proclive a valorar la historia a partir del progreso de la civilización occidental, la mejor o la única posible, la verdaderamente "universal". Los sacrificios humanos, el canibalismo y otras prácticas y costumbres de los habitantes del Anáhuac le parecían actos abominables al relator. Así, para él, el cambio de la "barbarie" a la "civilización" justificaba plenamente la conquista: "Cuando las instituciones no se conectan con la prosperidad humana y el progreso - opinaba - deben caer, si no por la creciente luz de la civilización, por la mano de la violencia [...] y ¿quién lamentaría su caída?" A este juicio añadía además que ...

No podemos lamentar la caída de un imperio que hizo tan poco para promover la felicidad de sus súbditos o los intereses reales de la humanidad. A pesar del lustre de sus últimos días, de la defensa gloriosa de su capital, de la templada generosidad de Montezuma[sic], del intrépido heroismo de Guatemozin [sic], los Aztecas eran enfáticamente una raza fiera y brutal, poco calculada, ni en sus mejores aspectos, para estimular nuestra simpatía y consideración.

Por otro lado, bastante tinta empleó Prescott también para referirse a los hombres que caminaron junto al viril héroe en tamaña empresa. El historiador señaló que había determinado exponer con claridad los excesos de los conquistadores, para explicar "objetivamente" sus acciones "por las circunstancias del periodo en el que vivieron". Con ellos, bajo el liderazgo de Cortés y con sus aliados indígenas, después de un sitio de casi tres meses de duración, "se conquistó una floresciente ciudad, llena de edificios, monumentos de arte, y una numerosa población, que le dio el primer sitio entre las capitales del mundo occidental". El acontecimiento tenía, para Prescott, "el aire de una fábula más que de una historia, una leyenda romántica, un cuento genial".

Cerraremos el ciclo decimonónico de esta temática diciendo que la History of the Conquest of Mexico del llamado "Brahmán de Boston" fue un hito, sobre todo por dos razones: La obra modificó la versión historiográfica de Cortés que venía de la época colonial angloamericana, salpicada de "leyenda negra", que hacía del extremeño uno más de los conquistadores ambiciosos y crueles de España, derivada de la obra de Bartolomé de Las Casas, como ya se mencionó, y lo encumbró como una figura heroica y mítica. En segundo término, el estudio en sendos volúmenes puso a la conquista de México en un primer plano en la conciencia estadounidense, como una portentosísima hazaña a imitar, precisamente en una época de amplias ansias expansionistas e imperialistas. También en el año de 1843, cuando salió de las prensas la obra prescottiana se tradujeron y publicaron en inglés las Cartas de relación de Cortés con el título The Despatches of Hernando Cortes, the Conqueror of Mexico, Addressed to the Emperor Charles V, Written during the Conquest, and Containing a Narrative of Its Events, y un año más tarde, vio la luz la traducción hecha por John Ingram Lockhart del voluminoso escrito de Bernal Díaz del Castillo,  The Memoirs of the Conquistador Bernal Díaz del Castillo. Y así, bien fresca estaba en la memoria la saga del capitán español sobre el imperio azteca cuando las tropas estadounidenses invadieron México y tomaron la capital en agosto-septiembre de 1847, para disgusto de Prescott, quien consideró la guerra "una locura sin principios".

La entrada del ejército invasor se hizo por Veracruz, sobre la ruta que habían seguido Cortés y sus huestes poco más de trescientos años antes. Esto no pasó desapercibido para los comandantes y sus tropas, quienes sintieron esta empresa como una segunda conquista de México, especialmente después de la toma de Chapultepec, lo que fue recordado como la caída de la "antesala de Moctezuma". El hecho resuena aún hoy en la primera estrofa marcial y triunfalista del himno que entonan los marines estadounidenses en ocasiones especiales.

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Un gran torrente crítico pasó por el caudal de la disciplina histórica respecto a la interpretación de la conquista de México del siglo XIX al XXI en el mundo de habla inglesa. En este espacio tan acotado, es imposible hacer un recuento de lo que se ha escrito desde entonces sobre ese trascendente acontecimiento y sus resultados en el espacio de casi dos siglos en la historiografía anglosajona. La conmemoración de la caída de la ciudad de México Tenochtitlan este año de 2021 ha incentivado también a no pocos historiadores, antropólogos, arqueólogos, etnólogos y especialistas de otras muchas disciplinas a emprender investigaciones de diversos temas relacionados con la conquista, aprovechando el interés por la efeméride. Estudios de género, de códices, de material arqueológico, intercambio económico, de historiografía, filología, medicina, demografía, ecología, alimentación, del papel de los aliados indígenas, de arte, aculturación y etnicidad, usos y costumbres, migraciones, globalización, sincretismo cultural y religioso, tácticas de guerra, análisis de crónicas, heurística y un largo etcétera son temas que confluyen hoy en el manantial historiográfico de investigadores en países de habla inglesa, sobre todo en el Reino Unido, Estados Unidos y, en menor medida, en la parte anglófona de Canadá. Es importante destacar que fuentes primarias como la obra de Bernal Díaz del Castillo y la de Francisco López de Gómara han sido traducidas y reeditadas en inglés desde el siglo XIX y, hasta la fecha, continúa la exégesis de éstos y otros autores por parte de la crítica anglosajona. A mediados del siglo XX, Lesley Byrd Simpson (1891-1984) volvió a llamar la atención del público en los Estados Unidos hacia los temas de la conquista así como de la traducción y crítica de sus fuentes, mientras que Anthony Pagden tradujo y editó las Cartas de relación de Cortés en 1986. Sin poderlas mencionar a todas, obras de fuerte impacto han sido las de los estadounidense Charles Gibson, The Aztecs under Spanish Rule: A History of the Indians of the Valley of Mexico, 1519-1810 (1964); la perspectiva moral de la conquista de Lewis Hanke, The Spanish Struggle for Justice in the Conquest of America (1965); los varios y multicitados trabajos sobre el perfil de Cortés del reconocido hispanista británico y profesor emérito de la universidad de Cambridge en el Reino Unido John H. Elliott (n. 1930), para quién el extremeño era un hombre "a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento" y una personalidad "maquiavélica". Asimismo, podemos mencionar las contribuciones fundamentales de James Lockhart (1933-2014) sobre varias perspectivas, sobre todo indígenas, sobre la conquista.

