Más allá del istmo: los territorios independientes de la costa sur y Centroamérica

Para entender las conquistas indo-españolas en lo que hoy es el sur de México y América Central hay que comprender que fue la continuación y extensión de la expansión de los mexicas en esos mismos territorios, unos años atrás.

En 1520, el imperio tenochca se extendía de forma tenue hasta el istmo de Tehuantepec occidental con la mira puesta en Centroamérica. El cacao, mercancía primordial, se cultivaba desde el Soconusco de Chiapas hasta las tierras de los xinka y náhuat-pipil en lo que hoy es el pacífico sur de Guatemala y El Salvador. El sur de Mesoamérica también era fuente importante de obsidiana del altiplano central de los mayas kaqchikel y del oriente sur de los mayas ch’orti’ (frontera con Honduras), y de sal y achiote de la selva tropical central de los mayas itzah y q'eqchi' (incluyendo lo que hoy es Belice). Huaxyacac (Oaxaca) conquistado y colonizado por Motecuzoma Ilhuicamina a mediados del siglo XV, fue un punto clave en la ruta entre el centro de México y la costa pacífica sur. Ahuitzotl lanzó campañas militares contra Huaxyacac en 1494 y contra la región de Tehuantepec en 1497, este último como respuesta al supuesto asesinato de los pochtecas imperiales.

A finales del siglo XV, los tenochca lograron establecer una guarnición en la boca costa del Soconusco, Chiapas, fuente importante del tributo en cacao, plumas, ámbar, copal, jade y otros productos de valor excepcional como demuestra la Matrícula de Tributos. Evidencia de su ubicación fronteriza, la gente local de Xoconochco pagaba el tributo doble a los tenochca y también a la confederación maya k’iche’ basada en Q’umarkaj (Utatlán, Guatemala) que se había extendido hasta el Soconusco desde el sureste. Los k’iche’ construyeron defensas contra la amenaza tenochca y enviaron regalos a Tenochtitlan bajo la presión de un séquito de pochteca visitantes, a principios del siglo XVI. Moteuczoma Xocoyotzin seguía presionando fuertamente a Huaxyacac y a los mayas y mixe-zoque-popolucas de Chiapas, en tres campañas separadas entre 1502 y 1515. En 1510 los pochtecas imperiales también hicieron contactos directos con los kaqchikel del altiplano central guatemalteco.

Los pochtecas seguían, bajo muchos riesgos, sus viajes a lo largo de la ruta oaxaqueña hacia Centroamérica en la segunda década del siglo XVI. Según los cronistas españoles, los mayas chiapanecos fueron particularmente celosos de su territorio, capturando y ejecutando a mercaderes tanto del centro de México como de los pueblos vecinos zoque. La competencia entre los muchos grupos independientes de las regiones mixteca, zapoteca, mixe, zoque, popoluca, maya, y otros, frustró las ambiciones de los tenochca de cruzar el istmo.

Desde Oaxaca, dos rutas dieron entrada al sur. Los manglares del Soconusco se convirtieron en un sistema de canales que los españoles se inclinarían en evitar. La vía terrestre, recta y plana pero difícil de atravesar durante la época lluviosa del año, seguía por la franja de la costa desde Tiltepec cerca de Tonalá (Chiapas) a Ayutla (Guatemala) y continuó por toda la costa hasta Cuscatlán y Acajutla (El Salvador), con la opción en Zapotitlán de dejar la ruta costera para otro camino rumbo al altiplano maya de la Sierra Madre (territorio k’iche’) y bajar hacía Chimaltenango (territorio kaqchikel) para reunirse otra vez con el camino costero en Escuintla (territorio náhuat-pipil) hasta Cuscatlán. Son los mismos caminos que guiarían una nueva alianza nahua-zapoteca-española a Centroamérica después de la caída de Tenochtitlan en 1521.

