La Segunda relación de Hernán Cortés

Hernán Cortés firmó su Segunda relación el 30 de octubre de 1520 en Segura de la Frontera (Tepeaca), aunque, por falta de navíos, no la envió a Castilla hasta el 5 de marzo del año siguiente. El original, cuya entrega confió a Alonso de Mendoza, no se conoce, pero el texto ha llegado hasta nosotros en copias manuscritas, la más antigua se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria, y en ejemplares impresos.

El alemán Jacobo Cromberger la editó por primera vez en Sevilla, el 8 de noviembre de 1522, semanas después de que a Cortés se le concediese la gobernación y la capitanía general de la Nueva España (15 octubre de 1522). Las veintiocho hojas sin foliar del texto impreso están precedidas por un grabado que representa a un joven monarca (sentado, con cetro y corona) ya utilizado en otras obras, como La historia de Alejandro Magno (Sevilla, 1496) y La crónica del rey don Rodrigo (1499). Antes de finalizar el año, la Segunda relación se publicó en francés en Amberes y también apareció un breve extracto en italiano en Milán. Al año siguiente se tradujo al holandés y en marzo de 1524, coincidiendo con la Dieta Imperial en Núremberg, se publicó en latín, edición que incluyó un grabado con dos imágenes: el mapa de Tenochtitlan y el perfil de la costa del golfo de México. La ilustración, coloreada en algunos ejemplares, difundió en Europa la imagen de la maravillosa ciudad construida sobre una laguna, descrita con admiración en el texto de Cortés.

De todas las relaciones de Cortés, la segunda es la más extensa y, sin duda, la más interesante por el carácter novedoso del relato, que anima al lector a seguir sus pasos, perfectamente calculados por el autor, consciente de que el destinatario de la narración era el rey y de que la escritura era proyección de sus acciones. Son muchos los acontecimientos que tienen cabida en esta relación, que cubre desde el despacho de los procuradores Montejo y Portocarrero a Castilla (julio de 1519) hasta finales de octubre de 1520. Son tantas las cosas que quiere contar que para ello sería necesario “proceder a infinito”, de ahí que seleccione los hechos más relevantes.

En la narración es posible diferenciar tres partes. En la primera, Cortés retoma el hilo narrativo en los arenales de Veracruz, donde ordenó dar al través las embarcaciones e inició el camino para adentrarse en la tierra. En la segunda trata de la entrada pacífica en la ciudad de Tenochtitlan tras su encuentro con Motecuhzoma Xocoyotzin, el 8 de noviembre de 1519. En ella describe espacios y construcciones y da cuenta de su salida hacia la costa tras conocer la llegada de Pánfilo de Narváez. En la tercera resumió la situación a su regreso a Tenochtitlan, los enfrentamientos con los naturales y la expulsión de la ciudad a finales de junio de 1520, el repliegue hasta Tlaxcala, la fundación de Segura de la Frontera y su voluntad de tomar la ciudad, horizonte de futuro con el que cierra la narración.

En el camino hacia el interior, Cortés se adueña del espacio mediante la escritura. Desde Cempoala, que llama Sevilla, hasta Tenochtitlan, se alternan los topónimos indígenas y los hispanos de poblaciones y accidentes geográficos. Aunque no oculta el papel de las lenguas (intérpretes) que lo acompañaban en el camino, Marina solo es mencionada como “una india de esta tierra”. Los sentimientos también afloran a lo largo del itinerario narrativo: el temor de verse alejado de la costa, en tierra tan poblada y sin esperanzas de socorro; la desconfianza, la prudencia y, sobre todo, la sorpresa porque lo que ven sus ojos no lo comprende con su entendimiento, hasta el punto de prevenir al monarca de que lo que escribe no es fábula y que muchas cosas no las sabe explicar.

Su avance hasta Tenochtitlan está jalonado con la narración de escaramuzas y enfrentamientos, entre ellos el que tuvo lugar en Cholula. En el camino suma aliados, a los que llama “los indios nuestros amigos” y percibe la situación geopolítica con el filtro del mundo que le era familiar, de ahí que señale que hay señorías como las de “Venecia y Génova o Pisa, porque no hay señor general de todos”, o que los pueblos amigos se dan por vasallos del rey.

Las referencias sobre la distancia que separa unas poblaciones de otras le permiten recrear el espacio, al que suma un paisaje que impacta a veces con llanos, otras con sierras ásperas o valles fértiles. Las ciudades son presentadas con tono laudatorio, comparándolas con referentes conocidos. Así, Iztaquimaxtitlán se equipara “con la mejor fortaleza que hay en la mitad de España”; de Zautla alaba sus construcciones, al igual que las casas de Iztapalapa, “tan buenas como las mejores de España”, edificaciones que también le sorprenden en Tezcoco. Tlaxcala, ciudad grande, casi increíble, “es mayor que Granada”, con un mercado provisto de todo tipo de artículos, incluso con loza mejor que la de España; Cholula, torreada y llana, es la ciudad “más hermosa de fuera que hay en España”. La sorpresa es continua, pero donde la pluma de Cortés se recrea es en “la Gran ciudad de Temixtitan”, imposible de resumir en unas planas de papel. Por ello, reconociendo las limitaciones de la palabra escrita, advierte que de cien partes solo podrá decir una y de tanta admiración que no se podrá creer. Si su emplazamiento en el agua era maravilloso, sus edificios, templos y el mercado son objeto de continuo asombro.

