En la segunda semana de mayo de 1520, Hernán Cortés salió de México-Tenochtitlan rumbo a Vera Cruz, resuelto a enfrentar a Pánfilo de Narváez y su expedición de 800 hombres que venían a prenderlo por rebelarse contra el gobernador de Cuba, Diego Velázquez. En su amoxtli de esta semana, Carlos Brokmann describe la composición y los orígenes de la expedición de Narváez, así como la vida y carácter de este capitán.

Al frente de 260 españoles, un número muy inferior al de sus enemigos, Cortés estaba en una posición de clara desventaja. Contaba con el apoyo de sus aliados indígenas, pero este no era tan seguro. Según Bernal Díaz del Castillo, los tlaxcaltecas se negaron a ayudarlo a enfrentar a otros españoles, pues temían la fuerza de sus caballos y la letalidad de sus armas de fuego. Según menciona Marco Cervera, en su amoxtli, sin embargo Cortés buscó y obtuvo el apoyo de otros indígenas y de parte de las tropas tlaxcaltecas. Con eso mejoró su posición frente a sus enemigos españoles.

En este momento en que las alianzas con los pueblos indígenas resultaron clave para el desarrollo de la expedición de conquista, el amoxtli de Luis Vázquez, nos recuerda la manera en que se construyó el acercamiento entre los españoles y los tlaxcaltecas, las batallas y negociaciones que lo permitieron y la diferente explicación que tuvieron de él los unos y los otros.

La decisión de atacar frontalmente a Pánfilo de Narváez demuestra que para Cortés la presencia de este enemigo, que lo desprestigiaba ante los indígenas aliados y ante sus rivales, era la mayor amenaza pues ponía en peligro el delicado equilibrio diplomático que había construido a lo largo de meses.

En las siguientes semanas, todo habría de cambiar.