Los alimentos y el poder

A la llegada de los españoles en 1519 el contexto político de Mesoamérica era muy complejo. Los distintos pueblos indígenas pactaban alianzas militares para hacer la guerra en contra de enemigos comunes; los mexicas habían logrado un sólido poderío que colocaba a la México-Tenochtitlan en ventaja frente a otras ciudades, su capacidad económica era la mayor de toda la región.

Motecuhzoma procuró investigar quiénes eran esos extranjeros, qué hacían ahí y cómo podía sacar ventaja de ellos para ampliar su dominio frente a los pueblos enemigos. Para ello, entre otras cosas, pidió a sus mensajeros que indagaran en lo que comían los conquistadores. Él "maravillose de la comida de los españoles"[1]. Pues sus mensajeros le dijeron: “son como alimentos humanos: grandes, blancos, no pesados, cual si fueran de paja. Cual madera de caña de maíz, y como de médula de caña de maíz es su sabor. Un poco dulces, un poco como enmielados: se comen como miel, son comida dulce." ¡Qué extraordinaria descripción de los bizcochos hispanos!

Sabiendo esto y con la intención de atraerlos a su causa, Motecuhzoma mandó a unos sacerdotes los cuales "tenían que tener a su cargo todo lo que les fuera menester [a los españoles] de cosas de comer: gallinas de la tierra, huevos de éstas, tortillas blancas. Y todo lo que aquellos pidieran, o con que su corazón quedara satisfecho. Que los vieran bien.” [2]

Pero las cosas cambiaron cuando los españoles decidieron caminar hacia México-Tenochtitlan. A partir de ese momento se encontraron con pueblos hospitalarios y pueblos hostiles. Esa distinción le permitió a Cortés distinguir aquellos que serían fieles a su causa de los que no. Y fue que guiado por su estómago provocó, meses más tarde, la famosa matanza de Cholula.

Los tlaxcaltecas ya le habían prevenido respecto a la alianza de los cholultecas con los mexicas y el peligro que representaba entrar a Cholula donde ellos no los podrían acompañar. Aún así, y con todas las precauciones, llegaron a la ciudad. Dejemos que prosiga el relato el mismo conquistador: "Y con esta solemnidad nos llevaron hasta entrar en la ciudad, y nos metieron en un aposento muy bueno adonde toda la gente de mi compañía [excepto los tlaxcaltecas y cepoaltecas] se aposentó a mi placer. Allí nos trajeron de comer, aunque no muy cumplidamente"[3].

El conquistador distinguió la tensión política al sentir insatisfacción por una mala comida. Se cuestiona por qué en una ciudad rica y con un recibimiento especial, no son capaces de darle un buen banquete como el que había recibido en otros lugares. La versión de Bernal es más prolija y cuenta que los cholultecas "trajeron bastimentos de gallinas y pan de su maíz"[4].  Al día siguiente Cortés recibe nuevamente a tres caciques y dos sacerdotes que le dicen: "Malinche: perdónanos que no fuimos a Tescala a te ver e llevar comida, no por falta de voluntad, sino porque con nuestros enemigos Maseescasi e Xicotenga e toda Tascala, e que han dicho muchos males de nosotros e del gran Montezuma, nuestro señor.  a en [ya la ciudad] nos dieron de comer aquel día e otro muy bien e abastadamente. Pero al tercero día ni nos daban de comer ni parecía cacique ni papa"[5].

Fue así que Cortés confirmó la hostilidad de los cholultecas que su estómago le decía y puso a prueba a los embajadores de Motecuhzoma que le acompañan. Les solicitó "que mandasen a los caciques a traer de comer, e lo que traían era agua e leña; e unos viejos que lo traían decían que no traían maíz"[6]. ¿En Cholula y sin maíz? Se debieron preguntar los españoles. La confrontación no se hizo esperar, pues otros embajadores de Motecuhzoma "dijeron muy desvergonzadamente que su señor les enviaba decir que no fuésemos a su ciudad [de México Tenochtitlan] porque no tenía que nos dar de comer"[7].

Para salir de dudas Cortés "preguntó [a un cacique] con nuestras lenguas que por que habían miedo e que porque causa no nos daban de comer, y que si reciben pena de nuestra estadía en su ciudad, que otro día por la mañana nos queríamos partir para México a ver e hablar al señor Montezuma (...) Y el cacique estaba tan cortado, que no acertaba a hablar, y dijo que la comida que la buscarían; mas que su señor Montezuma les a enviado a mandar que no la diesen, ni quería que pasásemos de ahí adelante"[8]. Quizás el tlatoani pensó que al no tener alimento, los españoles simplemente se volverían por el camino andado y desistirían de llegar a su ciudad. El trágico desenlace fue la matanza por el asalto de los españoles que conocemos como la “Matanza de Cholula.” Y fue por las causas de la panza que los españoles actuaron con toda la violencia en Cholula.

 

[1] Sahagún, Bernardino (fray). Historia general de las cosas de la Nueva España. México. Porrúa. 1989. p.728.

[2] Ibidem, p. 766.

[3] Hernán Cortés, op. cit., p. 42.

[4] Ibidem, p. 26.

[5] Ibidem, p. 163

[6] Ibidem, p. 163.

[7] Ibidem, p. 163.

[8] Ibidem, p. 163.

Para citar: Rodrigo Llanes, Los alimentos y el poder, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1513/1496. Visto el 29/04/2024