Al ganar la guerra contra Tenochtitlan, los vencedores tlaxcaltecas, cholultecas, acolhuas, y de otros altepetl, y los españoles – con asesoría vital de los derrotados tenochca – prestarían su atención a los territorios más lejanos del antiguo imperio. Una alianza con los zapotecas de Tehuantepec (facilitado por sus acuerdos anteriores con la Triple Alianza) resultaría en la derrota e incorporación de los mixtecas de Tututepeque y los zapotecas de Xalapa, rivales de Tehuantepec, en 1522. El acuerdo de los zapotecas de Tehuantepec con los nahuas y los españoles sería clave en la toma de poder de los caminos rumbo a territorios maya del occidente. A partir de 1523 varias entradas contra los maya y mixe-zoque-popoluca de Chiapas lograrían paso libre.

La invasión nahua-española-zapoteca del territorio k’iche’ comenzaría en 1524. Después de batallas sangrientas, los invasores vencerían a los k’iche’ con el aporte de los kaqchikel de Iximché que habían luchado por décadas contra Q’umarkaj. Dentro de seis meses los kaqchikel rechazarían su alianza sobre todo con los españoles bajo el mando de Pedro de Alvarado, poniéndolos a la defensiva con una gran rebelión. Sin embargo, en 1525 los invasores realizarían entradas contra los xinka y náhuat-pipil de la costa y los maya mam de Huehuetenango, fortalecidos por la llegada de fuerzas nahua-españolas que habían llegado a Honduras por mar como parte de campañas distintas. Otra invasión masiva desde México tendría lugar en 1527 y lograría conquistar el corazón del territorio kaqchikel, provocando una guerra que duraría hasta mediados de la década de los 1530. El Lienzo de Quauhquechollan – un gran mapa pintado por los aliados quauhquecholteca, ahora en el Museo Regional de Cholula – narra la invasión de 1527. Muestra no sólo el camino costero desde Oaxaca sino también múltiples antiguas rutas de comercio y de guerra dentro de Centroamérica que se habían utilizado y disputado desde hace siglos, ahora tomados por invasores del norte.

Al final de cuentas los tenochcas y sus socios obtendrían su deseo de extenderse hacia Centroamérica, pero no como los líderes del gran imperio de la Triple Alianza sino como miembros subordinados de una nueva agrupación política liderada por los tlaxcalteca, los cholulteca, los zapoteca de Tehuantepec, y los españoles. Ayudarían a fundar colonias por toda Centroamérica, donde estarían conocidos colectivamente como los “mexicanos y tlaxcaltecas” a menudo sin distinguirse: una gran ironía de la historia.

 

Para saber más:

  • Florine Asselbergs, Los conquistadores conquistados: El Lienzo de Quauhquechollan, una visión nahua de la conquista de Guatemala (CIRMA,
  • Amalia Attolini Lecón, “Intercambio y caminos en el mundo maya prehispánico,” en Caminos y mercados de México, coords. Janet Long Towell y Amalia Attolini Lecón (UNAM, 2009), 51-78.
  • Alonso Barros van Hövell tot Westerflier, “Cien años de guerras mixes: territorialidades prehispánicas, expansión burocrática y zapotequización en el Istmo de Tehuantepec durante el siglo XVI,” Historia mexicana 57,2 (2007), 1131-1133.
  • Pedro Escalante Arce, Los tlaxcaltecas en Centro América (San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, 2001).
  • Janine Gasco, “Transformaciones en Xoconochco en el Posclásico Tardío,” en Historia y Cultura. Ensayos en Homenaje a Carlos Navarrete Cáceres, coords. Carlos Uriel del Carpio Penagos, Alejandro Sheseña Hernández y Marx Navarro Castillo (UNICACH, 2017), 115-126.
Para citar: Laura Matthew, Más allá del istmo: los territorios independientes de la costa sur y Centroamérica, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2254/2241. Visto el 01/05/2024