Mención aparte merece el libro de Hugh Thomas (1931-2017), Conquest: Cortes, Montezuma, and the Fall of Old Mexico  (1993), que, después de lo hecho por Prescott en el siglo XIX, a quien, por cierto, mucho debe el historiador británico, sobre todo en sus juicios sobre la personalidad moral del conquistador, significaba de nuevo poner enfrente de los lectores una obra de gran aliento sobre la Conquista. Como Prescott, Thomas elaboró su narrativa desde la óptica de los españoles, a los que también les da un viso heroico. Varias fueron las reseñas a este voluminoso trabajo, tanto de crítica como de exaltación, y la mayoría destacaba que no había en él una "teoría nueva", una contribución original o un documento hallado en los archivos que cambiara sustancialmente lo que se conocía hasta entonces sobre aquel acontecimiento. Su aportación era el informar a un público general - y no necesariamente especialista-, a una nueva generación más cercana a la conmemoración del llamado Descubrimiento de América en el año 1992 y del suceso mismo de la Conquista a través de una lectura amena y ligera. Además, Thomas había logrado recopilar un impresionante corpus de fuentes primarias y secundarias así como un gran glosario de personajes involucrados en aquellos hechos históricos, es decir, había llevado a cabo un ingente compendio de 500 años de producción historiográfica.

En los últimos 21 años, han destacado en los temas de la conquista, además de los ya mencionados, autores como Stuart Schwartz, Ross Hassig, Richard Trexler, W. George Lovell, Camila Townsend, Rolena Adorno, Barbara Mundy, Ida Altman, Louise Burkhart, Frances Karttunen, entre otros. Las obras de los académicos franceses Robert Ricard, Tzvetan Todorov y Serge Gruzinski, así como los trabajos del historiador ecuatoriano Jorge Cañizares-Esguerra y del mexicano Miguel León Portilla sobre tópicos que giran en torno a la conquista han sido investigaciones escritas o traducidas en inglés que han tenido también impacto en los círculos de especialistas. Particularmente los estudios del historiador británico afincado en los Estados Unidos, Matthew Restall, han tenido eco importante en la actualidad, con su planteamiento de una "nueva historia de la conquista", que debe llevar a una comprensión profunda e interna del suceso, es decir, con todas las partes involucradas y las mayores determinantes posibles como ejes de explicación. Las obras de Restall, especialmente When Montezuma Met Cortés: The True Story of the Meeting that Changed History(2018), Seven Myths of the Spanish Conquest (2003) y, la que escribió en co-autoría con Felipe Fernández-Armesto, The Conquistadors: A Very Short Introduction (2012) así como otros trabajos más han llamado la atención sobre la necesidad de "derribar mitos", proponer nuevos enfoques de estudio y de la creciente valoración del papel de los cientos de miles de aliados indígenas sin cuya colaboración y posicionamiento no hubiera sido posible la caída del imperio Mexica ni las ulteriores empresas de conquista en los años que siguieron a 1521, cosa que, cabe decirlo, no pasó desapercibido para los historiadores desde la época de Raleigh y hasta nuestros días.

Quizá la obra más reciente publicada en los albores del año conmemorativo con una visión también de larga duración sea la de David M. Carballo, Collision of Worlds. A Deep History of the Fall of Aztec Mexico and the Forging of New Spain (2020). Ésta ofrece un enfoque novedoso a partir de la arqueología, al poner de relieve los valores de la cultura material (la deep history por la que se decanta el autor) que se transforma en experiencias pretéritas mesoamericanas e ibéricas al nivel de la historia comparada. Condensado en una ágil síntesis narrativa y también de ligera y amena lectura, el trabajo de Carballo enriquece la investigación histórica precisamente por su  enfoque multidisciplinario.

En su recensión a la obra de Hugh Thomas de hace unos años, Sarah Cline, profesora de la universidad de California en Santa Bárbara, señalaba que "la historiografía se enriquece con periódicas reevaluaciones de la construcción narrativa histórica" y así, en efecto, vemos que ha sucedido en la historiografía anglosajona sobre la conquista de México en este breve recuento. En cada centuria, los autores que han escrito sobre dicho suceso han tomado posición, de acuerdo a sus circunstancias personales y nacionales y han mostrado también su carga emocional crítica. El tema sigue gravitando entre nosotros, vive y persiste en la reflexión intelectual y en la historiografía a nivel global. La larga y fecunda producción de la historiografía anglosajona ha aportado una importante interpretación de este acontecimiento que es digna de analizarse y discutirse de acuerdo a la luz de nuestro propio tiempo.

Para citar: Alicia Mayer, La "conquista de México" vista por la historiografía anglosajona (II), México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2652/2651. Visto el 26/04/2024