La descripción de la ciudad de Tenochtitlan traduce su fascinación. Para hacer comprensible el relato recurre a la comparación, pues es tan grande como Sevilla y Córdoba; las calzadas tan anchas como dos lanzas jinetas; la plaza del mercado de Tlatelolco dos veces la de la ciudad de Salamanca y los productos que allí se venden, tantos y tan variados que no puede expresarlos, en muchas ocasiones por no saber poner los nombres. Entre sus mezquitas o casas de ídolos con numerosas torres destaca una “que no hay lengua humana que sepa explicar su grandeza”, más alta que la de la iglesia mayor de Sevilla”. Frente a la admiración por lo urbano aparece el rechazo de los sacrificios humanos o la antropofagia, lo que lo lleva a derribar sus ídolos y a colocar en su lugar imágenes de la Virgen y de algunos santos.

Si en la primera relación, hoy perdida, pudo dar cuenta de la existencia de un gran señor en el interior de la tierra, en la segunda su escritura deslumbra y sorprende al lector con el retrato escrito de todo cuanto rodea al poderoso Motecuhzoma, cuyo señorío, según pudo entender, era “casi como España”. La figura del tlatoani, el tratamiento que recibía, cómo se vestía y le servían, sus casas, entre ellas la de los animales (zoológico) y las especies en él reunidas, son descritas con admiración. Su escritura es el medio con el que engrandece haber logrado que se declarara vasallo del emperador, tras convertirlo en rehén pocas jornadas después de entrar en la ciudad. El vasallaje de Motecuhzoma Xocoyotzin es un hecho controvertido, sobre el que falta mucho por saber, que Cortés narra desde su perspectiva y sin proporcionar demasiados detalles, remitiéndose a los autos que se hicieron ante escribano y que se perdieron cuando fueron expulsados de la ciudad.

Cortés también escribió en la Segunda relación sobre la situación que encontró a su regreso a la ciudad, el 24 de junio de 1520, y su expulsión a finales de mes. En este punto del relato, en el que la hostilidad se expresa con imágenes gráficas como la multitud de piedras y flechas que les tiraban los de la ciudad, que parecían que “el cielo las llovía”, apenas se detiene en los últimos días de Motecuhzoma, las circunstancias de su muerte y posterior suerte. En pocos renglones narra que, estando preso, pidió que lo sacasen para hablar a los suyos y que, cuando lo intentó, recibió una pedrada que días después le costó la vida, relato al que añadió “no sé lo que dél se hicieron”, aunque sí mostró curiosidad por conocer quién le sucedió, informando al rey que fue su hermano Cuitláhuac.

En los días adversos en Tenochtitlan su escritura se centra en señalar cómo intentaron defenderse construyendo tres ingenios de madera y, aunque sin ser prolijo, de cómo contaron con el auxilio de los naturales de Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo. La aciaga jornada de la expulsión, conocida como Noche Triste, es calificada por Cortés como “desbarato”, pese al elevado número de bajas entre los españoles y aliados indígenas, cuyo número reduce si se compara con los mencionados en otras fuentes. La retirada en las jornadas siguientes no fue fácil, hasta el punto de que llegó a escribir que el día del enfrentamiento en Otumba, nombre que omite, creyeron que era el último de sus vidas.

A lo largo del relato también tiene cabida la relación entre los españoles, así, la llegada de la gente de Francisco de Garay, teniente de gobernador de la isla de Jamaica, le permite escribir sobre el ardid para neutralizarlos; pasa de puntillas sobre el comportamiento de Alvarado en Tenochtitlan cuando él fue al encuentro de Pánfilo de Narváez, hecho que si recrea su pluma dando cuenta de cómo planificó el ataque a su real en medio de la noche y cómo lo desbarató.

Cortés concluye la relación manifestando al monarca su férrea voluntad de volver sobre la ciudad de Tenochtitlan y adelantando la construcción de doce bergantines para entrar en la laguna. También aprovechó la ocasión para solicitar al monarca que aprobase que la tierra se llamase la “Nueva España del Mar Océano”, nombre que le dio, y le previno del envío de una carta en la que pedía el envío de una persona de confianza para informarle de todo lo que le contaba.

Aunque, por las quejas de Pánfilo de Narváez, la impresión de las Relaciones de Cortés se prohibió en Castilla en 1527, la temprana difusión en Europa de la Segunda relación y las ediciones que posteriormente aparecieron fuera de la península, contribuyeron a difundir la imagen de Cortés y de Tenochtitlan, la ciudad que sedujo su pluma y en la que vio pasado y futuro “por ser la cabeza de todo”.

 

Para saber más:

  • Cortés, Hernán, Cartas de relación, edición, introducción y notas de Ángel Delgado Gómez, Madrid, Clásicos Castalia, 2016.
Para citar: María del Carmen Martínez Martínez, La Segunda relación de Hernán Cortés, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2388/2382. Visto el 19/04/2024