La situación militar a principios de 1521

En 1520 los mexicas habían logrado derrotar a los aliados indígenas y españoles en la Noche Triste, habían perseguido sus fuerzas y estuvieron cerca de exterminarlos. Su huida y consolidación de la alianza en Tlaxcala permitió reagrupar fuerzas y planear la siguiente campaña militar, toda a la vez que la llegada de enfermedades europeas a Mesoamérica había comenzado a debilitar la posición de Tenochtitlan. A principios de 1521 la situación estratégica se había revertido y ahora serían los tenochcas quienes serían forzados a permanecer a la defensiva, mientras los aliados aceleraban las acciones guerreras para la confrontación militar definitiva.

 

SITUACIÓN MILITAR AL COMENZAR 1521

En Tenochtitlan la situación política era muy inestable, resultado del debilitamiento imperial tras la ocupación de la capital y la mortandad debido a la epidemia de viruela. A finales de noviembre de 1520, tras apenas 80 días de reinado, el tlatoani Cuitláhuac se convirtió en una más de sus víctimas y su sucesor, Cuauhtémoc, debió ascender al trono sin medios ni tiempo para consolidar el poder. La constante deserción de aliados y tributarios fue enfrentada de inmediato, pero cada expedición punitiva o misión diplomática para recuperarlos costaba recursos que serían distraídos de la confrontación ante los aliados españoles, tlaxcaltecas y huexotzincas, principalmente. Por esta razón los tenochcas no pudieron emprender un ataque inmediato a la base de los aliados en Tlaxcala, además de que requerían la presencia del tlatoani para cimentar sus propias relaciones.

Estas consideraciones llevaron a Cuauhtémoc a mantener una prudente posición defensiva dentro de la Cuenca de México, aprovechando la cercanía de sus principales ciudades y recursos para fortalecer paulatinamente su capacidad mediante incursiones ofensivas. La situación geográfica favorecía en principio a los mexicas, quienes aprovechaban la ubicación central de Tenochtitlan-Tlatelolco para concentrar sus fuerzas y se apoyaban en el control de la mayoría de los centros urbanos para lanzar rápidos golpes a los aliados indígenas y españoles mediante sus canoas. La decisión de seguir una estrategia defensiva parecía arriesgada, pero fue probablemente correcta porque les permitió neutralizar las ventajas de la caballería y artillería europeas en el combate en campo abierto, podría asegurar el abasto de vituallas y pertrechos de guerra, permitía violentos contraataques y, con tiempo suficiente, la conformación de un ejército suficientemente poderoso como para atacar las bases de los aliados y derrotarlos de manera decisiva.

Las fuerzas aliadas de tlaxcaltecas, españoles, huexotzincas y otros grupos indígenas tenían frente a sí un panorama estratégico completamente distinto. La experiencia de las derrotas de 1520 había demostrado la necesidad de contar con una abrumadora superioridad numérica, la importancia de la planeación militar adecuada y de una estrategia política que complementara de manera adecuada los planes de guerra. Considerando la fuerte posición defensiva adoptada por los tenochcas, sería imposible someterlos mediante simples incursiones o batallas en campo abierto y su gradual empoderamiento terminaría por derrotarlos e invadir los territorios aliados. Por lo tanto, indígenas y españoles determinaron emprender una ofensiva prolongada, sostenida y definitiva para someter Tenochtitlan lo más pronto posible.

La postura ofensiva de los aliados fue clara desde finales de 1520, comenzando con una ofensiva despiadada y constante contra las ciudades aliadas o tributarias de la Triple Alianza en las orillas lacustres de la Cuenca de México y zonas aledañas. La combinación de esta guerra sin cuartel con el aprovechamiento de las luchas facciosas dentro del imperio les permitió dominar los valles centrales de Morelos y Puebla, culminando con la ocupación de Texcoco en diciembre. La captura de la segunda capital de la Triple Alianza, incluyendo el derrocamiento de su tlatoani por uno favorable a los aliados cristalizó y puso en marcha a principios de 1521 el plan político-militar ideado, según Bernal Díaz del Castillo, por la nobleza tlaxcalteca y los españoles.

La estrategia ofensiva delineada por la alianza se basaba en el debilitamiento de sistema imperial que sustentaba a Tenochtitlan mediante ataques indirectos primero; deserción de sus tributarios, ruptura de sus alianzas, destrucción de sus líneas de abastecimiento y paulatino debilitamiento logístico y de la capacidad de hacer la guerra. La paulatina ocupación de las principales ciudades y recursos imperiales lacustres obligaría a los tenochcas a refugiarse en las islas centrales, donde la superior movilidad de su flota de canoas debía ser neutralizada por los bergantines que estaban siendo construidos en Tlaxcala. El plan de los aliados indígenas y españoles sería destruir las bases militares del imperio para, sólo entonces, emprender la campaña de ocupación de la capital del imperio.

 

CONCLUSIÓN

El desarrollo de los hechos de guerra a finales de 1520 agotó los efectos de las victorias ganadas por Tenochtitlan. La epidemia de viruela, el debilitamiento del sistema imperial y la rápida muerte de Cuitláhuac obligaron a Cuauhtémoc a la cautela política y militar necesarias para fortalecer su ejército y capacidades de manera paulatina. Por estas razones, una estrategia fundamentalmente defensiva, que aprovechara las ventajas estratégicas de la Cuenca de México, pero que estuviera marcada por frecuentes ataques para retomar el control imperial fue el camino adoptado. Los aliados tlaxcaltecas, huexotzincas y españoles comprendieron que sus objetivos solamente podrían conseguirse combinando una estrategia con elementos políticos y militares en dos fases. La primera debía desbaratar el sistema imperial que permitía hacer la guerra a los tenochcas, mediante la cooptación, subversión, ocupación militar o golpes de estado de las ciudades lacustres. La segunda debía comenzar cuando la anterior fuera victoriosa y comenzaría con el asedio de Tenochtitlan.

 

Para saber más:

  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 2008.
  • Hernán Cortés, Cartas de relación, 25ª edición, México, Editorial Porrúa, 2018.
  • Hugh Thomas, Conquest: Montezuma, Cortés, and the Fall of Old Mexico, New York, Simon & Schuster, 1993.
  • Ross Hassig, War and Society in Ancient Mesoamerica, Berkeley, University of California Press, 1992.
  • Ross Hassig, Mexico and the Spanish Conquest, Norman, University of Oklahoma Press, 2006.
Para citar: Carlos Brokmann, La situación militar a principios de 1521, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2461/2460. Visto el 01/05/2024